‘House of the Dragon’: los tres temas de conversación más importantes del episodio 6
Emma D'Arcy reemplaza a Milly Alcock como la princesa Rhaenyra en un episodio lleno de familias infelices
Tolstoi escribió una vez que “todas las familias felices son iguales, pero cada familia infeliz es infeliz a su manera”. Es un credo que George RR Martin, autor de la saga Game of Thrones, llevó a sus novelas. Y aquí, en el primer episodio en el que House of the Dragonda un salto significativo en el tiempo, el mantra es tan cierto como siempre. Esta es ahora la historia de tres familias bastante infelices.
Asunto de familia
La primera de estas familias está encabezada por la princesa Rhaenyra (ahora interpretada por Emma D'Arcy) que acaba de dar a luz por tercera vez. Su falso matrimonio con Laenor Velaryon (John Macmillan) requirió las habilidades de procreación de Ser Harwin Strong (Ryan Corr), el hijo mayor de la Mano del Rey. “¿Saludable?” le pregunta a la partera, mientras llega el bebé. “Patalea como una cabra, princesa”, responde la mujer, terrenalmente.
Pero el niño, el padre (falso) y la madre pronto son llevados ante la reina Alicent (Olivia Cooke) para que los inspeccione. “Sigue intentando, Ser Laenor”, le susurra al nuevo papá. “Tarde o temprano puede que uno que se parezca a ti”. La escarcha que había cadío entre la relación de las mejores amigas de la infancia, Rhaenyra y Alicent, se ha convertido en una profunda capa de nieve. Lo que nos lleva a nuestra segunda familia infeliz: el rey Viserys (Paddy Considine) y su reina.
Viserys se cae a pedazos, literalmente. Sus planes para la sucesión de Rhaenyra siguen en su lugar de milagro, pero pierde cabello, piel y partes del cuerpo rápidamente. Parece que lo han puesto a través de un filtro de zombificación. De todos modos, ama a su hija y reprende a su joven esposa por chismear. “Las consecuencias de una acusación como la que dices serían nefastas”, advierte. ¿Pero nefasto para quién? Si Alicent quiere que su hijo mayor Aegon (Ty Tennant, hijo de David, les encanta el nepotismo) ascienda al Trono de Hierro, necesita a Rhaenyra fuera del camino.
Los niños no están bien
La última cría infeliz se encuentra al otro lado del Mar Angosto. Daemon (Matt Smith) se casó con Laena Velaryon (Nanna Blondell) y junto a sus hijas llevan una vida itinerante en las ciudades libres. Tanto Daemon como Laena, sin embargo, anhelan volver a casa: Laena para ver a su hermano y Daemon por el “vino fuerte de Westeros” (¿es algún tipo de apodo pervertido para su sobrina?). A su hija Rhaena (Eva Ossei-Gerning) le preocupa que su huevo de dragón aún no haya salido del cascarón; una preocupación que comparte con su, um, primo (algo así, estos son Targaryen después de todo) Aemond (Leo Ashton), quien, en Desembarco del Rey, es intimidado por el resto de los niños reales porque no monta un dragón.
Estos niños, sin duda, serán clave a medida que avanza la serie. Los dos muchachos de cabello castaño de Rhaenyra parecen mucho menos Targaryeny que los dos muchachos de cabello rubio de Alicent (si uno toma el color del cabello como el marcador genético esencial, lo que se hace en Westeros). Es en el patio de entrenamiento (ecos de Winterfell) donde las cosas se ponen tensas, aunque no entre los niños rivales. Ser Criston playera mojada Cole (Fabien Frankel) todavía está deprimido y siente lástima por sí mismo después del rechazo de Rhaenyra (la llama “malcriada”), pero molestar a Harwin Strong sobre la paternidad de los príncipes hace que le rompan los dientes. Papi Strong (Gavin Spokes) se da cuenta de que su hijo adulto podría haber arruinado las posibilidades de progreso de toda la familia. “Solo su escudo endeble se interpone entre tú y el verdugo”, advierte a su hijo al hablar del rey, quien todavía lo niega, “la ceguera deliberada de un padre hacia su hijo”.
Going strong, gone strongs (con todo, adiós a los Strong)
Pero ahora, por fin, las ruedas de la trama se ponen en marcha. Larys Strong (Matthew Needham) es un aliado clave de la reina y una persona muy desagradable. Ofrece a algunos presos condenados a muerte la oportunidad de cumplir sus órdenes a cambio de “misericordia” (una misericordia que implica la eliminación de sus lenguas) y hace que quemen vivos a su padre y a su hermano. Esto crea un vacío de poder en el cuartel general y facilita el camino para el regreso de Otto Hightower (Rhys Ifans).
“Somos una sola casa y mucho antes de eso éramos amigas”, le dice Rhaenyra a la reina, en un intento de por fin palear un poco de esa nieve. Ella propone una unión entre sus hijos, pero Alicent no la acepta. El salto en el tiempo la ha vuelto cansada y cínica. “Qué dulce habla el zorro cuando lo acorrala el sabueso”, le dice a su esposo. Y así, con opciones limitadas en la corte, Rhaenyra toma la decisión de empacar a su familia y llevársela a Rocadragón. Un lugar peligroso para estar en el exilio. “Debería haberme ido hace años”, le dice a su esposo.
Mientras tanto, Laena, en una escena que hace eco al primer episodio, no sobrevivirá al parto (si Game of Thrones fue famoso por matar a los personajes principales, House of the Dragon hace un buen trabajo al presentarlos y matarlos en el mismo episodio). Ella se sacrifica en el fuego del dragón, en un intento por salvar a su hijo no nacido, una escena que hubiera sido bastante conmovedora si hubiéramos conocido al personaje durante más de cinco minutos. Pero deja a Daemon soltero (y codiciado) una vez más, y deja a otra familia infeliz.
“¿Qué son los niños sino una debilidad?” anuncia la voz malévola de Larys en un monólogo final. Ahora, después de un poco de escenario y reorientación para la audiencia, es hora de que la política y la guerra se desarrollen. Pero, ¿cuál de estas familias bastante infelices prevalecerá?