Variante “perro del infierno” llega a México y la identifican en siete estados
Hasta noviembre de este año, la Secretaría de Salud identificó 16 casos de la subvariante de ómicron denominadas como BQ.1 y BQ.1.1
La Secretaría de Salud de la Ciudad de México confirmó que, hasta noviembre de este año, se han detectado 16 casos de la subvariante del ómicron conocida como “perro del infierno” y denominadas como BQ.1 y BQ.1.1.
De acuerdo con el InDRE (Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos), los casos fueron localizados en las siguientes entidades: Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Chiapas, Campeche, Yucatán y Baja California.
El primer caso del “perro del infierno” fue detectado en la Ciudad de México a principios del mes de noviembre y, desde entonces, se han encendido las alarmas epidemiológicas en todo el país azteca; así como en EEUU, donde ya representan hasta el 11% de las infecciones registradas.
Hasta el momento, se tiene conocimiento que en Francia estas variantes ya representan el 25% de los casos activos; así como el 10% de los nuevos contagios en Bélgica y el 5% de las recientes infecciones en Italia. Según las autoridades españolas, esta cepa representa el 2,7% de las infecciones activas y se prevé que, para este fin de año, sea una de las más dominantes en el área.
De acuerdo con el ECDC (Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, por sus siglas en inglés), han detectado la circulación de los sublinajes de las variantes BQ.1 del SARS-CoV-2 “en niveles que oscilan entre el 0 y 19% durante la semana 40”.
¿Por qué se llama “perro del infierno”?
Las últimas alteraciones del ómicron –la variante del SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19– identificadas con las subvariantes BQ.1 y BQ.1.1 son identificadas como “perros del infierno” e, inclusive, “cerberos”. Se les conoce de esa manera en referencia al perro del dios Hades en la mitología griega, también conocido como “Cancerbero”.
Según documentos del pasado, “Cancerbero” era un monstruo de tres cabezas que guardaba o vigilaba las puertas del infierno o el inframundo griego.