‘Tuve que estar conectada a soporte vital debido a mi hábito de vapear un cartucho al día’
Amanda Stelzer acudió al servicio de urgencias en octubre de 2019 porque le costaba respirar, tenía un dolor agudo en el lumbar y sentía que el corazón se le salía del pecho
Amanda Stelzer, de 34 años, ha dicho que está "feliz de estar viva" después de tener que recibir soporte vital cuando su adicción al vapeo la dejó con una afección pulmonar potencialmente mortal.
Stelzer comenzó a vapear hace siete años cuando todos sus amigos comenzaron a hacerlo y describió cómo disfrutó la sensación estimulante que le provocaron los diferentes sabores.
Durante siete años, Amanda consumía dos paquetes de cuatro cartuchos de líquido cada semana (es decir, el equivalente a más de un cartucho por día). Después de un tiempo, ella fue internada.
Acudió al servicio de urgencias en octubre de 2019 porque le costaba respirar, tenía un dolor intenso en la parte inferior de la espalda y sentía que el corazón latía tan fuerte que parecía que se le iba a salir del pecho.
A pesar de los extensos análisis de sangre y orina, los médicos no pudieron determinar la causa de sus síntomas y le enviaron al hospital en una ambulancia.
Después de estar internada durante 24 horas, Amanda tuvo que recibir soporte vital.
Amanda, una cajera de Delaware, Ohio, EEUU, dijo: “Lloraba porque me dolía mucho. Estaba tan asustada. Lo último que recuerdo es que alguien me entregó un formulario y básicamente me dijo que necesitaba firmarlo si quería vivir. Era el formulario de consentimiento para que me conectaran a soporte vital”.
Amanda estuvo conectada a soporte vital durante unos ocho días, y los médicos advirtieron a la familia que podría permanecer así durante al menos tres meses.
Todavía no estaban seguros de la causa de su condición hasta que su madre le preguntó a una enfermera si podría tener algún vínculo con el vapeo. Fue a raíz de esa información que decidieron hacer una tomografía de su pecho.
En ese momento a Amanda le diagnosticaron síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), una condición potencialmente mortal en la que los pulmones no logran proporcionar suficiente oxígeno al cuerpo.
El personal médico confirmó que su diagnóstico de SDRA fue un resultado directo del vapeo.
Después de dos semanas más en el hospital, a Amanda le dieron de alta, pero no pudo trabajar, ver a amigos y familiares ni estar cerca de personas que fumaban cigarrillos y vapeaban durante seis meses mientras sus pulmones se recuperaban.
El SDRA es una afección grave y la afectará a Amanda a largo plazo. Si Amanda padece otra enfermedad podría llegar a estar internada de nuevo.
Se le recomendó tomar pastillas de nicotina ya que su cuerpo aún se estaba curando, pero también porque padecía abstinencia de nicotina.
Al salir del hospital, Amanda sufrió considerables pérdidas financieras y problemas de salud mental.
Ella aclaró: “Tuve la suerte de que tenía mi auto en ese momento y mi seguro cubrió el tratamiento, pero aun así me endeudé mucho”.
“Fue deprimente. Estaba feliz de estar viva, pero estaba triste porque no podía trabajar y no podía estar con familiares y amigos sin usar máscara. Fue incómodo tener que desinfectar todo y pedirle a la gente que ya no vapeara ni fumara cerca de mí. Incluso perdí a dos amigos porque se negaron a dejar de vapear”.
Amanda ahora sufre de trastorno de estrés postraumático (TEPT) como resultado de esta experiencia.
Sin embargo, su salud está “mejor que nunca” en este momento y nunca estuvo tan feliz como ahora, al contar con muchos amigos y familiares que la apoyan.
Ha decidido no volver a tocar un vaporizador y espera que su experiencia sirva como ejemplo para los demás.
Amanda explicó: “Parece inofensivo hasta que deja de serlo. Nunca se sabe lo que puede pasar. Ni lo pensé mucho cuando empecé a vapear. Es posible que la gente no quiera ver la realidad, pero si logro convencer a una sola persona a dejar de vapear, estaré feliz”.
Traducción de Anna McDonnell