Reseña de ‘Rebel Moon (Parte uno)’: la épica de Zack Snyder en Netflix es un desastre
El director de la versión extendida de ‘Liga de la Justicia’ ha creado su propia versión de una película de ‘Star Wars’, repleta de discursos motivacionales, violencia sexual y Charlie Hunnam que se esfuerza por hacer un acento irlandés que pronto se volverá infame
Rebel Moon (Parte uno): la niña del fuego, de Zack Snyder, promete un enfoque más “maduro” de Star Wars. Lamentablemente, se siente más como “Star Wars para quienes consideran que esas películas son demasiado políticas y carecen de violencia sexual”. Esta épica de Netflix, dividida en dos partes (la parte dos: el dador de cicatrices, está programada para lanzarse en abril del próximo año), se remonta a una vieja propuesta que Snyder hizo a Kathleen Kennedy cuando ella era copresidenta de Lucasfilm, poco antes de la adquisición de Disney. Es una película marcada por algunas de las tendencias menos deseables del cineasta detrás de Liga de la Justicia: una mezcla de imágenes, algunas que intentan ser impactantes, centradas en su mayoría en lo que podría causar impacto en un tráiler.
Rebel Moon, coescrita por Kurt Johnstad y Shay Hatten, es una versión espacial de Seven Samurai. La trama gira en torno al asentamiento espacial de Veldt, que se enfrenta a la invasión de Atticus Noble (Ed Skrein) y el malvado ejército Imperium. En lugar de acción, la narración se adentra en una discusión demasiado larga con el granjero Gunnar (Michiel Huisman) sobre el rendimiento del trigo. Atticus exige tanto comida como sumisión. Kora (Sofia Boutella), una inmigrante vinculada al Imperio, opta por resistirse. Ella y Gunnar recorren entonces la galaxia, reuniendo para su causa a un grupo de guerreros cansados de la batalla: en concreto, Titus (Djimon Hounsou), Kai (Charlie Hunnam), Tarak (Staz Nair), Némesis (Bae Doona) y Darrian Bloodaxe (Ray Fisher).
Las visitas a cada planeta son breves, ya que a Kora le basta con hablar con pasión de “venganza” u “honor” o derrotar a un monstruo para convencerles de que se unan al escuadrón, tras lo cual se desvanecen rápidamente en un segundo plano. Es una lástima, porque Snyder siempre ha demostrado tener un gran instinto para los actores, e intérpretes como Boutella, Hounsou y Doona son el tipo de individuos con talento que deberían protagonizar los grandes proyectos de ciencia ficción. Fisher, sobre todo, merece un momento de triunfo tras el supuesto racismo al que se enfrentó por parte de Joss Whedon en el rodaje de Liga de la Justicia. Sin embargo, en Rebel Moon solo ha dado un discurso motivacional, que pronunció apenas cinco minutos después de que lo presentan.
En teoría, muchos de estos problemas podrían solucionarse con la versión para adultos de Snyder, que según él siempre formó parte del plan de lanzamiento. Pero entonces, ¿por qué debería el público soportar un tráiler de dos horas y media para una segunda película que promete ser mejor? En particular, cuando lo que se muestra en pantalla es casi incoherente. Quizá sea pedir demasiado como espectador, pero cuando se nos dice una y otra vez que los personajes se dirigen a un planeta coliseo, mi expectativa es ver realmente lo que ocurre dentro del coliseo al llegar. En Rebel Moon, llegan a la entrada solo para que la película corte de inmediato a un tipo en una habitación.
Aunque hay un auténtico valor cultural en “las cosas que se ven geniales”, la dedicación incondicional de Snyder a, por ejemplo, una toma a cámara lenta de un hombre musculoso y sin camiseta que salta sobre el lomo de un grifo, no lo exime por completo de un análisis más profundo. En este contexto, Rebel Moon tiene una perspectiva ideológica un tanto desconcertante. Por un lado, evita con destreza las trampas de la apropiación cultural al situar a cada personaje en un mundo que se ajusta en gran medida a la herencia cultural del actor (quizá con la excepción de Hunnam, cuyo acento irlandés está a punto de ganar notoriedad).
Sin embargo, hay una notable falta de claridad respecto a cómo estos planetas están conectados o divididos, lo que se vuelve sobre todo preocupante cuando Snyder intenta situarlos en un contexto en el que la violencia racista y sexual se emplean como herramientas de guerra. No es la primera vez que Snyder vincula el empoderamiento femenino con la agresión sexual (véase su película de 2011, Sucker Punch, entre otras). A pesar de contar con un destacado personaje no binario, interpretado por el actor no binario, E Duffy, tampoco es la primera vez que representa un supuesto antro de degeneración con un tema queer (véase su película de 2006, 300). En este caso, la escena obligatoria de la cantina parece incluir al reparto de Cabaret en segundo plano. ¿Se supone que debemos distraernos con la mujer araña mutante o el robot con corona de flores para notarlo? Bueno, no funcionó: Rebel Moon muestra claramente su confusión.
Traducción de Josué Palacios