La industria y pequeños y medianos negocios sufren los efectos de la crisis energética en Ecuador
Tras 11 años de luchar a diario por sacar adelante una modesta panadería en una zona periférica del oriente de Quito, Mónica Valiente se encuentra ante la posibilidad real de cerrar su negocio debido a que los racionamientos de energía han ocasionado una sensible reducción en la producción diaria de pan y de otros productos.
“Ésta ha sido la peor época que hemos pasado, los cortes de energía son terribles para nuestra economía”, dijo la emprendedora de 35 años y madre de dos menores de edad. “La panadería ha sido nuestra casa, nuestro trabajo y ahora casi no podemos seguir adelante”, aseguró mientras se cubría el rostro con las manos.
Antes de la crisis, hacía 2.400 panes a diario además de galletas y pasteles, ahora llega a unos 900 panes y casi no elabora otros productos.
Junto a su esposo Jesson Alcívar han intentado vender los equipos, un horno industrial eléctrico y tres batidoras, “pero nadie quiere, ni siquiera ofrecen algo, también hemos puesto a la venta la panadería”, sin respuesta de algún interesado, dijo a The Associated Press. En su tiempo libre Alcívar trabaja como taxista informal para llevar algún dinero adicional a la casa.
La penumbra crea un ambiente de soledad en las calles y en los alrededores de la panadería, que pese a permanecer abierta con velas no recibe clientes, entre otras razones por la ola de inseguridad causada por bandas criminales vinculadas con el narcotráfico.
Ecuador afronta racionamientos eléctricos de hasta 10 horas diarias en todo el país debido a una severa sequía que ha impedido el funcionamiento del mayor complejo hidroeléctrico ubicado al sur del país, donde no se han registrado lluvias de importancia en más de 100 días.
El país sufre un déficit de generación de energía eléctrica de unos 1.100 megavatios y depende en un 72% de sistemas hidroeléctricos.
La crisis eléctrica no sólo afecta a los pequeños emprendedores sino también a los medianos y grandes. Las cámaras de producción y comercio estiman pérdidas este mes de 1.200 millones de dólares.
“La oferta de energía debe ir dos o tres pasos adelante respecto de la demanda, pero aquí no se hizo nada hace años, por eso estamos como estamos”, dijo a AP el analista económico y energético Augusto Tandazo, quien no avizora una solución a corto plazo por la errática y tardía respuesta del gobierno del presidente Daniel Noboa.
Los apagones “afectan al sector industrial, comercial y residencial... es una afectación global al país, de colosales consecuencias, imposibles de calcular este momento”, agregó Tandazo.
En los negocios y supermercados, las velas escasean debido a que la demanda se ha disparado.
Kathy Castro, propietaria de un restaurante en el interior de un centro comercial del norte de la capital, atiende a los eventuales clientes con velas en las mesas.
“No puede ser que nuestra economía se esté yendo a pique por esta situación”, dijo la mujer y explicó que los empleados que tenían antes de los cortes ahora son demasiados para la cantidad de clientes que recibe el restaurante. “Hemos pensado en darles vacaciones” para no despedirlos, destacó.
Era usual que en su restaurante se vendieran entre 300 y 400 almuerzos, pero ahora las ventas son por decenas, aunque Castro no quiso precisar.
Reconoció que “estamos realmente preocupados, alarmados, estamos en alerta porque esto nos genera un problema muy grave” en varios sentidos, desde la modificación de las recetas para no depender de la electricidad hasta la reducción de la oferta diaria para que no haya excedentes de comida sin vender.
El catedrático y profesor de Economía de la Universidad San Francisco, Luis Espinosa, recordó que la situación económica en Ecuador venía siendo difícil desde 2019, “luego vino la pandemia del 2020, de lo que la economía aún no se había recuperado, y después llegaron los apagones del año pasado y de este año”.
“Entonces todos los pequeños y medianos negocios que estaban con el agua hasta el cuello, están a punto de morir, y otros muchos ya han muerto”, dijo a AP.
Las autoridades han anticipado que los cortes podrían seguir hasta fin de año o quizá hasta el primer trimestre de 2025. El gobierno concedió esta semana licencias para impulsar la energía eólica y solar, aunque no se prevé que entren en funcionamiento en el corto plazo.
“Tenemos pérdidas por unos 2.400 dólares en los primeros quince días de octubre”, dijo Valiente, y si no ocurre “un milagro, tendremos que cerrar la panadería”.