El comandante Hernández lidera "Ejército de Árboles" en defensa de árboles de Ciudad de México

Julin Trejo Bax
Viernes, 06 de septiembre de 2024 15:08 EDT

Al desplazarse en su patineta eléctrica por un barrio del sur de Ciudad de México, Arturo Hernández ve un posible objetivo para su próxima acción y sube una foto a las redes sociales para pedir ayuda a sus seguidores. Un par de días después, él y varios de ellos golpean con mazos una gruesa capa de concreto que asfixia las raíces de un fresno cuando llegan un par de policías y les piden mostrar un permiso.

“No necesitamos un permiso para liberar al árbol”, dice Hernández a uno de los oficiales con una sonrisa. “Es como si usted me pidiera un permiso para recoger la basura de la calle”.

El agente responde también con una sonrisa, gira hacia su compañero y ambos se alejan. El martilleo continúa.

Este es El Ejército de Árboles y Hernández es el comandante. Hernández, un activista comunitario quien desarrolló una base de seguidores a lo largo de años de abordar los problemas de la ciudad en publicaciones humorísticas en línea, lanzó El Ejército de Árboles en mayo en respuesta a las crecientes quejas de sus seguidores sobre árboles vandalizados en sus vecindarios. Su misión es proteger y mejorar el bosque urbano de Ciudad de México, ya sea al eliminar concreto no autorizado, confrontar la tala ilegal o plantar árboles en áreas que los necesitan.

“Siempre digo que, si no somos capaces de cuidar al árbol que tenemos frente a nuestra casa, pues jamás seremos capaces de cuidar el Amazonas”, dijo Hernández.

Los árboles son activos esenciales en las ciudades, donde brindan sombra refrescante, reducen la contaminación y contribuyen a los espacios verdes. También absorben agua, lo que ayuda a prevenir inundaciones en un momento en que el cambio climático provoca lluvias más intensas. Todo esto es especialmente bienvenido en Ciudad de México, que ha lidiado con inundaciones en las últimas semanas y sufre una grave contaminación del aire en su extensa área metropolitana donde viven unos 22 millones de personas.

Lanzar El Ejército de Árboles fue una decisión natural para Hernández, quien hace una década fundó Los Supercívicos, una campaña basada en las redes sociales que aborda problemas comunitarios a través del humor y la sátira. Los videos de Los Supercívicos lo han mostrado mofarse de los autos que obstruyen los carriles para bicicletas, realizar parodias en el metro para promover la participación al voto y devolver basura a las personas que la tiran, por ejemplo.

Hernández dijo que atrajo más de 100.000 visitas en cada uno de sus primeros videos de El Ejército de Árboles. El “ejército” en sí es pequeño —un grupo central informal de cinco o seis personas, que van desde activistas ambientales hasta arboricultores y residentes— pero Hernández siempre logra reclutar transeúntes para que ayuden con un mazo o de otra manera. Tiene una página en GoFundMe para recaudar dinero para el trabajo.

Dijo que ha respondido a una docena de casos de vandalismo de árboles desde que inició el grupo, y ahora recibe más de 15 mensajes al día de personas que denuncian árboles vandalizados en toda la ciudad. Las quejas más comunes incluyen negocios que talan árboles para mejorar su visibilidad, personas que podan árboles de forma incorrecta y gente que vierte hormigón sobre el suelo en la base de un árbol, quizá para expandir la superficie para aparcar o para evitar dolores de cabeza de mantenimiento como recoger el excremento de los perros o la basura.

Hernández dijo que el fresno que él y sus seguidores trataban de liberar sufría a causa del hormigón que un negocio cercano de preparación de alimentos vertió sobre sus raíces para expandir la zona de aparcamiento para las motocicletas de reparto. Los trabajadores del negocio declinaron hacer comentarios a un periodista de The Associated Press.

Después de 20 minutos de martilleo intenso, las raíces del árbol empezaron a aparecer a través del hormigón roto. Un residente del barrio trajo agua para los voluntarios, que bebieron un sorbo, se limpiaron la frente y continuaron con el martilleo. Algunas personas que pasaban por allí se interesaron por la acción y permanecieron alrededor.

“¿Alguno de ustedes quiere pegarle?”, preguntó Hernández a los observadores. “A quienes más les afecta todo esto es a ustedes”.

No todos apoyan el trabajo de El Ejército de Árboles. Hernández refirió que lo han perseguido y amenazado. Puntualizó que siempre aborda un encuentro negativo con humor y lo ve como una oportunidad para educar a quienes se oponen a su trabajo.

“Somos ‘El Ejército de Árboles’ porque a veces se pueden poner batallas”, dijo.

María Toledo Garibaldi, investigadora postdoctoral del Instituto de Ecología (INECOL) y experta en árboles urbanos, elogió el trabajo de El Ejército de Árboles y dijo que estos grupos compensan la inacción del gobierno.

“Creo que es importante que las autoridades empiecen a hacer una regulación más clara y más estricta de lo que se puede cortar, lo que se puede podar, lo que se puede plantar, dónde lo puedes plantar”, expuso Garibaldi. La ciudad debería establecer un plan de manejo de bosques urbanos, agregó.

Fanny Ruiz Palacios, vocera de la Secretaría del Medio Ambiente de la ciudad, informó que la ciudad ha desarrollado programas para cuidar los árboles, pero que el cuidado a lo largo de las vías secundarias es responsabilidad de los gobiernos de las alcaldías.

Cuando el fresno quedó finalmente libre del hormigón, El Ejército de Árboles cargó los escombros hasta un camión para que se los llevaran, luego se aplaudieron e intercambiaron abrazos a la sombra del árbol.

Humberto Cruz, residente del barrio, se había sumado a la acción tras ver el llamado de Hernández en las redes sociales.

“Pues yo tengo un hijo y quiero lo mejor para él. Y una de esas pocas cosas que puedo hacer es tener bien la naturaleza para él, porque él es el futuro que viene y va a poder disfrutar todo esto”, dijo Cruz mientras señalaba el fresno.

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La cobertura climática y medioambiental de The Associated Press recibe el apoyo de varias fundaciones privadas. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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