Municipio de Lima regresa estatua de Francisco Pizarro cerca de la plaza más importante de Perú
Una estatua de bronce del conquistador español Francisco Pizarro, retirada hace 22 años de una esquina de la plaza mayor de Lima, fue develada nuevamente el sábado en un lugar cercano a su anterior ubicación en medio de las celebraciones por el aniversario 490 de la fundación de la ciudad peruana.
La escultura de Pizarro sobre un caballo y con la espada desenvainada —diseñada por el estadounidense Charles Rumsey— llegó a Lima en 1935. Fue retirada de una esquina, al lado del palacio presidencial, una madrugada de 2003 y llevada hasta un parque junto a las rieles de un tren en medio de cuestionamientos a la figura del conquistador español.
En una ceremonia sin acceso al público, con la plaza mayor enrejada y custodiada por policías, el alcalde de Lima Rafael López Aliaga y la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, revelaron la estatua —de más de cinco metros de altura y siete toneladas— que estaba cubierta con una tela blanca.
López Aliaga no habló, pero Luis Bogdanovich, gerente de la recuperación del centro histórico, dijo que en esta obra “no hay caprichos personales, ni exaltación hispanista, ni venganza indigenista... Lima y el Perú son el resultado del encuentro, origen del mestizaje... no somos ni andinos ni españoles, somos peruanos".
Díaz Ayuso refirió que el esfuerzo de Pizarro guió el nacimiento de una comunidad que es "símbolo de tradición, mestizaje y modernidad” y que su verdadera trayectoria está ”alejada de la tradicional visión de barbarie que algunos pretenden esparcir mintiendo”.
Pero los discursos de las autoridades se confundían con la bulla detrás de las rejas de decenas de peruanos que gritaban “fuera Pizarro” o soplaban “pututos”, un instrumento de viento prehispánico confeccionado con caracoles.
“Pizarro vino a robar, trajo enfermedades, mató y ¿encima uno va ha hacerle un homenaje? Aquí en la plaza debería estar Manco Cápac, el primer inca”, se quejó Alandia Valenzuela, de 55 años, nacida en la región andina de Apurimac.
Sentados en el suelo, en un costado de la plaza, varios obreros municipales miraban a lo lejos la estatua de bronce oscuro que brillaba bajo el sol.
Uno que dijo llamarse Juan, pero que no dio su apellido por temor a perder su trabajo, comentó que “Pizarro era ratero, se robó el oro del Perú, yo no soy hipócrita”. Añadió que había trabajado toda la noche sacándole brillo a la estatua con una sustancia que retiraba la grasa.
Pizarro fundó Lima el 18 de enero de 1535 en medio de un valle administrado por el líder indígena Taulichusco. La plaza tiene en sus alrededores a la catedral de Lima, al municipio, al palacio presidencial y a un club de más de 150 años que tuvo entre sus asociados a héroes del siglo XIX.
La estatua fue retirada a insistencia del entonces regidor municipal, Santiago Agurto Calvo, quien en 1997 dijo que “si los peruanos tenemos alguna dignidad...no es apropiado que estemos rindiendo homenaje a este violento e implacable conquistador Francisco Pizarro”.
Rodolfo Monteverde, profesor de Monumentos Públicos en la Pontificia Universidad Católica de Perú, dijo a Associated Press que el retorno de la estatua de Pizarro “resulta un poco ofensivo, sobre todo para las comunidades indígenas que saben todo lo que pasó con su pasado histórico, y que aún sienten la represión brutal", incluso como ocurrió entre 2022 y 2023, cuando peruanos de origen quechua exigieron la destitución de la mandataria Dina Boluarte con un saldo de 50 civiles muertos.
El experto recordó que la estatua de Pizarro está al lado de una roca de cuatro metros de altura que rinde homenaje a Taulichusco —el gobernador indígena que administraba Lima cuando llegaron los españoles— colocada en 1985 por un alcalde izquierdista.
“En el centro histórico de Lima no hay estatuas indígenas”, dijo. “Los indígenas, como Taulichusco, han sido representados como piedras. Los monumentos de un personaje, de un político, tienen un por qué... son mensajes, son discursos, cultura e ideología, y claramente el monumento de Pizarro ejemplifica al actual municipio limeño: hispanista, conservador y clasista”.