Unos padres venezolanos siguen desde casa el entierro de hijo tras ahogarse en Texas
Los llantos de Liliana Olivero, que observaba desde Venezuela a través de un celular, traspasaron la sombría música cristiana y las ráfagas de viento mientras el ataúd de su hijo era enterrado.
Gustavo Alfonso García Olivares murió a los 24 años ahogado en el río Bravo, no muy lejos de donde el jueves fue enterrado en el cementerio del condado Maverick en Eagle Pass, una ciudad fronteriza de Texas con aproximadamente 30.000 habitantes. Unas de diez personas asistieron al servicio, que fue transmitido en vivo a sus padres en Venezuela.
Fue el primer entierro de un inmigrante organizado por Border Vigil, una organización de derechos humanos que trabaja en la frontera entre Estados Unidos y México, una de las más letales del mundo.
“Hoy estamos tratando de recuperar algo de humanidad, no solo dando su nombre, sino también teniendo su foto y a su familia en el servicio”, dijo Amerika García Grewal, de Border Vigil, que cuenta con el apoyo de Fronteras Fund.
El entierro se celebró un día después de que el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, visitaran Eagle Pass, que estuvo en el centro del conflicto entre el gobierno del expresidente Joe Biden y el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, por quién patrulla la frontera y cómo. El presidente Donald Trump y Abbott mantienen una estrecha sintonía en política fronteriza.
Border Vigil comenzó a trabajar en 2023 en medio de un aumento en los cruces fronterizos que causaron la muerte de muchos migrantes. El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones ha contabilizado 6.438 fallecidos y desaparecidos en la frontera mexicana-estadounidense desde 2014.
Los datos publicados por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos abarcan un período de 12 meses hasta el 30 de septiembre de 2022, en los que los agentes de esta y otras agencias gubernamentales encontraron 895 cuerpos.
Los padres de García Olivares vieron a su hijo con vida por última vez en un video compartido por un amigo en el que aparecía agachado en una esquina en un tren que circulaba a gran velocidad hacia la frontera norte de México en 2023.
Víctor García recordó su última conversación: "Papá, voy a lograrlo, papá. No te preocupes que ya ustedes no van a pasar más necesidad. A mi mami le voy a comprar una casa y a ti te voy a mejorar el negocio”.
Describió a su hijo como valiente y ambicioso y contó que había aprendido el oficio de barbero a los 14 años. Lo animó a ir a la universidad, pero él decidió buscar una vida mejor en Estados Unidos. Su madre no había tenido la oportunidad de despedirse. Hasta el jueves.
La ceremonia “muy sentimental, triste, pero a la vez hay un suspiro de calma", apuntó el padre.
El cuerpo de García Olivares fue arrastrado por el río y se identificó gracias a Operación ID, una organización académica que colabora con agencias estatales, federales e internacionales. Aunque su familia prefería darle sepultura en su país, no pudieron costear los casi 9.000 dólares del traslado.
Un voluntario de la iglesia construyó el ataúd panelado de pino blanco. Cuando acabó la ceremonia, una retroexcavadora echó tierra en la tumba, donde se colocó un cartel y una sencilla cruz blanca. Está junto a dos docenas de cruces similares que ocupan una parcela en una esquina del cementerio, cerca de un cobertizo de mantenimiento.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.