El príncipe Andrew “era una plaga sexual constante” para su masajista
Emma Gruenbaum afirma que el duque de York insistió en estar desnudo, solo cubierto por sus propias toallas, durante los masajes y exigió que las sesiones se llevaran a cabo en su habitación
Un terapeuta de masajes que trataba de forma regular al príncipe Andrew en su habitación afirmó que él era una “plaga sexual constante” y que le hacía preguntas íntimas sobre su vida sexual.
Emma Gruenbaum, que ahora tiene 50 años, alegó que el duque de York era un “asqueroso por completo” y que intentaba abrazarla al final de cada una de las seis sesiones que tuvieron juntos en 2005.
Afirmó que maldijo al segundo hijo de la Reina durante su primer encuentro después de que él hizo un comentario sobre su trasero y le respondió “qué c****o te importa” cuando le preguntó si había tenido “sexo anal”.
Gruenbaum era una terapeuta de masajes deportivos de 34 años en Wentworth Club en Surrey, Inglaterra, a principios de 2005 cuando comenzó a tratar a la exesposa de Andrew, Sarah Ferguson, quien luego recomendó sus servicios.
Declaró que la secretaria del duque la llamó y la invitó al Royal Lodge, en Windsor Great Park, un domingo por la tarde, algo que le pareció “inusual”.
Supuestamente, el duque insistió en estar desnudo, solo cubierto por sus toallas, durante los masajes y que las sesiones se llevaran a cabo en su propia mesa en su dormitorio.
Gruenbaum afirmó que un miembro del personal le dijo que “no hiciera un escándalo” después de que ella expresó su malestar por la situación.
Al describir su primer encuentro, narra que trataba de ajustar la altura de la mesa de masajes cuando alega que escuchó al duque hacerle una pregunta íntima sobre su vida sexual.
Ella le contó a The Sun: “Me puse de pie rápido y me di la vuelta. Yo estaba contra la mesa de masajes y él estaba contra mí, cara a cara. Casi tocándonos, estaba muy cerca”.
“Y le respondí: ‘qué c****o te importa’. Y él solo me miró con una especie de mirada muerta y exclamó: ‘No puedes hablarme así’. Le respondí: ‘Bueno, no puedes hablarme así’”.
“Luego hubo un silencio momentáneo en el que lo miraba fijamente y traté de dar un paso hacia un lado y alejarme de la mesa. Fue algo muy tenso, fue bastante extraño”.
“Solo le pregunté: ‘Mira, ¿te vas a comportar? Quítate la bata, acuéstate y déjame hacer mi trabajo. ¿O me voy?’”
“Y él respondió: ‘No, creo que nos vamos a llevar bien’”.
Gruenbaum afirmó que el duque siguió hablando de sexo durante ese primer masaje y le preguntó cuándo había tenido intimidad con alguien por última vez.
“Tenía muchos clientes de alto perfil y a menudo visitaba sus hogares”, le explicó a The Sun, “pero Andrew era muy diferente. Fue una plaga sexual constante desde el principio”.
Gruenbaum, quien trabajaba por cuenta propia en ese momento, aclaró que, que ella supiera, el personal del Palacio de Buckingham no no la investigó.
Según los informes, la oficina de Andrew enviaba cheques por US$109 (£80) por las sesiones de 70 minutos a la dirección de la casa de Gruenbaum, así como un recibo de cortesía del duque.
Las visitas fueron casi semanales durante unos dos meses, pero luego dejó de recibir llamadas de su personal para concertar citas.
“Creo que es porque quería más y claramente no iba a llegar a ningún lado”, le explicó a The Sun. “Sus insinuaciones no funcionaban y creo que se le acabó la paciencia”.
Gruenbaum habló sobre su experiencia después de que el equipo legal del Príncipe Andrew afirmara que su acusadora de abuso sexual podría sufrir “recuerdos falsos”.
Virginia Giuffre demandó al duque por presunta agresión sexual cuando era adolescente y ambos resolvieron la demanda el 15 de febrero.
Ella afirma que la traficó el amigo del duque, el delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein, para tener relaciones sexuales con el duque cuando tenía 17 años.
El duque, que ha negado enérgicamente las acusaciones, se enfrenta a un juicio civil con jurado a finales de este año en Nueva York.
Gruenbaum afirnó que no quería “sentarse y no decir nada sobre la forma en que él era conmigo, dice que Virginia delira”.
Los representantes del príncipe Andrew se negaron a comentar sobre las acusaciones de Gruenbaum.