La historia clínica del rey Carlos III a la sombra de su reciente diagnóstico de cáncer
Se confirma que el monarca británico, de 75 años, padece un “tipo de cáncer”
Funcionarios del Palacio de Buckingham han anunciado que al rey Carlos III, de 75 años, se le ha diagnosticado un “tipo de cáncer” y actualmente está en tratamiento.
En un comunicado del 5 de febrero, el palacio afirmó que el monarca “agradece a su equipo médico la rápida intervención, que ha sido posible gracias a su reciente procedimiento hospitalario”.
Agregó: “Su majestad ha comenzado hoy un programa de tratamientos regulares, durante el cual los médicos le han aconsejado que posponga sus tareas de cara al público. Durante este período, su majestad continuará ocupándose de los asuntos estatales y de los trámites oficiales como de costumbre”.
Se cree que el rey se recuperará del tratamiento en Birkhall, su residencia privada en la finca Balmoral de la familia real en Escocia.
Se reveló esta que el soberano de 75 años padecía esta nueva condición médica después de que ingresara en enero en la London Clinic (un hospital privado en el norte de la capital de Inglaterra) para someterse a un procedimiento correctivo por una hipertrofia de próstata.
Sin embargo, el cáncer no es la única enfermedad que ha padecido el monarca a lo largo de su vida. El rey contrajo el covid-19 a principios de la pandemia, quedó inconsciente tras ser arrojado de su caballo mientras jugaba al polo y escapó por los pelos de una avalancha que acabó con la vida de un amigo íntimo.
De niño, lo internaron de urgencia para evitar que le explotara el apéndice. Declaró en una visita posterior al hospital de niños Great Ormond Street en Londres: “Llegué justo a tiempo antes de que la cosa explotara. Por suerte, me operaron en seguida y me atendieron muy bien los enfermeros”.
A lo largo de los años, sus familiares han expresado su preocupación por sus llamados “dedos de salchicha”, ante el temor de que el hinchazón pudiera deberse a la acumulación de líquido en las articulaciones o a otras afecciones.
Al parecer, el soberano está al tanto de la condición desde hace años. En una carta a un amigo tras el nacimiento de su primer hijo, William, en 1982, escribió: “Da ganas comérmelo de lo lindo que es y tiene unos deditos de salchicha iguales a los míos”.
El príncipe Harry también reveló en sus polémicas memorias Spare que su padre sufre “dolores crónicos de cuello y espalda”, al parecer a causa de las numerosas caídas de caballos que ha sufrido al jugar al polo. Tras jugar al polo durante más de 40 años, el rey se retiró del deporte en 2005, y arrastra un impresionante historial de lesiones como consecuencia de esa actividad.
Otras lesiones de polo incluyen un incidente en 1980, cuando fue arrojado de su caballo y pateado durante un partido de polo en Windsor. Recibió seis puntos de sutura tras este incidente.
En otra ocasión recibió un golpe en la garganta que le hizo perder la voz durante 10 días.
En 1980, Carlos sufrió un colapso al final de un partido en Florida y se le administró un suero. A pesar de las recomendaciones de que abandonara el deporte tras ese incidente, Carlos siguió practicando el polo.
En 1990, se rompió el brazo derecho en una caída durante un partido de polo. Tres meses después de la caída fue necesaria una segunda cirugía porque una de las fracturas no cicatrizó y le dolía mucho. En 1992 se sometió a una operación para reparar el cartílago roto de su rodilla izquierda, de nuevo tras una lesión de polo. Al año siguiente, se agravó una vieja lesión de espalda cuando el soberano se lastimó durante un partido en Windsor. También se rompió una costilla al caer de su caballo en un accidente de caza en 1998.
Tres meses después, lo internaron nuevamente y se sometió a una intervención quirúrgica con láser en el cartílago de la rodilla derecha debido al desgaste provocado por años de deporte y ejercicio.
En junio de 2001, se fracturó un pequeño hueso del hombro tras caerse de su caballo durante una cacería de zorros. Meses después, en agosto de 2001, quedó inconsciente y fue trasladado al hospital cuando su caballo le tiró durante un partido de polo. Fue retirado de la cancha en camilla y trasladado en ambulancia al hospital como medida de precaución.
El rey también ha sufrido otros accidentes deportivos.
En 1988, mientras esquiaba fuera de pista en Klosters, en una de las pistas más peligrosas de Europa, escapó por los pelos de una avalancha en la que murió su buen amigo, el comandante Hugh Lindsay, antiguo ecuestre de la reina Isabel II.
Carlos consiguió saltar para alcanzar un saliente y ayudó a salvar la vida de otra amiga, Patti Palmer-Tomkinson. Le desenterró de la nieve y le hablaba para mantenerla consciente hasta que llegó un helicóptero. Más tarde recordó la experiencia traumática de enfrentarse a la avalancha, y declaró que nunca había visto nada tan aterrador.
Al parecer, Carlos también se lesionó los tendones de la muñeca al pescar salmón en Escocia.
Además, se lesionó una vez haciendo jardinería cuando se golpeó accidentalmente el pulgar con un mazo y se rompió el dedo. Casi se cortó la punta del dedo.
En 2003, el rey fue operado de una hernia en el hospital privado King Edward VII de Londres, la clínica preferida de la familia real.
Cinco años después, en 2008, mediante un procedimiento rutinario menor, se le extirpó un crecimiento no canceroso de la nariz.
A comienzos de la pandemia (marzo de 2020), Carlos, que entonces tenía 71 años, contrajo el covid-19 antes de que hubiera vacunas disponibles.
Solo sufrió síntomas leves y hizo confinamiento en Birkhally, lejos de la entonces duquesa de Cornualles, que dio negativo en la prueba en aquel momento. Durante este período, el monarca trabajaba desde su despacho.
Al parecer, perdió el sentido del gusto y del olfato durante un tiempo, y más tarde describió la experiencia de estar sin amigos y familiares durante el encierro como “extraña, frustrante y a menudo angustiosa”.
Luego, en febrero de 2022, el monarca se contagió de covid-19 por segunda vez. Se vacunó tres veces y se recuperó rápidamente.
El rey suele burlarse de los inconvenientes del envejecimiento y el inevitable declive físico.
En 2018, se dirigió a una multitud de Brisbane y dijo en broma: “No sé si les pasa a ustedes, pero hoy en día se me caen pedazos del cuerpo a cada rato”.
Traducción de Anna McDonnell