Cómo Spencer, The Crown e internet convirtieron a la princesa Diana en una reina de la Gen-Z
Mientras Kristen Stewart se convierte en la actriz más reciente, cool, queer y memeable en interpretar a Diana en una dramatización de su vida, Adam England explora cómo los jóvenes que ni siquiera habían nacido todavía cuando la fallecida princesa estaba viva han llegado a verla como una heroína de la cultura pop
“¿Línea temporal muerta?” preguntaba un tweet viral en septiembre. “Aquí tienes un recordatorio de que este tráiler existe”. “Sí, su Oscar viene en serio”, decía otro. “Les deseo a todos un muy feliz día de ‘vean este trailer al menos cinco veces hoy’”, decía uno más. Es posible que esperes ver este tipo de tweets después del lanzamiento de un avance de una película de Netflix, tal vez uno ambientado en una escuela secundaria, o tal vez una cuya protagonista sea el ícono de la Gen-Z Zendaya, pero no sobre un trailer de un drama histórico sobre la realeza británica, como eran estos tuits relacionados con la película Spencer.
Sin embargo, hacer esa suposición sería ignorar la creciente popularidad, a casi 25 años de su muerte, de la mujer en el centro del filme: la princesa Diana. Cuando se lanzó el primer tráiler completo de Spencer en septiembre, la emoción de los jóvenes en las redes sociales fue palpable. Con Kristen Stewart en el papel de la difunta princesa, el drama se desarrolla durante un fin de semana en 1991, mientras Diana planea terminar su matrimonio con el príncipe Carlos.
Stewart ha sido durante mucho tiempo una favorita de los adolescentes gracias a las películas de Crepúsculo, pero la anticipación por Spencer fue causada tanto por la figura de la princesa del pueblo como por ella. A pesar de que la mayoría de los miembros de la Generación Z, definidos de forma general como aquellos nacidos entre 1997 y principios de la década de 2010, ni siquiera habían sido concebidos cuando Diana murió en un accidente automovilístico en París en septiembre de 1997, la difunta miembro de la realeza está disfrutando de una explosión de popularidad entre los jóvenes adultos.
Innumerables grupos de Facebook se han creado en su honor, con jóvenes que se congregan para cantarle alabanzas, apodarla cariñosamente “Ar Di”, de la forma en que un abuelo podría referirse a un miembro de la familia, y compartir una buena cantidad de memes al mismo tiempo. El grupo más destacado es “Princesa Diana - Mantengamos viva su memoria (NO SE PERMITEN TROLLS)”, que tiene casi 45.000 miembros, la mayoría de ellos dispuestos a seguir el juego. Un rastreo a través del grupo muestra publicaciones de tono sentimental (que podríamos atribuir a los monarquistas más tradicionales), intercaladas con otras de tono satírico y absurdo. Hay imágenes de celebridades al azar, como Denise Welch o el concursante de X Factor , Eoghan Quigg, publicadas con el pretexto de que representan a la propia Diana, o hallazgos desconcertantes hechos en tiendas de caridad y tesoros olvidados que conmemoran su matrimonio.
En esencia, las publicaciones imitan el “boomerspeak”, o la forma en que se percibe que los baby boomers (definidos como los nacidos entre mediados de la década de 1940 y mediados de la de 1960) se comunican en línea, combinado con los memes a menudo absurdos y deliberadamente irónicos tan apreciados por la Gen-Z. Por supuesto, cada publicación viene acompañada de una dosis de amor, solo que se expresa de una manera indirecta que puede no ser obvia para la gente que ve desde fuera. Algunas de esas personas también están dentro de estos grupos: monarquistas incautos que a menudo no entienden el humor afectuoso de los fanáticos más jóvenes de Diana. Estas expresiones contrastantes pueden provocar divertidos malentendidos, de los que generalmente se hacen capturas de pantalla para postearse en otras redes sociales.
Casi al mismo tiepo que surgió el fandom contemporáneo de Diana, se han realizado ficcionalizaciones de la princesa en el cine y la televisión. La serie de Netflix The Crown ha sido un gran éxito, gracias al cual Emma Corrin se ha hecho de aplausos por su interpretación de Diana en su cuarta temporada, que se estrenó hace un año. Su actuación generó una serie de memes, más notablemente, un momento en el tercer episodio de la temporada en el que el príncipe Carlos, interpretado por Josh O'Connor, le propone matrimonio a Diana, y la cámara se acerca al rostro sonriente de Corrin y sus ojos se mueven hacia la izquierda y hacia la derecha; resultó ser perfecto material de memes: el clip original recibió más de 2.5 millones de visitas en un día cuando se publicó en Twitter.
Esta no fue la primera vez que la cultura digital y el fandom de Diana se encontraron. En 2017, un usuario de Twitter llamado @Deno_Tron se volvió viral cuando diseñó un santuario de la princesa Diana en la habitación de su compañero de departamento, justo cuando este estaba a punto de regresar con una cita. Una imagen de dicho santuario (que incluía velas, fotografías de Diana y un collage con imágenes de su compañero de cuarto y la princesa encima de una leyenda que decía “Amantes separados por el tiempo y las circunstancias”) resultó ser un éxito entre los tuiteros, y, a partir de ahí, el acercamiento a la memoria de la princesa pareció evolucionar hacia el fandomDi-hard que conocemos hoy. Esto ha sucedido gracias a la difusión de sinceras, aunque extrañas, declaraciones de Diana-love, que se originan en grupos de Facebook especializados antes de aterrizar en Twitter, Reddit o sitios dedicados exclusivamente a los memes. Una que a menudo se comparte y se vuelve a compartir es ese post con imágenes de un plato conmemorativo de Diana decorado con comida, con la difunta princesa luciendo un peinado de puré de papa y aretes de tomate. “Me gusta usar mi plato de la Princesa Diana, pero nunca cubro su hermoso rostro, besos”, se lee en la leyenda adjunta.
El fandom de Diana se ha convertido en una comunidad real, aunque poco extraña. Pero ¿es todo pura ironía? ¿O es amor verdadero? Para Jordan Taylor-O'Neill, una fanática de Diana de 23 años, es un poco de ambos. “Mi amor y respeto por Diana es absolutamente real, pero la forma en que lo expreso es muy irónica”, dice. “Siempre la he respetado, pero se ha vuelto más exagerado a medida que los memes se han vuelto más comunes y la gente ha aprendido más sobre su vida como resultado”.
“Aunque los memes de ‘Ar Di’ pueden parecer insensibles o groseros para algunos fanáticos acérrimos de la realeza, esto no es algo para criticarse”, opina Bethan McConnell, fan de Diana y miembro del grupo. “Si estás viendo ‘Ar Di’ en tu feed cada dos días, es prueba de que la gente todavía está preocupada por ella. Vas a tener a algún miembro que es un monarquista acérrimo y ve todo el tema como una falta de respeto, pero creo que ese es el punto”.
“La gente básicamente se está burlando de las personas mayores que publican homenajes dramáticos de tres páginas cada vez que la Reina cumple años, o cuánto les encanta ver [su] discurso el día de Navidad”, continúa. “No creo que este tipo de cosas sea muy diferente, excepto que es más divertido. Como dice el título del grupo: ‘Mantén viva su memoria’”.
Esta burla cariñosa, en gran medida una forma de amor, es “una interpretación de cómo nuestras mamás aman a ‘Ar Di’”, piensa Harry Jones, de 24 años. “El torrente nacional de dolor cuando ella murió habla por sí solo. La gente sentía que la conocía. Y por eso creo que la Generación Z lo ve y lo toma como una extensión del acto de molestar a la generación anterior”.
Pero a pesar de todo el humor irónico que rodea a la difunta princesa, ¿tiene esto sus raíces en algo más serio también? Los jóvenes en el Reino Unido son abrumadoramente de tendencia izquierdista (más de la mitad de los menores de treinta votaron por los laboristas en 2019, con poco más de una quinta parte apoyando a los conservadores), y aunque Diana apenas era una Che Guevara, su legado casi se ha convertido en una causa celebre para los jóvenes británicos progresistas que la ven, al igual que al príncipe Harry y Meghan Markle, de una manera diferente al resto de la familia real. Su amor por Diana es una forma de expresar su desilusión de los poderes fácticos.
“Ella era una cara familiar en una institución con la que muchos de nosotros no podemos relacionarnos”, dice Jordan. “Defendió las causas que le importan a nuestra generación en un momento en el que no era tan aceptable. Rompió las tradiciones y se veía bien haciéndolo; fue el ejemplo más cercano en la vida real de las princesas de Disney que crecimos idolatrando”.
Parte de su capacidad de identificación y su naturaleza antisistema, fue el compromiso de Diana con los derechos LGBTQ+, en un momento en que era mucho menos aceptable ser un aliado de verdad. “La comunidad [LGBTQ+] gravita hacia mujeres fuertes que no se conforman”, dice Harry. “El trabajo de Diana apoyando a las personas que viven con VIH-SIDA también fue muy importante para la época. El estigma que lo rodeaba en los años noventa devastó a la comunidad, por lo que ver a un miembro de la realeza ir a un hospital y abrazar a pacientes con VIH-SIDA fue revolucionario. Todavía queda mucho trabajo por hacer sobre el estigma, pero me gusta pensar que Diana realmente ayudó a desafiarlo en ese momento”. También está la famosa anécdota según la cual Freddie Mercury metió una vez a Diana disfrazada en un bar gay, y quizás sea seguro asumir que ella aprobaría ser interpretada por prominentes intérpretes queer como Stewart y Corrin. Ambas actuaciones solo consolidan aún más a la princesa como un ícono queer.
También es evidente el hecho de que las personas pueden moldear su visión de Diana como quieran. Al morir, Diana no solo se convirtió en un ícono queer, sino en una revolucionaria de la monarquía, una inspiración instagrameable y una figura de admiración casi universal. “Amar a la princesa Diana es una de las pocas opiniones que comparte la mayoría de Gran Bretaña”, dice Jordan. “La forma exagerada en que [la Generación Z] habla de ella es una sátira, una forma de copiar cómo los monarquistas hablan sobre el resto de la familia real, pero eso no hace que nuestro amor por Diana sea menos genuino”.