El aborto regresa al debate en Italia 46 años después de su legalización
El gobierno de extrema derecha de la premier italiana Giorgia Meloni quiere dar a los grupos antiaborto acceso a las mujeres que contemplan poner fin a sus embarazos, lo que ha reavivado las tensiones en torno del aborto 46 años después de su legalización en este país de abrumadora mayoría católica.
El Senado votaba el martes sobre un proyecto de ley vinculado con los fondos de recuperación post-COVID de la Unión Europea, que incluye una enmienda auspiciada por el partido de Meloni, Hermanos de Italia. El texto, ya aprobado por la Cámara de Diputados, autoriza a las regiones a permitir que grupos “con experiencia certificada de apoyo a la maternidad” tengan acceso a los centros públicos donde acuden las mujeres que contemplan abortar en busca de asesoría.
La derecha sostiene que la enmienda solo cumple la intención original de la ley de 1978 que legalizó el aborto, conocida como Ley 194, la que incluye artículos para impedir la intervención y apoyar la maternidad.
Para la izquierda opositora, la enmienda significa un ataque al derecho al aborto, tal como había advertido que sucedería con la elección de Meloni en 2022.
“El gobierno debe comprender que si bien dice que no quiere boicotear o tocar la Ley 194, la verdad es que la derecha se opone a la autonomía reproductiva de las mujeres, teme las decisiones de las mujeres con respecto a la maternidad, la sexualidad y el aborto”, dijo la senadora demócrata Cecilia D’Elia en un acto de protesta días atrás.
La ley de 1978 autoriza el aborto a pedido en las primeras 12 semanas del embarazo o más adelante si la vida o la salud de la mujer corre peligro. Crea centros públicos gratuitos de asesoramiento para las mujeres embarazadas sobre sus derechos y ofrecen servicios para las que quieren interrumpir su embarazo.
El acceso fácil no siempre está garantizado. La ley permite al personal de salud registrarse como objetores de conciencia y negarse a realizar abortos. Muchos lo han hecho, y en ocasiones las mujeres han debido viajar grandes distancias para obtener la interrupción.
Meloni, quien durante la campaña enarboló la consigna “Dios, patria y familia”, ha dicho reiteradamente que no derogará la ley de 1978 y solo quiere que se aplique plenamente. Pero alienta a las mujeres a tener bebés para revertir la crisis demográfica italiana.
La tasa de natalidad italiana, una de las más bajas del mundo, cae desde hace 15 años y bajó a un nivel récord de 379.000 nacimientos el año pasado. La derecha, con fuerte apoyo del Vaticano, realiza una campaña para llegar al menos al medio millón anual de nacimientos para 2033, la tasa que según los demógrafos es necesaria para impedir que la economía se derrumbe bajo el peso del envejecimiento poblacional.