¿Por qué los premios de la Academia se llaman Óscar? Te contamos todo sobre el nombre de la famosa estatuilla
Se dice que la actriz estadounidense Bette Davis y el trasero de su marido podrían tener algo que ver con el afable apodo, pero la historia de su verdadero origen sigue sin confirmarse. Annabel Nugent analiza las posibles teorías sobre el nombre de la estatuilla dorada
Este 10 de marzo, llega la noche más importante del cine: los Óscar. Feliz temporada para quienes la celebran ¡y para todos aquellos mínimamente interesados!
Ya sea que sintonices la ceremonia de este año o no, es probable que te hayas preguntado al menos una o dos veces de dónde proviene su nombre. La estatuilla dorada se ha convertido en un emblema de la excelencia en el cine, la crème de la crème del arte cinematográfico, pero ¿a qué se debe su denominación?
Hay múltiples teorías al respecto. En un video de 2015, el historiador Robert Osborne explicó tres de las teorías más destacadas, y reiteró que lo único que se sabe con certeza es que el nombre se dio a conocer en 1935, aproximadamente.
Una de las teorías favoritas de los fanáticos propone que quien intervino en la elección del nombre del premio fue nada más y nada menos que la mismísima Bette Davis, reconocida actriz estadounidense y la primera mujer en ser presidenta de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Se cree que la estrella, ganadora de dos Óscar, bautizó a la estatuilla con el nombre de su primer marido, Harmon Oscar Nelson, después de asegurar que el trasero dorado se parecía al de su expareja.
Una teoría mucho menos interesante, pero quizá más factible, sugiere que el columnista de Hollywood Sidney Skolsky es el hombre detrás del famoso apelativo. En 1934, el escritor comenzó a publicar artículos en los que utilizaba el nombre “Óscar” cuando se refería al premio de la Academia, y explicó sus motivos en su libro de 1975 Don't Get Me Wrong: I Love Hollywood. “En mi primera noche en la entrega de los premios de la Academia, le puse nombre a la estatuilla dorada. No pretendía que fuera algo definitivo”, escribió Skolsky. “El esnobismo que inspiraba el premio en sí mismo me molestaba. Quise darle a esta estatuilla bañada en oro un lado más humano”. Y con total rebeldía, añadió que buscó un nombre “que hiciera a un lado la falsa nobleza [de la Academia]”.
Skolsky llegó a los Óscar tras inspirarse en los espectáculos de vodevil del siglo XX. Según el escritor, “los cómicos que se divertían con el director de orquesta en el foso decían: '¿Quieres un cigarro, Óscar?'. Pero cuando el director intentaba tomar uno, los cómicos se alejaban mientras decían algún comentario gracioso. Entonces, el público se reía de Óscar”. Y así fue bautizada, aparentemente, la estatuilla dorada.
Una última teoría le atribuye el apodo a la bibliotecaria de la Academia, Margaret Herrick, quien, al parecer, hizo un comentario casual sobre el parecido de la estatuilla con su tío Óscar. Con el tiempo, el nombre perduró, sobre todo cuando, más tarde, Herrick se convirtió en directora ejecutiva de la Academia.
Cualquiera sea su origen, es más simple decir Óscar que decir “la estatuilla dorada de la Academia” una y otra vez.
¡Esa sí que sería una ceremonia muy larga!
Traducción de María Delia García