Asamblea de la OEA concluye con fuertes críticas y presión a Nicaragua
La OEA concluyó su 53ra Asamblea General con un llamado a los países del continente para que unan sus fuerzas en defensa de la democracia, una fuerte denuncia sobre la grave crisis política y humanitaria en Nicaragua, y una exhortación a su gobierno para que libere de manera incondicional a los presos políticos
La OEA concluyó el viernes su 53ra Asamblea General con un llamado a los países del continente para que unan sus fuerzas en defensa de la democracia, una fuerte denuncia sobre la grave crisis política y humanitaria en Nicaragua, y una exhortación a su gobierno para que libere de manera incondicional a los presos políticos.
La reunión se llevó a cabo en un momento en que algunos de los países de la región enfrentan dificultades políticas, protestas sociales y crisis económicas, y dejó al descubierto las diferencias entre los miembros sobre la relevancia de la Organización de los Estados Americanos y su liderazgo para resolver esos problemas.
“No hay democracia sin respeto a los derechos humanos, y no hay derechos humanos sin democracia", expresó su secretario general, Luis Almagro, al término de la reunión. "La relación entre la democracia y los derechos humanos está en el centro de la creación de esta organización... sigue siendo su matriz fundamental”.
La Asamblea, que fue transmitida en vivo de manera virtual, es el órgano principal de la OEA, al que acuden delegados de cada uno de los países miembros. Arrancó el miércoles en la sede de la organización en Washington y culminó el viernes. Este año se enfocó en el tema del “Fortalecimiento de una cultura de responsabilidad democrática con promoción, protección e igualdad de los derechos humanos en las Américas”.
Nicaragua y Venezuela decidieron irse de la organización tiempo atrás, después de haber sido criticadas por elecciones irregulares y por su falta de respeto a los valores democráticos y los derechos humanos.
Esas críticas prosiguieron en la Asamblea, cuando los países aprobaron una resolución que busca presionar al gobierno del presidente nicaragüense Daniel Ortega para que se siente a dialogar y retome el camino de la democracia y el respeto a los derechos humanos.
El documento de siete páginas expresa “alarma” porque desde 2018 más de 300 organizaciones no gubernamentales, incluida la Cruz Roja, han visto canceladas sus personalidades jurídicas y confiscadas sus propiedades en ese país. Dice, asimismo, que la OEA está “profundamente preocupada” por las denuncias de persecución del clero y las comunidades religiosas, por los reportes sobre violaciones a los derechos humanos y represión, y la privación arbitraria de la nacionalidad a varios cientos de opositores políticos.
La resolución insta al gobierno de Ortega a que “cese toda violación a los derechos humanos y respete los derechos civiles y políticos”, cumpla con decisiones y recomendaciones de organismos internacionales, libere “de forma inmediata e incondicional a todos los presos políticos”, se abstenga de reprimir y detener a líderes de la Iglesia católica, y emprenda un diálogo nacional de alto nivel.
“Debemos dedicar nuestros mejores esfuerzos en generar conciencia en las Américas que ningún sistema político que no sea la democracia puede garantizar los derechos humanos”, manifestó Almagro, refiriéndose a la resolución sobre Nicaragua.
Los delegados aprobaron también una resolución que reconoce la necesidad de que la OEA facilite asistencia a Haití en materia de seguridad, democracia, promoción y protección de los derechos humanos, y la celebración de elecciones libres e imparciales en cuanto sea posible. Se determinó, asimismo, que Surinam sea la sede de la 54ta Asamblea General el año próximo.
Estados Unidos, que aporta cerca de la mitad del presupuesto de la organización, defendió firmemente el papel de la OEA para promover la democracia regional, y les pidió al resto de los miembros que no se queden callados y denuncien los intentos de líderes electos de debilitar las instituciones o violar derechos fundamentales de la población.
Pero México, uno de los países que más ha presionado para que haya un cambio en la conducción de la OEA, cuestionó el desempeño de la organización.
“México seguirá abogando por reformar la OEA para que atiendan los enormes desafíos existentes a partir del diálogo respetuoso e inclusivo y la cooperación de todos los países del hemisferio”, expresó Efraín Guadarrama, director de organismos regionales de la cancillería mexicana. “Necesitamos una OEA renovada que sea relevante y que sirva a todos los Estados, que genere soluciones sostenibles".
Poco antes, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken pidió a los países que no se hagan de la vista gorda y que denuncien las violaciones a los derechos humanos perpetuadas por gobiernos autoritarios; que busquen la forma para que rindan cuentas.
“Tenemos que hacer oír nuestra voz”, manifestó. ”No podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que hablar”.