Las muertes asociadas al embarazo en EEUU remiten a niveles previos a pandemia
Las muertes asociadas al embarazo en Estados Unidos cayeron en 2023 a niveles previos a la pandemia, según nuevos datos del gobierno.
Unas 680 mujeres murieron el año pasado durante el embarazo o poco después de dar a luz, según datos provisionales de los CDC. Es un descenso desde las 817 de 2022 y las 1.205 de 2021, el nivel más alto en más de 50 años.
El COVID-19 parece ser la principal explicación para los cambios, indicó Donna Hoyert, investigadora de mortalidad materna en los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.
El coronavirus puede ser especialmente peligroso para las mujeres embarazadas. Y en los peores días de la pandemia, médicos sobrepasados podrían haber incrementado el riesgo al ignorar preocupaciones de las mujeres embarazadas, según los expertos.
Menos certificados de defunción mencionaban el COVID-19 como un factor en las muertes asociadas al embarazo. La cifra fue de 400 en 2021 pero menos de diez el año pasado, indicó Hoyert.
La agencia publicó el jueves un reporte que detalla los datos definitivos de mortalidad materna para 2022. También reveló datos provisionales para 2023. Se espera que esos números cambien tras un análisis más exhaustivo —la cifra final de 2022 era un 11% más alta que la provisional— aunque se mantenga la tendencia a la baja.
Los CDC cuentan a las mujeres que mueren durante el embarazo, el parto y hasta 42 días después de dar a luz por problemas que se consideran asociados al embarazo. Hemorragias excesivas, trombos e infecciones son algunas de las principales causas.
En 2023 se produjeron unas 19 muertes maternas por cada 100.000 nacimientos de bebés vivos, según los datos provisionales. La tasa está en línea con las cifras de 2018 y 2019.
Pero las disparidades raciales permanecen: la tasa de mortalidad entre las madres negras es más dos veces y media más alta que la de las madres blancas e hispanas.
“En realidad, en los últimos cinco años no hemos mejorado en reducir la tasas de mortalidad materna en nuestro país, de modo que aún hay mucho trabajo que hacer”, dijo Ashley Stoneburner, directora de investigación y análisis de March fo Dimes.
La organización activista comenzó esta semana una campaña de concienciación para que más mujeres embarazadas consideren tomar dosis bajas de aspirinas si están en peligro de sufrir preclampsia, una forma de hipertensión que puede perjudicar tanto a la madre como al bebé.
Hay otras iniciativas que podrían estar ayudando a reducir las muertes y los problemas de salud persistentes asociados al embarazo, incluidos los esfuerzos redoblados por combatir las infecciones y las hemorragias, indicó la doctora Laura Riley, obstetra de la ciudad de Nueva York que trabaja con embarazos de riesgo.
Sin embargo, hay un riesgo de que esas mejoras se vean anuladas por una serie de factores que reducen la capacidad de las mujeres de conseguir atención médica antes, durante y después del parto, señaló. Los expertos dicen que la lista incluye el cierre de hospitales rurales y una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en 2022 que eliminó el derecho federal al aborto y aumentó la presión sobre los médicos, al hacer que los doctores se sientan limitados sobre la atención que pueden prestar en emergencias médicas relacionadas con el embarazo.
“Creo que son buenas noticias. Hacemos avances en algunos campos”, dijo Riley, jefa de ginecología en Weill Cornell Medicine. “Pero las malas noticias y las noticias que dan miedo (...) es que están estas otras fuerzas políticas y sociales que complican (reducir la mortalidad materna)”.
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