‘Alexander y un viaje terrible, horrible, malo, ¡muy malo!’ es una comedia familiar con sabor latino, pero desabrida

Si bien tiene un mensaje sobre la unión familiar y la resiliencia ante las circunstancias adversas, la comedia protagonizada por Eva Longoria se aleja de ser imprescindible en el catálogo de Disney

Michelle Padilla
Lunes, 31 de marzo de 2025 17:48 EDT
(DISNEY)

Es curioso cómo, en medio del caos, se revelan las verdaderas dinámicas de las relaciones humanas. Cuando las circunstancias se salen de nuestro control, nos enfrentamos a una encrucijada: confiar plenamente en quienes nos rodean para encontrar soluciones o aislarnos e intentar resolver los problemas por nuestra cuenta. Una disyuntiva que se intensifica cuando las personas involucradas son nuestra propia familia.​

En Alexander y un viaje terrible, horrible, malo, ¡muy malo!, Alexander se ve obligado a poner a prueba los lazos familiares. Aunque la historia no es nueva —la versión original fue concebida por Judith Viorst en 1972 y ha tenido diversas adaptaciones, incluida la película de 2014 protagonizada por Steve Carell y Jennifer Garner—, esta nueva entrega aporta un matiz cultural distintivo.​

Los productores Shawn Levy, Dan Levine y Lisa Henson aprovecharon la oportunidad para revisitar la narrativa desde una perspectiva diferente: ahora, la familia protagonista es de origen mexicano. Eva Longoria y Jesse García interpretan a Val y Frank García, padres de Alexander (Thom Nemer), un niño conocido por su mala suerte. Debido a un proyecto laboral de Val, la familia emprende un viaje por carretera a la Ciudad de México. Acompañados por Mía (Paulina Chávez), hermana de Alexander, y la abuela (Rose Portillo), la familia enfrenta una serie de peripecias que los llevan a cuestionar si están bajo una maldición ancestral o simplemente tienen que lidiar con los altibajos de la vida.​

Bajo la dirección de Marvin Lemus (Gentefied), la película mantiene un ritmo constante que capta la atención del espectador. La cinematografía de Jas Shelton captura la belleza de los paisajes de Nuevo México y el desierto, mientras que la banda sonora de Camilo Lara, el líder detrás del Instituto Mexicano del Sonido, incorpora ritmos guapachosos y representativos de la cultura mexicana.​

Nemer ofrece una interpretación equilibrada de un niño ansioso pero resiliente. La química entre los miembros de la familia es palpable y facilita la inmersión en sus experiencias. Además, los personajes de Cheech Marin, Cristo Fernández, Mabel Cadena y Michelle Buteau aportan momentos cómicos destacados.​

Sin embargo, la película se suma a la lista de comedias de viajes en carretera sin ofrecer una contribución significativa al género. Las situaciones humorísticas resultan en su mayoría genéricas y, aunque hay momentos de risa —sobre todo con el personaje de Buteau—, las escenas no desembocan en carcajadas.​

En el trasfondo hay un lindo mensaje sobre la unión familiar, la buena comunicación en nuestros vínculos, la ansiedad (en particular en la infancia) y la resiliencia ante eventos adversos. No obstante, la exploración de la “identidad latina” es ambigua y plantea la duda sobre si se pretende una crítica o simplemente una representación de lo que implica perder las raíces culturales.​

Además, resulta confusa la decisión de contar una historia en la que una familia mexicana-estadounidense, en busca de unión, atraviesa el desierto y enfrenta desafíos como perder sus pertenencias al cruzar un río para llegar a México.​

En resumen, Alexander y un viaje terrible, horrible, malo, ¡muy malo! es una película adecuada para disfrutar en familia y reflexionar sobre la inevitabilidad de los imprevistos en la existencia humana. Sin embargo, no tiene elementos memorables que la conviertan en una pieza imprescindible del catálogo de Disney.​

‘Alexander y un viaje terrible, horrible, malo, ¡muy malo!’ ya está disponible en Disney+​

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