Partido gobernante de México se acerca a mayoría en Congreso tras deserción de senadores opositores
Tras la deserción de dos senadores de la oposición, el partido gobernante de México señaló el miércoles que está más cerca de gozar de una mayoría de dos tercios en las dos cámaras del Congreso.
El partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), al que pertenece el presidente Andrés Manuel López Obrador, indicó que había sumado dos senadores del ahora extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD), el cual perdió su registro nacional después de no alcanzar el mínimo de 3% de los votos en las elecciones del 2 de junio.
Después de que se le otorgó la mayoría de dos terceras partes en la Cámara de Diputados, Morena y sus partidos aliados se encuentran a un voto de gozar de una mayoría similar en el Senado. Estas mayorías le permitirían a Morena promover controversiales cambios en la Constitución.
Estos cambios incluyen una propuesta para elegir a los jueces por votación popular, una medida que según los críticos concentraría aún más el poder en la presidencia, eliminaría la independencia del poder judicial y quedaría abierto a la influencia de aquellos que donan dinero a las campañas electorales. El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, expresó preocupaciones similares la semana pasada.
Después de varios días de especulación, la presidenta electa Claudia Sheinbaum —integrante de Morena— declaró el miércoles que dos senadores de oposición habían tomado la decisión de sumarse al bloque del partido gobernante en el Senado.
Antiguos aliados y miembros de partidos de la oposición no tardaron en calificar a los dos senadores, Araceli Saucedo y José Sabino, como traidores.
“La historia los juzgará por traidores y por ser parte del ataque a la democracia y las instituciones que sirven a los mexicanos”, escribió Xóchitl Gálvez, excandidata presidencial de la oposición, en sus canales de redes sociales.
Los usuarios de redes sociales también destacaron videos de campaña de ambos senadores, en los que habían prometido no cambiar de bando.
“Así como tú, estoy cansado de los políticos chapulines (tránsfugas) de siempre”, señaló Sabino en su video de campaña. “Para ser buen político, hay que tener palabra”.
Muchos tenían la esperanza de que Sheinbaum fuera más abierta al consenso y las negociaciones que López Obrador —su mentor político que deja el cargo el 30 de septiembre—, pero no ha sido el caso.
Además, Morena nombró al senador Gerardo Fernández Noroña como líder del Senado. El senador es conocido por su actitud provocadora, sus discursos llenos de improperios y su firme rechazo a usar una mascarilla en las sesiones legislativas a pesar de que era obligatorio durante el punto más alto de la pandemia de COVID-19.
Como el partido con mayor número de escaños puede nombrar también al líder de la cámara baja, el Congreso será encabezado por Adán Augusto López, un político de vieja escuela que hace recordar a los antiguos jefes políticos regionales de las décadas de 1940 y 1950.
Ahora que los jueces del tribunal electoral se disponen a aprobar la mayoría de dos tercios en la Cámara de Diputados durante una apelación final esta semana, no hay mucho que se interponga a los cerca de 20 cambios constitucionales que Morena quiere impulsar.
Morena probablemente sea capaz de atraer a otro senador de alguno de los partidos más pequeños. Los cambios constitucionales también requieren de la aprobación de dos terceras partes de las legislaturas estatales, y el partido y sus aliados controlan alrededor de dos docenas entre los 32 estados del país.
Salazar dijo la semana pasada que la propuesta de reforma judicial representaba un “riesgo” para la democracia de México y “amenaza la histórica relación comercial que hemos construido”.
Salazar señaló que la propuesta "hace más fácil que los cárteles y otros actores malignos se aprovechen de jueces inexpertos con motivaciones políticas”, y “creará turbulencia” a nivel económico y político durante años.
Estas declaraciones provocaron el enojo de López Obrador, quien esta semana declaró que había puesto “en pausa” las relaciones con la embajada de Estados Unidos tras los comentarios del embajador.