Médicos temen que deficiencia de yodo, problema dietético del pasado, esté de vuelta en EEUU

Mike Stobbe
Martes, 07 de enero de 2025 20:58 EST
EEUU-DEFICIENCIA DE YODO
EEUU-DEFICIENCIA DE YODO (AP)

El niño de 13 años llegó a la clínica con un cuello que se hinchaba rápidamente. Los médicos estaban desconcertados.

Las pruebas de laboratorio descartaron su primera sospecha. Pero otras pruebas señalaron lo que ellos —y el niño— no tomaron en cuenta: yodo.

Hace un siglo, la deficiencia de yodo afectaba a niños en grandes extensiones de Estados Unidos. El problema esencialmente desapareció después de que algunos productores de alimentos comenzaron a agregarlo a la sal de mesa, el pan y algunos otros alimentos en uno de los grandes éxitos de salud pública del siglo XX.

Pero hoy, la gente consume menos yodo debido a cambios en la dieta y en la producción de alimentos.

Aunque la mayoría de las personas todavía consumen suficiente de este elemento, los investigadores han reportado con cada vez mayor frecuencia niveles más bajos de yodo en mujeres embarazadas y otras personas, lo que causa preocupación sobre el impacto en los recién nacidos. Y también hay un número pequeño, aunque creciente, de informes de deficiencia de yodo en niños.

“Esto debe estar en el radar de la gente”, dijo la doctora Monica Serrano-Gonzalez, la médica de la Universidad de Brown que atendió al niño en Providence, Rhode Island, en 2021.

¿Qué es el yodo?

El yodo es un oligoelemento que se encuentra en el agua de mar y en algunos suelos —principalmente en zonas costeras—. Un químico francés lo descubrió accidentalmente en 1811 cuando un experimento con ceniza de algas creó una bocanada púrpura de vapor. El nombre “yodo” (o “iodo”) proviene de una palabra griega que significa “de color violeta”.

Más tarde ese mismo siglo, los científicos comenzaron a comprender que las personas necesitan ciertas cantidades de yodo para regular su metabolismo y mantenerse saludables, y que es crucial para el desarrollo de la función cerebral en los niños.

Una señal de insuficiencia de yodo es una hinchazón del cuello conocida como bocio. La glándula tiroides en el cuello utiliza yodo para producir hormonas que regulan la frecuencia cardiaca y otras funciones corporales. Cuando no tiene suficiente yodo disponible, la tiroides se agranda a medida que se acelera para compensar la falta de este elemento químico.

A principios del siglo XX, el bocio era muy común en niños de ciertas zonas del interior de Estados Unidos, especialmente en un “cinturón de bocio” que se extendía desde los Apalaches y los Grandes Lagos hasta el noroeste del país. Algunos de los niños eran inusualmente bajos de estatura, sordos, con un desarrollo intelectual limitado y presentaban otros síntomas de una enfermedad antes conocida como “cretinismo”.

Añadir yodo a la sal

Los expertos en salud pública se dieron cuenta de que no podían alimentar a todo el mundo con algas y mariscos para resolver el problema, pero descubrieron que el yodo se puede rociar sobre la sal de mesa. La sal yodada estuvo disponible desde 1924. En la década de 1950, más del 70% de los hogares estadounidenses utilizaban sal de mesa yodada. El pan y algunos otros alimentos también fueron fortificados con yodo, y la deficiencia de yodo se volvió poco común.

Pero las dietas cambiaron. Los alimentos procesados constituyen ahora una gran parte de la dieta estadounidense y, aunque contienen mucha sal, no está yodada. Las marcas principales de pan ya no le añaden yodo. En el caso del niño de 13 años, quien está en el espectro leve de autismo, era quisquilloso para comer: consumía principalmente sólo ciertas marcas de pan y mantequilla de maní.

Y para la gente que sí sala la comida, la moda actual es utilizar sal kosher, sal de roca del Himalaya u otros productos no yodados.

“La gente ha olvidado por qué hay yodo en la sal”, dijo la doctora Elizabeth Pearce, del Boston Medical Center. Ella es una de las líderes de la Iodine Global Network (Red Global del Yodo), una agencia no gubernamental que trabaja para eliminar los trastornos por deficiencia de yodo.

Señaló una caída del 50% en los niveles de yodo en los estadounidenses encuestados entre las décadas de 1970 y 1990.

¿Cuánto yodo es necesario?

Aunque el consumo de yodo disminuye en general, la mayoría de los estadounidenses aún obtienen suficiente a través de su dieta, dicen los expertos. Pero a los médicos les preocupa que ese no sea el caso de las mujeres y los niños, quienes son los más vulnerables a la deficiencia de yodo.

La Academia Estadounidense de Pediatría y otras sociedades médicas recomiendan que las mujeres embarazadas y lactantes consuman 150 microgramos de yodo al día. Esto se puede obtener con entre media y tres cuartos de cucharada cafetera de sal de mesa yodada.

En los últimos 15 años, los investigadores estadounidenses han informado cada vez más sobre la presencia de deficiencias de yodo leves en mujeres embarazadas. Un estudio de la Universidad Estatal de Michigan que involucró a alrededor de 460 mujeres embarazadas en la ciudad de Lansing encontró que aproximadamente una cuarta parte de ellas no consumía suficiente de este elemento.

Muchas vitaminas prenatales no contienen yodo, señaló Jean Kerver, la autora principal del estudio. Por ello los médicos recomiendan que las mujeres embarazadas o lactantes revisen las etiquetas para asegurarse de que toman multivitamínicos o suplementos prenatales con yodo.

Algunos estudios incluso han vinculado una deficiencia leve de yodo con cocientes intelectuales más bajos y retraso del lenguaje en los niños, aunque existe un debate sobre exactamente en qué niveles comienzan los problemas, refirió Pearce.

Los expertos dicen que no se han realizado suficientes investigaciones para establecer qué impacto ha tenido realmente la deficiencia de yodo en la población estadounidense en los últimos años.

Serrano-Gonzalez reportó que ella y sus colegas han visto otros cuatro casos en niños en su clínica de Providence.

“Nos preocupa que esto pueda estar aumentando, especialmente en pacientes con dietas restringidas”, dijo.

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El Departamento de Salud y Ciencia de The Associated Press recibe apoyo del Grupo de Medios Científicos y Educativos del Instituto Médico Howard Hughes. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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