Lyles busca divertir y ser el rey de la velocidad en París 2024
Triunfador. Divertido. Histórico.
Cuando terminen los Juegos Olímpicos en París, Noah Lyles espera ser todo eso y tal vez más. El velocista de 26 años, que desborda confianza, piensa que puede ganar medallas, romper marcas y poner el atletismo en las pantallas de Estados Unidos durante más de 10 días cada cuatro años.
Son metas ambiciosas. Quiere ganar los 100 y 200 metros y tal vez un relevo o dos, con lo que entraría en una elite a la que pertenecen atletas como Usain Bolt, Carl Lewis o Michael Johnson. Desea popularizar de nuevo el atletismo —ésa es una misión muy distinta y compleja, pero Lyles no ha mostrado temor de acometerla.
“Quiero que todos sean capaces de ver las historias que creamos, los momentos que se comparten y los grandes eventos que tenemos”, recalcó. “Y necesitamos que las personalidades sean capaces de mostrar esto, porque simplemente salir ahí y ganar no significa que todos estén mirando”.
Mediante documentales de los entretelones para atraer a nuevos aficionados, Lyles tiene una estrategia en dos etapas: La primera consiste en dominar las carreras de velocidad. La segunda apunta a convertirse en una personalidad a la que hay que ver, porque trasciende el deporte, tal como lo hacía Bolt.
Lyles pasó el último año o más preparando el terreno para esa segunda parte.
Ha abierto las puertas de su vida para dos documentales. El primero es “Untitled: The Noah Lyles Project" y surgió el año pasado. El segundo, una producción de Netflix llamada “SPRINT”, debutó este verano.
Este último documental muestra a Lyles como el personaje principal entre numerosos deportistas olímpicos, incluida Sha’Carri Richardson y el grupo de velocistas de Jamaica.
Cuando no está en la TV, Lyles ha cultivado una imagen peculiar fuera de la pista.
Su llegada a los encuentros se ha convertido en un suceso. Ha vestido desde un suéter verde con agujeros semejantes a las ventanas de una iglesia, hasta pantalones de cuero negro y un traje azul marino con las franjas de Adidas a los costados de los pantalones.
Ése último fue el atuendo del preolímpico, donde fue saludado por Snoop Dogg, quien cargaba un portafolios que ambos abrieron a fin de revelar la indumentaria que Lyles vestiría para la final de los 100 metros.
“Es para mantener la expectativa”, dijo Lyles. “Si vas a generar emoción e interés, tienes que hacer que la gente se pregunte: ¿qué hay en el maletín?”.
CUESTIONAMIENTO A LA NBA
Hacer que otros lo sigan en un deporte repleto de solistas es apenas parte del recorrido que Lyles busca completar. Otra parte pudo quedar ilustrada el año pasado, cuando al articular su visión para el atletismo tras completar el doblete de los 100 y 200 metros en el mundial, hizo una comparación entre su deporte y la NBA.
“Lo que me lastima más es que tengo que mirar las Finales de la NBA, y ellos tienen la frase de ‘Campeón Mundial’ en la cabeza", refirió. “¿Campeones mundiales de qué? ¿De Estados Unidos?”.
El momento viral generó bastantes críticas en las redes sociales. La sola mención de la NBA llamó más la atención que cualquier cosa que hubiera hecho en la pista esa semana. Y eso lo dijo todo sobre la situación actual de este deporte en la jerarquía global.
Según World Athletics, el atletismo es el octavo deporte más popular en Estados Unidos. Los dirigentes querrían verlo entre los primeros cuatro antes de que los Juegos Olímpicos se realicen en Los Ángeles en 2028.
¿Es mucho pedir que un hombre encabece ese resurgimiento?
“Ha sido grandioso ver la forma en que Noah se ha colocado ahí y ha entendido lo que quieren ver los aficionados”, dijo Johnson, cuatro veces campeón olímpico, quien está creando una liga de atletismo, diseñada para llamar más la atención y captar más dinero.
Un retorno de Lyles, tras las penurias que pasó durante la pandemia, parece enrumbarlo a la misma meta que Johnson.
Hace dos años, durante el Mundial de atletismo en Eugene, Oregon, Johnson tomó la mano de Lyles y la levantó en el aire. Poco antes, Lyles había establecido un tiempo de 19,31, que rompió por una centésima de segundo el récord estadounidense de los 200 metros, impuesto por Johnson 26 años atrás.
Fue un momento simbólico acerca del retorno de Lyles. Tal vez estaba incluso en camino de romper el récord mundial de Bolt, de 19,19.
En 2021, con los Juegos Olímpicos pospuestos un año y con los estragos mundiales por el COVID, Lyles cayó en una depresión profunda que impactó su desempeño en Tokio.
Su tercer lugar ahí, frente a una grada prácticamente vacía que no incluyó a su familia, marca la última carrera de 200 metros que ha perdido.
Se ha expresado abiertamente sobre sus problemas de salud emocional. A comienzos de este verano, cuando se le preguntó qué lo impulsaba a la mejoría actual, respondió: “En primer lugar, que no estoy deprimido”.