Panamá y Costa Rica tratarán el creciente tránsito de migrantes en la peligrosa jungla del Darién
Los cancilleres y ministros de Seguridad de Panamá y Costa Rica se reunirán el viernes en una provincia fronteriza entre ambos países para hablar sobre el creciente flujo de migrantes que cruzan por el peligroso Tapón del Darién desde Colombia intentando llegar a los Estados Unidos.
El ministro de Seguridad panameño, Juan Pino, informó el jueves que el encuentro tendrá lugar en la occidental provincia de Chiriquí fronteriza con Costa Rica. Se hablará de seguridad y migrantes.
Tanto Panamá como Costa Rica, que comparten fronteras, son países por donde transitan miles de migrantes cada día que cruzan desde Colombia la peligrosa jungla darienita con la intención de llegar a los Estados Unidos.
Panamá, que recibe a los migrantes y organiza el transporte vía terrestre de los desplazados desde que cruzan la selva hasta la frontera con Costa Rica, ha reiterado en las últimas semanas que el flujo se ha desbordado y ha señalado a Colombia, con quien también comparte frontera, por no contribuir desde su lado de la jungla a contener los desplazamientos.
A punto de concluir agosto, la cifra de tránsitos fue de 78.000 migrantes, dijo el ministro. Eso eleva a más de 329.000 las personas que han atravesado la inhóspita jungla en lo que va del año. Los migrantes proceden principalmente de Venezuela, Ecuador, Haití y África. Al cierre del 2022 se reportó una cifra histórica hasta entonces de 248.284 migrantes.
“Así como llegan, así mismo es el movimiento, porque si los estancamos en Darién va a haber un problema social, económico-sanitario y ellos (los migrantes) lo que quieren es movilidad”, dijo Pino.
La reunión, sobre la cual no se dieron mayores detalles, llega como antesala a un eventual anuncio de medidas que tomará Panamá para controlar el flujo sin precedentes de personas.
Panamá ha señalado que países vecinos como Colombia han hecho poco para ayudar al controlar el tránsito migratorio que ha rebasado las capacidades del país centroamericano.
A Panamá, a parte del tema de seguridad, también le preocupa el impacto ambiental de los migrantes en las áreas protegidas de la jungla darienita que se extiende hasta Colombia. El gobierno panameño ha dicho que la crisis migratoria está dejando una huella ambiental imborrable con la acumulación de unas 9.000 toneladas de basura, afectando fuentes de agua para el consumo en remotas comunidades indígenas, entre otras alteraciones.