Científicos descubren secretos de mundos alienígenas utilizando la “armonía perfecta” del sistema planetario
Los científicos han utilizado la “armonía perfecta” de un sistema planetario distante para comprender más sobre su pasado.
La estrella Trappist-1 es mejor conocida por estar en el corazón de lo que la NASA llamó un “santo grial” de sistema solar que se parecía de manera notable a la Tierra. Desde que ese descubrimiento se anunció por primera vez en 2017, los astrónomos han encontrado aún más información sobre el sistema, incluido que contiene más planetas y podría albergar vida.
Sin embargo, los científicos todavía descubren más sobre esos mundos, a pesar de su gran diferencia con la Tierra. En una nueva investigación, los astrónomos emplearon la “armonía casi perfecta” de las órbitas de los siete planetas en el sistema Trappist-1 para comprender mejor su pasado.
La armonía se refiere a la asombrosa nitidez de las órbitas de los diversos planetas del sistema. Están organizados en proporciones precisas, al igual que el arreglo de las notas musicales armoniosas: por cada ocho años en un planeta, pasan cinco años en el siguiente, y continúan de este modo en relaciones precisas.
La nueva investigación permite a los científicos comprender mejor la historia de los impactos en esos planetas, o qué choques podrían haber tenido que sufrir cuando estaban en sus inicios. Hacer esto puede ayudar a caracterizar mejor si los planetas podrían tener el agua y otros materiales necesarios para que comience la vida.
“Después de que se forman los planetas rocosos, las cosas chocan contra ellos”, dijo el astrofísico Sean Raymond de la Universidad de Burdeos, en un comunicado. “Se llama bombardeo, o acreción tardía, y es de importancia, en parte, porque estos impactos pueden ser una fuente importante de agua y elementos volátiles que fomentan la vida”.
Estudiar esos impactos es bastante difícil en la Tierra, y debe hacerse al medir elementos particulares y compararlos con la composición de los meteoritos. Hacerlo es imposible en un sistema como Trappist-1, que está a 40 años luz de distancia, por lo que los científicos tuvieron que confiar en métodos más complejos.
“Nunca obtendremos piedras de ellos” expresó Raymond. “Nunca veremos cráteres en ellos. Entonces, ¿qué podemos hacer? Aquí es donde entra en juego la configuración orbital especial de Trappist-1. Es una especie de palanca que podemos tirar para poner límites a esto”.
Los investigadores pudieron estimar cuánto bombardeo habrían sido capaces de sufrir los planetas antes de que fueran eliminados de esa armonía nítida y resonante. Eso ayuda a establecer lo que podría haberle sucedido a esos planetas.
“No podemos establecer de manera exacta cuántas cosas se estrellaron contra cualquiera de estos planetas, pero debido a esta configuración resonante especial, podemos ponerle un límite superior”, dijo Raymond. “Podemos decir, ‘No puede haber sido más que esto’. Y resulta que ese límite superior es bastante pequeño.
“Descubrimos que después de la formación de estos planetas, no fueron bombardeados por más que una pequeña cantidad de cosas”, aclaró. “Eso es algo genial. Es una información interesante al pensar en otros aspectos de los planetas del sistema”.
Los hallazgos ayudan a los científicos a comenzar a contar la historia de los planetas Trappist-1. Deben haberse formado temprano y rápido, unas diez veces más rápido que la Tierra, pero no han debido ser bombardeados demasiado, lo que ayuda a comprender qué podría haber dentro de esos mundos y cómo podría haberse formado su atmósfera.
No obstante, los científicos señalan que hay mucho más que aprender sobre el sistema. Examinaciones futuras por proyectos como el próximo telescopio espacial James Webb podría ayudar a eliminar algunas de las incógnitas de la nueva investigación.