Trece adaptaciones cinematográficas que son mejores que los libros originales en los que se basan
Estas películas icónicas demuestran que los libros no siempre son mejores que las adaptaciones cinematográficas, escribe Katie Rosseinsky
La historia del cine está plagada de pésimas adaptaciones de grandes libros. Tomemos el ejemplo de Persuasión de Netflix, una película que se propone (de manera un tanto intrépido diría yo) infundir en una heroína de Jane Austen el humor negro y la irreverencia burlona de la comedia británica Fleabag. O pensemos en las producciones cada vez menos exitosas de la franquicia de El Hobbit . Incluso hay el ejemplo de la tediosa versión cinematográfica de La chica del tren. Por alguna razón bizarra, decidieron localizar la acción de la película en Estados Unidos, en vez de en Inglaterra como en el original. Por otra parte, el maquillaje de mejillas rojas era francamente el único elemento de la película que daba a entender que el personaje de Emily Blunt era una alcohólica.
Son casos como éstos los que pueden llevar a los lectores a declarar que la novela es siempre mejor que la película. La literatura permite que los autores desarrollen a fondo a los personajes y explorar plenamente sus debilidades y motivaciones; a menudo, crean una voz interior única que no se traduce del todo al lenguaje visual de la gran pantalla.
Sin embargo, hay unas cuantas películas que son excepciones a la regla, ya sea porque expanden y profundizan el material original de las versiones literarias, o simplemente porque reestructuran la historia, agregan mejores personajes, o transforman la ambientación. Aquí hay 13 adaptaciones cinematográficas que son mejores que los libros originales en los que se basan.
El Padrino
Incluso el mismo escritor Mario Puzo admitió que su epopeya mafiosa de 1969, El Padrino , no era su mejor trabajo. “El Padrino es más floja que las dos novelas anteriores. Básicamente, la escribí para ganar dinero”, confesó. El autor enfrentaba deudas, y escribir un thriller que tuviera éxito comercial le parecía mejor opción que pasar años elaborando una novela que pudiera ser elogiada por la crítica pero que, en última instancia, nadie compraría. De hecho, las expectativas eran tan bajas que vendió los derechos a Paramount por solo USD 12.500 incluso antes de terminar de escribir la novela.
Cuando se publicó el libro, se convirtió en un éxito de ventas y efectivamente, Puzo pudo liquidar sus deudas. Los productores de Paramount planeaban hacer una película de gángsters tradicional, pero el director Francis Ford Coppola tenía en mente un proyecto más ambicioso. Insistió en rodar en exteriores, y en mantener la ambientación de época que hay en la novela. Además, eliminó algunas subtramas y se centró en la relación conflictiva entre Don Vito Corleone, interpretado por Marlon Brando, y su joven sucesor Michael, encarnado por Al Pacino. Claramente acertó con su visión para la película: su trilogía del Padrino se considera uno de los mayores hitos de la historia del cine.
Forrest Gump
Está bien, es un poco...bueno, es muy cursi. Además, hay varios elementos que le resultan incómodos y controvertidos al público moderno. Y quizás no mereció haber ganado el premio a la mejor película en la premiación de los Óscar en 1995 (¡venció a Pulp Fiction, Sueño de fuga, y Cuatro bodas y un funeral!). A pesar de ser un largometraje sentimental y melodramático, Forrest Gump sigue siendo un éxito rotundo y a muchos nos resulta reconfortante y nostálgico. Sin embargo, el libro en el que se basó no tiene el mismo encanto. En el relato errático de Winston Groom, Forrest no es ni adorable ni dulce, apenas se hace referencia al personaje de Jenny (interpretada en la película por Robin Wright), y lo peor es que la narración tiene unos cuantos elementos racistas (cuando el protagonista es capturado por una tribu caníbal en Nueva Guinea). Incluso hay una insólita trama secundaria en la que Forrest viaja al espacio con un simio llamada Sue. Ni el talentosísimo Tom Hanks hubiera podido adaptar semejante escena descabellada al cine.
Blade Runner
El escritor de ciencia ficción Philip K. Dick desconfiaba cuando se enteró de que Ridley Scott iba a dirigir una película basada en su novela Sueñan los androides con ovejas eléctricas. Al parecer, se burlaba del proyecto al referirse a la película como “Road Runner” (Correcaminos). Pero la adaptación cinematográfica de Scott, protagonizada por Harrison Ford en el papel de Rick Deckard, un antiguo agente de policía encargado de cazar a los “replicantes” o humanos artificiales, superó con creces las expectativas del aclamado autor. Scott logró ampliar el mundo de la novela y la transformó en una distopía a la vez poética y desoladora, que se destacaba por su estética innovadora y única.
Infelizmente, Dick falleció antes de ver la película terminada, pero sí vio algunas de las primeras secuencias. “No tenía idea de que mi obra pudiera adquirir esas asombrosas dimensiones”, escribió en una carta al productor Jeff Walker. Agregó: “Blade Runner justifica mi vida y mi obra creativa”. Cuando se trata de elogios, es difícil que te digan algo mejor.
El diablo viste a la moda
La novela de Lauren Weisberger, basada en su propia experiencia como asistente personal de Anna Wintour, editora de Vogue , se convirtió en una sensación literaria inmediata desde su publicación en 2003; su portada blanca que lucía un enorme zapato rojo se veía en todos lados a principios de los años noventa. Si bien el libro traza paralelos con la realidad del mundo de la moda de forma entretenida y pícara, la brillante adaptación cinematográfica de 2006 la ha eclipsado en la memoria cultural colectiva. Esto se debe en gran parte a la inolvidable interpretación de Meryl Streep de Miranda Priestley, la altiva redactora jefa de la revista Runway. El personaje es capaz de infundir el miedo instantáneo en cualquier de sus empleados al gritar su frase característica:“¡Eso es todo!”. Las coprotagonistas son igual de cautivadoras: Emily Blunt hace el papel de la asistente y Anne Hathaway interpreta a Andie, la ingenua periodista que se está forjando una carrera en el mundo de la moda.
Casino Royale
Sin querer ofender a los fans incondicionales de Ian Fleming, Casino Royale, la primera de las novelas de James Bond de dicho autor, tiene unos cuantos elementos que le resultan cuestionables al lector moderno. No solo las frases cortas que adopta el autor dificultan la lectura, sino también la trama del espionaje es un poco monótona. Muchos personajes son poco convincentes y unidimensionales, sobre todo los femeninos. Sin embargo, media década más tarde, el libro sirvió de inspiración para una de las mejores películas de la franquicia de 007 (también se filmó una extraña adaptación cinematográfica “cómica” en 1967 protagonizada por David Niven, pero para serles sincera, de eso es mejor no hablar).
Daniel Craig debutó como Bond en la versión de 2006. La película cambia bastante las tramas secundarias y las localizaciones que aparecen en el libro. No obstante, conserva la esencia de la historia de Fleming al enfocarse en un enfrentamiento que se produce en una partida de cartas entre Bond y el villano Le Chiffre (interpretado por Mads Mikkelsen). A diferencia del libro, la película evoca un mayor grado de tensión y carga emocional, en gran parte gracias a la interpretación de Eva Green como Vesper Lynd. Para muchos fans, sigue siendo la mejor actuación de Craig en toda la franquicia.
Mary Poppins
Sin duda los libros de P. L. Travers ambientados a comienzos del siglo XX sobre una niñera mágica constituyen una obra emblemática dentro del género de la ficción infantil. Pero es la versión cinematográfica de 1964 la que realmente ha capturado el afecto del público. Ello se debe a la deslumbrante interpretación de Julie Andrews y a la magnífica selección de canciones de los hermanos Sherman, que van desde trabalenguas musicales ('Supercalifragilisticoexpialidoso') baladas tristes ('Alimento a los pájaros') y un grito de guerra feminista en 'Hermana Suffragette'. A pesar de las críticas al acento de Dick van Dyke, la película de Mary Poppins sigue siendo una película monumental. Efectivamente, la secuela de 2018 no estuvo a la altura de la divertida e inimitable versión original.
Shrek
El querido ogro que reside en un pantano apareció por primera vez en un libro infantil ilustrado por el exilustrador del New Yorker William Steig. Si bien el cuento de hadas poco convencional recibió varios premios tras su publicación, la adaptación de Dreamworks es definitivamente mejor que el libro original. Los cineastas contaron con un reparto estelar (Mike Myers interpretó el gruñón ogro verde, Eddie Murphy hizo el papel su compinche Donkey y Cameron Diaz prestó su voz al personaje de Fiona, la princesa que resguarda un gran secreto). Además, hay elementos humorísticos para un público adulto y la banda sonora superó las expectativas habituales para el cine familiar. Fue un éxito comercial y de crítica que le valió el primer Óscar a la mejor película de animación. ¿Y el veredicto de Steig?: “Es vulgar, es repugnante... ¡y me encanta!”
Chicas pesadas
Chicas pesadas de Tina Fey se arraigó en la cultura popular de forma tan profunda que si eras adolescente en la década de los noventa, seguro que memorizaste el guión entero. Pero, ¿puedes nombrar el libro en el que se basó esta comedia sobre la secundaria en EE. UU.? Calculo que no. Probablemente porque la película se basa en un libro de autoayuda publicado en 2002 por Rosalind Wiseman, titulado Queen Bees & Wannabes, cuyo objetivo era ayudar a los padres de las adolescentes a comprender mejor las presiones sociales a las que tenían que hacer frente sus hijas.
Durante una década, Wiseman se dedicó a entrevistar a mujeres jóvenes sobre las minucias de su vida cotidiana para construir su retrato de la enrevesada jerarquía social de las adolescentes que bautizó como “Girl World”. Fey se topó con el libro cuando trabajaba en Saturday Night Live, quedó intrigada por la dinámica de la narración y los escenarios que relataba Wiseman, y pronto creó “las divinas”.
Tiburón
Este suspenso de culto es un ejemplo paradigmático de cómo una adaptación cinematográfica puede superar al libro en el que se basa (y no solo por la icónica banda sonora de John Williams). La novela original, un thriller de Peter Benchley, se publicó en 1974; los productores de cine ya se habían dado cuenta de que la historia de Benchley tenía madera de éxito de taquilla, y se hicieron con los derechos cinematográficos mucho antes de que llegara a las librerías.
Steven Spielberg fue contratado como director, pero inicialmente no le gustó el guión que Benchley le entregó. Quería aumentar la tensión de la trama principal del libro (la historia de un tiburón blanco devorador de hombres que aterroriza a una ciudad costera), y poco le interesaban las subtramas de Benchley. Además, temía que los espectadores no se identificaran con los personajes planos retratados en el libro. Incluso llegó a decir en tono de broma que al terminar la novela, deseaba que el tiburón se saliera con la suya y que comiera a todos. Spielberg contrató a Carl Gottlieb quien reescribió el guión, incorporando a personajes con los que el público pudiera simpatizar, un diálogo más ágil con elementos cómicos y unas cuantas secuencias legendarias de gran efecto dramático. El resto es historia.
Identidad desconocida
Las novelas de suspenso de Robert Ludlum sobre Jason Bourne pertenecen al género de literatura popular que se vende en cualquier librería del aeropuerto. Pero las adaptaciones cinematográficas, especialmente la primera entrega de la franquicia, Identidad desconocida (2002), consiguieron convertir el material original en algo apasionante y novedoso. Cuando el director Doug Liman preguntó al guionista Tony Gilroy si estaría dispuesto a reescribir un guión basado en el libro de Ludlum, éste se negó. “Esas obras nunca fueron concebidas para ser filmadas”, declaró Gilroy a The New Yorker. Agregó: “No exploraban el alma humana. Eran libros de pura acción. Simplemente retrataban a un tipo que corría de aeropuerto a aeropuerto”.
Gilroy decidió que la película podría funcionar si se prescindiera de la mayor parte de la novela y se centrara solo en el protagonista, un asesino que sufría de amnesia. Costó convencerlo pero finalmente decidió sumarse al proyecto. Las escenas iniciales muestran el momento en que rescatan al herido Bourne (Matt Damon) del mar y se ciñen al relato de Ludlum. Sin embargo, Gilroy afirmó: “Todo lo demás agregué yo”.
Jurassic Park
Michael Crichton ya tenía fama en el mundo de la ciencia ficción cuando se publicó su novela Jurassic Park en 1990. Pero tres años más tarde, la adaptación cinematográfica convirtió la historia aleccionadora de Crichton sobre la ingeniería genética malograda en un verdadero éxito internacional. Por su parte, Crichton profundiza en la genética y la teoría del caos (además de escritor, también era científico y médico) y no escatima en sangre. Spielberg eliminó gran parte de los desvíos que abundan en detalles científicos, simplificó la narración, se deshizo de algunas subtramas (al igual que hizo con Tiburón) y reconfiguró el final para hacerlo mucho más optimista (y menos aterrador para los espectadores más jóvenes). Pero el broche de oro de la película son los efectos visuales (sobre todo para la época): no es lo mismo leer sobre una manada de feroces velocirraptores o un majestuoso brontosaurio que exponerse a la asombrosa experiencia de verlos en la pantalla.
Sueño de fuga
Cuando Stephen King escribió su relato Rita Hayworth and the Shawshank Redemption, se inspiró en antiguas películas de fugas de prisión. Pero el autor nunca imaginó que el libro se convertiría en película. Cuando el director Frank Darabont le pidió los derechos cinematográficos, aceptó, pero se mostró escéptico sobre si la historia, que era más contemplativa y sosegada que su habitual trabajo de thriller, sería un éxito en la gran pantalla. “Pensé: 'Dios mío, no hay forma que transformen ese bicho literario en una película'. Hay demasiado diálogo. Es genial, pero hay mucho diálogo”, expresó más tarde.
Pero Darabont decidió desarrollar con mayor profundidad a los personajes secundarios de la novela, dotándolos de historias de fondo emotivas e impactantes. Por el contrario, fusionó a varios de los personajes de guardias en uno solo, para crear un villano principal. La película, protagonizada por Morgan Freeman y Tim Robbins, obtuvo siete nominaciones a los Óscar, además de otro importante galardón: es la adaptación favorita de King de su propia obra, empatada con Cuenta conmigo
Diario de una pasión
En los años noventa, los cineastas no se cansaban de los libros sentimentales de Nicholas Sparks; parecía que se hacía una nueva adaptación todos los años. Prácticamente todas las películas seguían la misma fórmula trágica de una historia de amor algo trillada. En cambio,Diario de una pasión, de 2004, traza el romance de una década entre Allie y Noah, jóvenes amantes de orígenes muy diferentes. La elección de Ryan Gosling y Rachel McAdams, estrellas emergentes del cine por aquel entonces, fue un golpe de genio que ayudó a enriquecer la historia de Sparks. A pesar de estar al principio de sus respectivas carreras, ambos actores fueron capaces de dar a la historia más peso que los típicos actores carilindas que suelen protagonizar el género romántico. ¿Y aquel desenlace trágico? Por lo visto, fue idea de los guionistas.
Traducción de Anna McDonnell