Como sobreviviente del cáncer cervical, quiero compartir las señales de advertencia
A Joanne Painter le diagnosticaron cáncer de cuello uterino en etapa 2 cuando tenía 38 años
Una sobreviviente de cáncer que presentó sangrado vaginal severo que se sintió como si “alguien acabara de reventar un globo”, antes de someterse a un tratamiento agotador para extirpar un gran tumor vascular en su cuello uterino, desea transmitir el mensaje positivo a otras mujeres de que un diagnóstico de cáncer de cuello uterino “no es una sentencia de muerte”.
A Joanne Painter, que vive en Northampton, Inglaterra, le diagnosticaron cáncer de cuello uterino en etapa 2 cuando tenía 38 años después de notar un flujo vaginal inusual y luego presentar sangrado abundante y anormal durante varios meses.
La madre de dos hijos, fundadora y directora general de un cementerio ecológico natural y oficiante de funerales humanistas, dijo que el sangrado era tan intenso que, en ocasiones, se sentía como si “alguien acabara de reventar un globo o abrir el grifo”.
La mujer, que ahora tiene 43 años, explicó que los médicos le dijeron en repetidas ocasiones que no estaban preocupados y que inicialmente le diagnosticaron erróneamente un ectropión cervical (cuando las células del interior del canal cervical crecen hacia el exterior del cuello uterino), pero Joanne sabía que no se debía ignorar sus síntomas.
Después de presionar para obtener un diagnóstico, en febrero de 2018, Joanne recibió la noticia de que tenía cáncer de cuello uterino y dijo que estaba “estupefacta”. Pero ahora, como sobreviviente que reflexiona sobre los últimos cinco años, Joanne quiere crear conciencia sobre la importancia de la detección temprana y “mantener una actitud positiva”.
“Conoces tu cuerpo mejor que nadie y, si algo no está bien, entonces no te dejes engañar por un profesional o un médico, o quienquiera que te diga ‘ah, no te preocupes’… tú persiste, hazte la prueba y vacúnate, si puedes, y no aceptes que te digan que no”, dijo Joanne.
“Obviamente, cuanto antes puedas obtener un diagnóstico, mayores posibilidades tendrás”.
El cáncer de cuello uterino es el cáncer que se encuentra en cualquier parte del cuello uterino (la abertura entre la vagina y el útero) y, según la organización benéfica Jo’s Cervical Cancer Trust, actualmente mata a dos mujeres en el Reino Unido todos los días.
Un examen de detección cervical, conocido como prueba de frotis, verifica la salud del cuello uterino y es una prueba que ayuda en la prevención del cáncer, pero en el caso de Joanne, los resultados de sus pruebas de frotis anteriores fueron negativos antes de su diagnóstico.
Después de notar una secreción inusual a la edad de 38 años, que describió como “muy acuosa”, Joanne programó una cita con su médico de cabecera.
Dijo que el médico “no estaba muy preocupado en absoluto”, pero solo unos días después, comenzó a presentar sangrado vaginal, que empeoró de forma progresiva.
Joanne comparó el sangrado con una “menstruación ligera” al principio y se le diagnosticó inicialmente un ectropión cervical, pero cuando la sangre empezó a atravesar las toallas sanitarias hasta la ropa, y a veces pasaba hasta una hora en el baño, supo que “esto no está bien”.
Se volvió tan grave que, durante una visita al teatro con amigos, dijo que sintió un “tronido y había sangre a borbotones” cayendo entre sus piernas.
En otra ocasión, durante un viaje a Australia, sangró “durante casi todo el vuelo de 24 horas” y manchó “el asiento del avión”.
Joanne dijo: “El sangrado se convirtió en una hemorragia bastante abundante; podía sentarme en el inodoro durante 20 minutos a la vez y era como si alguien acabara de explotar un globo o abrir el grifo, y solo goteaba, goteaba y goteaba”.
“Fue entonces cuando comencé a pensar, ‘esto no parece estar bien’, y en ese momento, me sentía muy, muy cansada”.
“Tenía un hijo de cuatro años y otro de siete años, trabajaba a tiempo completo, así que atribuí el cansancio a eso… pero obviamente, estaba perdiendo bastante sangre, por lo que regresé con mi médico”.
Joanne fue remitida a un genealogista en el Hospital General de Northampton, pero su esposo Neil, de 48 años, un constructor, la llevó al hospital antes, ya que la hemorragia volvió a atravesar la ropa durante una salida a cenar.
Dijo que los médicos inicialmente volvieron a desestimar sus síntomas, pero después de pasar la noche para tratar de detener el sangrado, un consultor ginecólogo le dijo a Joanne a la mañana siguiente: “Lo siento mucho, esto parece no estar bien”.
Le informaron que tenía cáncer de cuello uterino y, después de que se le hiciera una biopsia y se sometiera a varias exploraciones y una resonancia magnética, se reveló que tenía un tumor vascular de 6 cm en el cuello uterino, que requeriría tratamiento en lugar de cirugía para extirparlo.
“Me sentía total y profundamente incrédula, para ser honesta… Recuerdo estar sentada allí, completamente muda”, dijo Joanne.
“No estaba particularmente triste, creo que me preguntaba, ¿esto está sucediendo de verdad?”.
“Luego, en aproximadamente media hora, una enfermera experta en cáncer (Macmillan) apareció al pie de mi cama y se presentó, y creo que ese fue el momento en que me di cuenta; la realidad de, oh por dios, hay una enfermera Macmillan sentada a la orilla de mi cama, eso no es una buena noticia”.
Joanne explicó que la noticia fue aún más difícil de escuchar, ya que su padre había muerto de cáncer nueve años antes, pero a pesar de sus temores, sabía que tenía que mantener una actitud positiva.
“Estaba sentada allí, pensando que mi papá murió de cáncer y ahora me dicen que potencialmente tengo cáncer, y tengo un hijo de cuatro años y uno de siete años, y tengo que superar esto porque no puedo no estar presente para mis hijos”, explicó Joanne.
“Rápidamente, me invadió una abrumadora necesidad de sobrevivir”.
Joanne cree que su mentalidad positiva fue fundamental para ayudarla a superar su tratamiento, que consistía en seis semanas de quimiorradiación seguidas de tres semanas de braquiterapia, un tipo de radioterapia interna que, según Joanne, dejó sus entrañas “negras y chamuscadas”.
La madre de dos explicó que no se le cayó el cabello debido al tipo de quimioterapia que recibió, pero que se sentía “horrible” a veces.
Dijo que sufrió agotamiento severo, diarrea crónica y sentía “un poco de resaca, como si se hubiera tomado 20 tragos de tequila”, y aunque estaba “aterrorizada” a veces, sabía que tenía que superar los desafíos que enfrentaba, en especial por sus hijos.
“No puedes darle vueltas, solo tienes que seguir adelante”, dijo Joanne.
“No quieres que tus hijos te vean molesta y tampoco quieres que piensen que estás tan mal, así que simplemente sigues adelante…”
“Nunca sentí que necesitaba ningún tipo de terapia, no quería que nadie sintiera lástima por mí; no quería que me definieran nunca como ‘Jo que tenía cáncer’, así que pensé, solo sigue con esto, supéralo, no es tan malo”.
Tres meses después de que terminó su tratamiento, Joanne volvió al hospital para un chequeo y le dieron la “maravillosa” noticia de que el tumor había desaparecido.
Aunque Joanne dijo que recuperarse fue un proceso “muy prolongado” y describió las secuelas de sus tratamientos, como empezar la menopausia, como un “choque de trenes”, destacó la importancia de tener una buena red de apoyo, hacer ejercicio y “ser amable con uno mismo” durante la rehabilitación.
Joanne también es una “fiel creyente en la ley de la atracción y en manifestar al universo”, y dijo que escribir afirmaciones ayudó bastante.
“Estas cosas toman su tiempo, por lo que las personas probablemente necesitan saber que no se sentirán completamente bien después de la recuperación y que la vida tarda en volver a la normalidad”, ella dijo.
“Creo que hay un poco de ajuste en la vida y simplemente aceptar el nuevo yo; este es ‘el nuevo yo’ ahora, y soy diferente de lo que era antes, pero no es algo malo, es solo un poco diferente”.
Joanne tiene exámenes regulares cada ciertos meses y aunque ha tenido “algunos tropiezos a lo largo de los años”, quiere alentar a otras mujeres que pueden haber tenido un diagnóstico de cáncer de cuello uterino a “tratar de no sucumbir al túnel del miedo al resignarse de que ‘esto es una sentencia de muerte’”, agregó: “Tienes todo por lo que vivir”.
La Semana de prevención del cáncer de cuello uterino se lleva a cabo del 23 al 29 de enero y Jo’s Cervical Cancer Trust está lanzando su mayor campaña: #WeCan End Cervical Cancer (#Podemos erradicar el cáncer cervical), para trabajar por un futuro en el que el cáncer de cuello uterino sea cosa del pasado.
Puedes obtener más información visitando el sitio web aquí.
Traducción de Michelle Padilla