¿Qué es el odio?: Causas, síntomas y consecuencias de esta enfermedad
La creciente polarización de la sociedad y los conflictos bélicos, como el de la invasión de Rusia a Ucrania, están alimentados por el odio, un sentimiento que se ha convertido en un grave problema de salud pública
Detrás de la creciente polarización de la sociedad, de muchos conflictos ideológicos y de guerras como la que hoy sufre Ucrania por la invasión rusa está el odio, un sentimiento tan poderoso y antiguo como la humanidad, al que cada vez más expertos en salud mental consideran como una enfermedad grave.
A diferencia del amor, que en su expresión más sublime puede llevar a dar la vida por el otro, el odio busca causarle el mayor daño posible al otro, destruirlo, acabarlo. Lo más peligroso es que este sentimiento es tan intenso que también consume y destruye al que lo experimenta.
Además de ser destructivo, los expertos indican que el odio se caracteriza también por ser irracional, y altamente contagioso, por lo que es muy difícil de controlar cuando infecta a una sociedad.
Pese a la gravedad de sus consecuencias, hasta ahora no se ha considerado al odio como un problema de salud pública. No existen, prácticamente, ni estudios, ni investigaciones sobre cómo prevenir, diagnosticar y tratar esta enfermedad que se ha convertido en una verdadera pandemia en las sociedades modernas.
Diccionarios muy conocidos como el de la (APA) American Psychological Association no definen al odio como una enfermedad mental. Se limitan a señalar que es una emoción hostil en la que se combinan sentimientos de ira y aborrecimiento.Y agregan que esta emoción tiene cierta tendencia a ser permanente, aunque sea causada por una situación temporal.
Sin embargo, algunos estudiosos del tema, como el español Albert J. Jovell, especialista en Medicina Preventiva y de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Barcelona, aseguran que se ha descubierto que quienes están llenos de odio tienen alterada su capacidad de razonar y de ver las cosas, por lo que se trata claramente de una enfermedad mental.
Y agrega que, debido a que el odio genera violencia, tendría que ser abordado como un problema de salud pública mediante estrategias de prevención primaria, secundaria y terciaria. La primaria actuaría sobre las causas que provocan el odio, la secundaria sobre las que lo convierten en un acto violento y la terciaria intentaría limitar el daño causado.
Causas del odio
Para que estas estrategias tengan éxito, habría que empezar por entender cuáles son las causas del odio. En el sitio psicologia-online.com, se indica que las razones más comunes por las que una persona siente aversión por otra incluyen las siguientes:
- Siente envidia
- Considera que otros tienen lo que le corresponde
- Siente desprecio por algo
- Ausencia de un ser querido
- Sentimiento de superioridad
- Aprende el odio desde el entorno en el cual crece
- Ha sufrido humillaciones, acoso o maltratos
- Sensación de impotencia
Mary Dulcinia Lugo, colaboradora de esa publicación, agrega que el odio también puede deberse al miedo, justificado o injustificado. Puede ser también el resultado de prejuicios o fanatismos en contra de algo o de un grupo en particular. Por esta razón se estableció a nivel mundial el concepto de “delito de odio” que abarca las acciones dirigidas a dañar a otros, basadas en sentimientos como el racismo o la intolerancia religiosa.
Manifestaciones del odio
Debido a su carácter irracional y destructivo, el odio lleva a cometer todo tipo de crímenes y por ello está tipificado en el área jurídica como un delito. Estas son algunas de las manifestaciones más graves que sufren las sociedades a consecuencia del odio:
- Precursor de guerras, sobre todo cuando existe la incitación política contra un país o grupo social.
- Condena o aversión hacia determinadas orientaciones sexuales porque algunas personas no respetan las personalidades y gustos individuales.
- Deseos de venganza porque alguien siente que ha sido humillado o avergonzado.
- Matanzas en sitios públicos sin motivo aparente
Consecuencias del odio
Investigadores del Laboratorio de Neurobiología del University College de Londres descubrieron que el odio activa distintas zonas de la corteza frontal del cerebro. Estas áreas, curiosamente, son las mismas que se activan cuando se experimenta el amor.
Los investigadores de esa institución también descubrieron que, cuando una persona está resentida o llena de odio, el cuerpo entra en una lucha que se traduce en una pérdida de energía en el organismo. Esto termina por dañar la salud de la persona y alterar su equilibrio interior.
Entre las afecciones que causa el odio se encuentran problemas cardiacos porque se eleva la presión sanguínea, así como alteraciones en el sistema digestivo y en el sistema nervioso, entre ellas falta de enfoque en el trabajo, estrés, ansiedad y depresión.
Robert Ader, investigador de la Facultad de Medicina y Odontología de Rochester, agrega que cuando alguien experimenta odio o ira se liberan hormonas y sustancias como la adrenalina, el cortisol y la prolactina. Si éstas se secretan por largo tiempo, acaban por dañar seriamente el sistema inmunitario de las personas, lo que las hace más vulnerables a sufrir cualquier tipo de enfermedad.
Estrategias de prevención
Si bien hasta ahora no existen suficientes estudios para prevenir el odio, Jovell indica que es necesario entender que este problema de salud mental se relaciona con rasgos de tipo fóbico y obsesivo.
Esto quiere decir que las personas que odian tienen alterada la capacidad de percepción y juicio, por lo que convendría evaluar si los sujetos que padecen de odio tienen una alteración en los neurotransmisores cerebrales. De esta forma, se podría detectar, diagnosticar y tratar el odio.
En un artículo publicado en el diario El País, Jovell propone como estrategia de prevención, evitar exponer a niños y jóvenes a películas, programas y situaciones donde el odio y la violencia son la norma.
El especialista destaca también que es indispensable inculcar a los menores los valores de lo que está bien y lo que está mal. Y agrega que las escuelas, los medios de comunicación y el ocio juegan un papel muy importante en la creación y transmisión social de esos valores.
Otro estudioso del tema, el doctor José Antonio Lozano Díez, presidente de la Junta de Gobernación de la Universidad Panamericana en México, puntualiza que, para combatir el odio son necesarias dos acciones: La primera, que el individuo perdone a la persona que odia. Y la segunda, buscar a toda costa la paz interior, que consiste en tratar de mantener la salud mental, a pesar de las circunstancias.
Lozano Díez reconoce que ambas acciones son muy difíciles de conseguir. Requieren un enorme esfuerzo y voluntad por parte de la persona que desea erradicar de su vida el odio, pero al final la compensación es muy grande, pues producen un efecto liberador.
De lo contrario, como se ha señalado con anterioridad, el odio terminará por consumir y destruir al que lo siente.