Secuestro de padre de Luis Díaz puede acelerar diálogo con ELN, dice jefe negociador de Colombia
Tras la liberación del padre del futbolista Luis Díaz, luego de 12 días de cautiverio, el jefe negociador del gobierno colombiano en la mesa de paz con el Ejército de Liberación Nacional consideró que la exigencia de dejar de secuestrar puede acelerar el proceso de diálogo, al tiempo en que descartó la suspensión de las conversaciones con la guerrilla.
“El hecho desafortunado del secuestro puede convertirse en un elemento positivo porque puede acelerar este proceso. Podemos llegar al fin del conflicto durante este gobierno, tenemos que tener en cuenta que la metodología que estamos abordando es: acuerdo hecho, acuerdo que se implementa”, aseguró el viernes Otty Patiño, jefe de la delegación de paz del gobierno a The Associated Press en una entrevista telefónica.
El gobierno del presidente Gustavo Petro, primero de izquierda en el poder, negocia con el ELN desde noviembre de 2022 y pactó un cese al fuego bilateral desde agosto de 2023. Se trata del sexto intento del Estado colombiano de alcanzar la paz desde 1964, cuando el grupo se alzó en armas bajo la inspiración de la revolución cubana.
El secuestro de Díaz Jiménez a manos de hombres armados en Barrancas, al noreste del país, dejó los diálogos con la guerrilla en una situación crítica y provocó que el gobierno exigiera la eliminación del secuestro como práctica.
Luis Manuel Díaz Jiménez, padre del futbolista de la selección Colombia y el Liverpool, fue liberado el jueves en inmediaciones de la Serranía del Perijá, una zona montañosa y fronteriza con Venezuela. La misión de las Naciones Unidas y la iglesia Católica sirvieron como facilitadores.
Patiño detalló que tienen conocimiento de 24 denuncias de secuestros por parte del ELN desde el 3 de agosto, de las cuales 19 han sido establecidas como “posiblemente ciertas”, sin embargo, no saben con certeza cuántas personas fueron secuestradas con anterioridad y están en poder de la guerrilla.
El gobierno, según explicó Patiño, suponía que el fin del secuestro hacía parte del acuerdo del cese al fuego vigente en el que quedó expreso el respeto del Derecho Internacional Humanitario. El ELN, sin embargo, no lo interpretó de la misma manera.
Para el jefe negociador, abandonar el secuestro es “una exigencia nacional y urgente” que pasa a ser el primer punto a tratar en la mesa de negociación.
“La práctica del secuestro ha hundido procesos enteros, ha sido un elemento que ha generado odios inmensos contra otras organizaciones como las FARC, que no han podido levantar cabeza todavía de ese tema así hayan firmado el acuerdo de paz”, aseguró Patiño, cofundador de la extinta guerrilla M-19, la misma en la que militó Petro durante su juventud.
En Colombia el secuestro ha dejado huella en la sociedad. Millones de colombianos salieron a manifestarse en 2008 contra los secuestros que cometían las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En ese entonces circulaban imágenes de secuestrados encadenados y encerrados con alambres de púas en medio de la selva. Las FARC firmaron en 2016 un histórico acuerdo de paz con el Estado y ahora rinden cuentas por el secuestro y otros delitos ante un tribunal de paz.
Patiño aseguró que la delegación gubernamental supo que el ELN tenía secuestrado a Díaz Jiménez antes de que la guerrilla lo admitiera y sólo asumieron su responsabilidad después de que el gobierno los señalara como los autores, dando inicio al proceso de liberación.
El ELN no permitió la liberación de Díaz Jiménez hasta tanto se retiraran las tropas del Ejército de la Serranía del Perijá, donde lo mantuvieron cautivo en la frontera con Venezuela. Según Patiño, el ELN no llevó al padre del futbolista hasta Venezuela, sino que lo mantuvo en territorio colombiano.
“La fuerza pública hizo un despliegue muy rápido para copar la zona y los tuvieron permanentemente en jaque. Por supuesto, actuaron prudentemente para que la presión no fuese a generar un desenlace trágico”, indicó Patiño.
El jefe negociador del gobierno descartó suspender la mesa de negociación con el ELN tras el secuestro y liberación de Díaz Jiménez.
“Sería un acto de suma irresponsabilidad nuestra abandonar la mesa. Por el contrario, hay que mirar la mesa como un instrumento para exigir el fin del secuestro y ser voceros de ese clamor nacional”, apuntó.