Face/Off: Cómo Nicolas Cage, Die Hard y Johnny Depp ayudaron a hacer un clásico de acción
Ninguna película ha sido más tonta, más sangrienta o ha sido más del estilo de Nic Cage que el clásico de John Woo de 1997. A medida que la película se acerca a su 25 aniversario, y se parodia en la sátira gonzo de Cage The Unbearable Weight of Massive Talent, Tom Fordy explora su loca producción y la extraña razón por la que Johnny Depp la rechazó
Nicolas Cage se encontró cara a cara con su propia imagen. Estaba perturbado. No fue la visión de John Travolta con el propio rostro de Cage injertado, como sucede cuando los actores intercambian lugares en la película de acción Face/Off de 1997, sino la visión de una réplica tamaño natural de sí mismo. Tenía cabello, arrugas, rasgos faciales controlados a distancia y un sistema interno que permitía al maniquí de Cage hacer como que respiraba. Él y Travolta habían sido recreados como maniquíes robotizados para la escena clave de la cirugía en la que sus rostros son cortados e intercambiados.
“Aparentemente, Nic vio la réplica y se sintió muy afectado”, dice Michael Colleary, coguionista y productor de Face/Off. “Tenían que entrar y despejar el set o algo, así que Nic pudo entrar y verlo... ¡parecía que estaba muerto! ¡Se volvió loco!”, se ríe Mike Werb, socio guionista y productor de Colleary.
En la nueva comedia de acción autosatírica que se estrena en cines este viernes 22 de abril, The Unbearable Weight of Massive Talent, Cage se encuentra con una réplica similar, al estilo de las de Madame Tussauds. Es un guiño a la legítima reputación de Face/Off como una de las cosas al más puro estilo de Nic Cage que sucedieron en toda la historia de locuras del actor. Hoy, a 25 años de su estreno, Face/Off sigue siendo parte de la Sagrada Trinidad de acción de los noventas de Cage, junto a The Rock (1996) y Con Air (1997). Salió justo un año después de que el actor ganara su Oscar por Leaving Las Vegas y su impresionante interpretación como un borracho suicida. Travolta, por su parte, vivía el resurgimiento después de la vanguardista genialidad de Pulp Fiction (1994) y Get Shorty (1995). Había sido etiquetado, de forma divertida si lo vemos ahora, “el hombre más genial del mundo” por la revista Empire en abril de 1996.
En Face/Off, Cage y Travolta interpretan a un par de enemigos mortales: Cage es Castor Troy, un terrorista a sueldo que viste sotana (”¡Soy Castor Troy! ¡WUUUU!”); Travolta es el amargado agente del FBI Sean Archer, cuyo hijo fue asesinado unos años antes por Troy en un atentado fallido. Un intenso tiroteo entre ambos deja a Troy en coma, obligando a Archer a localizar y desactivar la última bomba del malo. ¿Pero cómo? Con un transplante de cara y haciéndose pasar por Troy en una prisión ultrasecreta, de donde Archer puede sacar subrepticiamente información sobre el hermano encarcelado de Troy. Mientras tanto, el verdadero Castor Troy despierta de su coma, descubre que no tiene cara, y se injerta la cara de Archer (de todas formas estaba vacante), tomando el lugar de Archer como un importante agente federal y un hombre de familia imperfecto.
Tan ridículo es el concepto de Face/Off que cuando Colleary y Werb se lo presentaron a su agente, se rieron de ellos y los sacaron de la oficina. “Pero una vez que dimos con la idea, no pudimos dejar de escribir”, cuenta Werb. Concebida en 1990, Face/Off surgió inmediatamente después de Die Hard. “La pregunta era ‘¿dónde está el próximo Die Hard? ¡Muéstrame el próximo Die Hard!”, recuerda Colleary, quien junto con Werb, trataba de afianzarse en el negocio del cine.
Hollywood estaba gastando mucho dinero en guiones especulativos originales, y las ideas de alto concepto, llenas de adrenalina, estaban empezando a expulsar al cine de acción estilo Schwarzenegger y Stallone que había reinado en los años ochenta. Las películas tipo Speed y The Rock, junto con otras variantes de Die Hard, pronto suplantaron el poder neumático y de músculos aceitosos de Commando y Rambo. “Nos reunimos y dijimos ‘¿cómo sería nuestra Die Hard?’”, recuerda Colleary.
“Nos asombró lo malas que eran algunas de estas películas de acción”, cuenta Web. “El malo siempre estaba desnudo en un hotel, haciendo lagartijas con un solo brazo y planeando dominar el mundo”. Para muestra, Die Hard 2: abundante en ejercicios al desnudo y astutas conspiraciones. “Una de las cosas que pensamos fue: ‘¿Por qué el malo no puede ser tan interesante como el bueno?’, lo que finalmente se transformó en: ‘¿Por qué el malo no puede ser el bueno?’”.
Face/Off comenzaba, como Die Hard, en una prisión, inspirada en parte en el motín de 1971 de la prisión de Attica y en parte en el clásico de gángsters White Heat, en el que un agente federal se infiltra en una cárcel para interrogar al máximo criminal James Cagney. “Trabajamos bajo la idea de que nuestro héroe se infiltra como otra persona”, explica Colleary. “Luego se convirtió en que alguien afuera asume su vida. ¿Pero cómo funciona? Realmente nos refugiamos en la idea de un intercambio facial”.
La historia se ambientaba originalmente 100 años en el futuro, una manera fácil de explicar la cirugía de cambio de cara, y abría con una escena en un banco de órganos, que era como un banco normal. “Podías conseguir lo que quisieras si tenías suficiente dinero”, describe Werb. En la película final, se mantiene un aspecto futurista: una prisión de alta tecnología en la que los reclusos son controlados por botas magnéticas gigantes.
El poderoso productor Joel Silver retomó el guión para Warner Bros, pero hubo enfrentamientos creativos entre los escritores y el estudio. Warner Bros optó por hacer Demolition Man en su lugar, una pelea ambientada en el futuro (pero que envejeció muy mal) entre Sly Stallone y Wesley Snipes. “Nunca tuvimos ningún apoyo en Warner Bros”, revela Colleary. “Ya tenían Demolition Man en proceso y lo vieron como la misma cosa: acción futurista, enfrentamiento mano a mano, ¿cuál es la diferencia?”. Gracias a un descuido, Colleary y Werb recuperaron los derechos. “Al día siguiente, tres estudios distintos llamaron para tratar de conseguir el guion”, relata Werb.
Después de que Paramount Pictures se subiera al barco, hubo otro punto de inflexión cuando Steven Reuther y el actor Michael Douglas se incorporaron como productores. Douglas había leído todos los borradores del guion y les dijo a los escritores: “Este es un thriller psicológico disfrazado de película de acción. Escriban esa película y conseguirán no solo estrellas de cine, sino grandes actores”. Douglas explicó que Face/Off presentaba un desafío único para los actores. “Si se nos ofrece el bien y el mal, siempre es como gemelos idénticos”, dijo Douglas, hablando como actor. “Esto es algo diferente”.
Colleary y Werb habían escrito originalmente su película con Schwarzenegger y Stallone en mente, las estrellas de acción más grandes de Hollywood. Podían jugar con los conocidos personajes de ambos, como Stallone guiñando y diciendo “Volveré”. Otros dúos también se discutieron. “¡Bruce Willis y Alec Baldwin! ¡Mick Jagger y David Bowie!”, expresa Colleary. “Cuando Michael Douglas llegó para producir, le dijimos: ‘¿Por qué no lo haces tú con Harrison Ford?’”.
John dijo algo como: ‘¿Es posible que subas de peso antes de filmar esta película?’. Nic respondió: ‘No, no lo creo’.
Sin embargo, Paramount quería a Johnny Depp, quien potencialmente habría sido el coprotagonista de Cage. Douglas incluso fue al set del thriller de acción que protagonizaba el actor, Nick of Time, y trató de convencerlo. Depp aparentemente había leído el guion de Face/Off, pero perdió el interés cuando se dio cuenta de que no se trataba de hockey. Cage, mientras tanto, estaba filmando la cinta que buscaba ser la versión de Die Hard en un avión, Con Air, en ese momento (Cage ha dicho que Face/Off y Con Air, estrenadas el mismo año, es su “álbum doble”). Una vez que Cage y Travolta fueron elegidos, se reunieron en la casa de Reuther. “Organizaron una pequeña cena. Nos íbamos a reunir con Nic y John por primera vez”, narra Werb. “Travolta llegó primero. Fue muy amable, conversador y agradable. Entonces, mientras hablábamos con él, John se quedó congelado y vio detrás de nosotros como si no estuviéramos allí. Nic Cage había llegado. Los dos comenzaron a conectar y hablar sobre las peculiaridades más famosas en pantalla del otro: ‘En esta película hiciste esto, en esta otra película hiciste aquello’. Casi al mismo tiempo, Michael y yo retrocedimos detrás de una palma y nos dimos la mano. Dijimos: ‘¿Sabes qué? ¡Esta película va a funcionar!’”.
Cage y Travolta se estudiaron atentamente. Travolta, dice Colleary, es un imitador natural y se hacía pasar por otras estrellas: Jimmy Cagney, Edward G. Robinson, Barbra Streisand. Cage y Travolta, sin embargo, estaban juntos en relativamente pocas escenas, así que miraban los diarios para tener una idea el uno del otro. Cage estaba dispuesto a imitar a Travolta hasta cierto punto. Colleary y Werb recuerdan haber hecho cola en una especie de buffet con ambos antes de comenzar a filmar. Travolta llenó su plato con carbohidratos y chuletas de cordero, y miró a Cage, que tenía una modesta ración de col y ensalada. “John le dijo algo como: ‘¿Es posible que subas de peso antes de filmar esta película?’”, se ríe Werb. “Nic respondió: ‘No, no lo creo. Voy a filmar Con Air, ¡he estado en prisión por años!’. John dijo: ‘No es tu problema, ¡es mío!’. Empezó a devolver las chuletas de cordero”, cuenta divertido Colleary.
Con respecto a su apariencia, Travolta tenía dudas sobre un chiste, en donde Troy lamenta su nueva apariencia: “¡Esta nariz, este cabello, esta barbilla ridícula!”. Llamó a los escritores y les preguntó sobre la broma, para asegurarse de que no se estuvieran burlando de él. Le aseguraron: “John, eres famoso por ser una de las personas más guapas de la Tierra. ¡Pero ahora mismo, eres Nic Cage! Y Nic Cage como Castor Troy es un completo narcisista, ¡nadie es más guapo que él!”.
Face/Off siempre fue más que un espectáculo de dos hombres. Igual de crucial fue el director John Woo. A mediados de los noventa, Woo ya era una leyenda del cine de acción de Hong Kong: innovador y maestro de los tiroteos en cámara lenta, enfrentamientos con pistolas en la cara, largas gabardinas y pistolas dobles lanzando balas. Colleary y Werb conocieron a Woo por primera vez cuando el director estaba editando Broken Arrow, otro filme de acción mano a mano con Travolta (en este caso, contra Christia Slater). “¡Face/Off es el mejor guion de acción que he leído!”, fueron las primeras palabras que Woo les dijo a los escritores.
Otros directores se habían unido al proyecto de Face/Off, cada uno queriendo llevar el concepto en su propia dirección, pero Woo entendió algo que los demás aparentemente no entendieron: que Face/Off era fundamentalmente sobre los personajes, no sobre la acción. Según Colleary y Werb, todo lo que Woo quería hacer era hablar sobre los personajes. Mantuvo cerca a los escritores todo el tiempo durante la producción, y agregó sus propios detalles de personaje: el gesto amoroso de Archer pasando la mano por su cara; Troy atando las cintas de su infantil hermano fabricante de bombas, Pollux (Alessandro Nivola, visto recientemente en The Many Saints of Newark).
Las apuestas personales surgen de un giro deliberado en el género de acción: la bomba de tiempo de Troy es desactivada con indiferencia, la verdadera amenaza es el control de Troy sobre la familia de Archer. El principio organizador de la historia, explican Colleary y Werb, es que estos enemigos mortales se vuelven “mejores personas en la vida del otro de lo que eran en su vida propia”. Vemos a Troy, haciéndose pasar por Archer, siendo un esposo más atento para la abandonada esposa de Archer (Joan Allen) y un improbable mentor para su rebelde hija (Dominique Swain). Vemos a Archer, haciéndose pasar por Troy, convirtiéndose en un padre para el abandonado hijo de cinco años de Troy. Face/Off es más profunda de lo que parece.
Aún así, a pesar de todos los matices de los personajes, equilibrados por la manía diabólica de Cage, Face/Off fue una excusa para hacer acción de primera para Woo, un director al que le gusta aumentar la intensidad mientras filma; lanzar grandes explosiones contra la pared y ver qué pega. Comenzando con una persecución por una pista de aterrizaje (Travolta en un helicóptero, Cage en un avión), la cinta es una clase magistral de cómo aumentar la acción excepcionalmente: un tiroteo épico mientras suena la balada característica de The Wizard of Oz ,‘Over the Rainbow’ (”Me alegra mucho que la dejaran”, comentó Woo sobre la canción una vez, “porque le dio mucho significado a la escena de asesinato”); una ceremonia conmemorativa que se convierte en una persecución en lancha. Desde luego, ¿por qué resolver un rencor personal con una charla de caballeros o un simple puñetazo cuando puedes meter a dos dobles de riesgo en una lancha y lanzarlos 25 pies en el aire? (”Eso me atrapa siempre”, confesó Colleary sobre la peligrosa escena).
Esas florituras características de Woo (la cámara lenta, los enfrentamientos, las pistolas dobles) se convierten en un ejercicio de dualidad: Cage y Travolta son imágenes espejo uno del otro, extensiones de la misma entidad, que giran en círculos en un baile mortal, armas preparadas, emparejadas, extrañamente en sintonía. En la imagen definitoria de la película, Cage y Travolta se paran a cada lado de un espejo de dos caras, mirándose a sí mismos en el último enfrentamiento autorreflexivo. “[Woo] estaba muy orgulloso de eso”, señala Colleary sobre la toma. “Yo estaba en el set cuando lo bloqueó y tenía a dos tipos parados de espaldas. Dije: ‘Sí, se ve genial...’ Fue hasta que la vi que pensé: ‘¡Esa es la película! ¡Ese es el póster, eso es todo!”.
Tal como Michael Douglas les había dicho a los escritores en su primera reunión, Face/Off era un desafío actoral único: no solo interpretar al héroe y al villano, sino interpretar a uno haciéndose pasar por el otro; que ambos imitaran y agregaran capas a un personaje ya establecido por otro actor. La versión de Travolta de Castor Troy se vuelve más siniestra: silenciosamente calculadora, como un hombre con un propósito más allá del caos, quiere convertirse en un “héroe estadounidense” y corromper a la familia de Archer. Travolta también encuentra una pizca de remordimiento en Troy cuando se ve obligado a visitar la tumba del hijo muerto de Archer (el muchacho que Troy mató años antes) y se enfrenta al dolor.
Cage como Archer, por el contrario, se tambalea en el borde. Haciéndose pasar como un sociópata altamente peligroso, casi se pierde a sí mismo en la violencia, mientras trata de mantener enterrada su inherente bondad y su agitación emocional. “En cierto modo, Nic tuvo un trabajo de actuación más difícil”, opina Werb. “Cuando Nic era Sean Archer, tenía que actuar como si fuera Castor Troy, pero la humanidad de Sean Archer tenía que traslucir en todo momento”.
Más allá de la cirugía en sí (”Simplemente conectamos los músculos, los conductos lagrimales y las terminaciones nerviosas”, explica el cirujano), la película es una serie de descaradas inverosimilitudes: que el transplante de cara de Archer sucede “por debajo de la mesa”; que Castor Troy, recién despertado de su coma y sin cara, consigue fumar un cigarro sin tener labios; que la esposa de Archer no se da cuenta de que su esposo tiene manos totalmente distintas (u otras partes); que Troy, haciéndose pasar por Archer, es nombrado “Hombre del Año” por la revista Time en cuestión de días; y que Archer, tras matar por fin al malo, consigue recuperar su rostro, aunque el cirujano precursor del procedimiento fue quemado vivo en la primera parte de la cinta. Los escritores se ríen de eso. “¡Cubrimos eso con un débil diálogo!”, admite Werb. De hecho, los federales traen “a su mejor equipo quirúrgico”, nos dicen, de manera bastante tranquilizadora.
Quizás lo más inverosímil es que, al final, Archer lleva a casa al hijo de Troy como sustituto de su propio hijo asesinado, un colapso mental a punto de ocurrir. Las inverosimilitudes, sin embargo, son sin duda la parte divertida de Face/Off. Estrenada el 27 de junio de 1997, Face/Off fue un éxito de taquilla, recaudando US$245 millones (£187 millones), con un presupuesto de US$80 millones, y un éxito entre la crítica. Colleary y Werb fueron invitados recientemente a presentar una proyección en el cine de autor de Quentin Tarantino, en West Hollywood. “Pensamos que habría unas 15 personas, y estaba lleno”, comenta Werb. “Estábamos impactados”. Se está trabajando en una secuela, con Adam Wingard como director. Werb rinde homenaje a su manera: tiene el rostro cortado de Travolta enmarcado en una pared de su casa. ¿Qué diría Nicolas Cage de eso?