Baby Holly: otros siete casos de desapariciones que se resolvieron inesperadamente
La investigación de ADN reveló que una mujer de Oklahoma era una niña que desapareció en 1980 después de que sus padres fueran brutalmente asesinados en Texas
Una mujer de 42 años de Oklahoma ha sido milagrosamente identificada como “Baby Holly”, una niña que desapareció en Texas en 1980 luego de que sus padres fueran brutalmente asesinados, gracias a los avances de la tecnología forense de ADN.
Las autoridades rastrearon a Holly hasta su lugar de trabajo tras un descubrimiento en el caso que permanecía sin resolver, logrado por los investigadores especialistas de Identifinders International, le revelaron la noticia y, horas después, realizó una videollamada por Zoom con su abuela, tíos y tías biológicos, quienes estaban encantados con su redescubrimiento.
“Estoy extremadamente orgulloso del excepcional trabajo logrado por la recientemente formada Unidad de Casos Sin Resolver y Personas Desaparecidas de mi oficina”, dijo el jueves el fiscal general de Texas Ken Paxton en un comunicado que daba a conocer la noticia.
“Mi oficina trabajó diligentemente a través de todas las fronteras estatales para descubrir el misterio en torno a la desaparición de Holly. Nuestros trabajos para localizarla y reunirla con su familia biológica tuvieron éxito”.
John Bischoff, vicepresidente de la División de Niños Desaparecidos del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, comentó: “Estamos encantados de que Holly tenga ahora la oportunidad de conectarse con su familia biológica, que la ha estado buscando durante tanto tiempo. Esperamos que esto sea fuente de aliento para otras familias que tienen seres queridos desaparecidos y nos recuerde a todos nunca rendirnos”.
Las autoridades aún no han publicado detalles sobre cómo encontraron exactamente a Holly, cómo sobrevivió al asesinato de sus padres o cómo fue adoptada posteriormente.
Lo que se sabe es que el carpintero Harold Dean Clouse Jr., de 21 años, y su esposa Tina Gail Linn Clouse, de 17, se habían mudado recientemente a Lewisville, un suburbio de Dallas, provenientes de New Smyrna, Florida, cuando desaparecieron hace 42 años.
Un año después, dos cuerpos fueron encontrados en un bosque del condado de Harris, cerca de Houston: un hombre asesinado a golpes y una mujer estrangulada, pero no fueron identificados como los Clouse sino hasta octubre de 2021, cuando se exhumaron los cadáveres y fueron examinados por analistas de Identifinders.
Aunque su asesino o asesinos aún no han sido encontrados, el éxito de la búsqueda de Baby Holly al menos trae un elemento inesperado de cierre a una familia que hace mucho había abandonado toda esperanza de encontrar respuestas.
Los casos de personas desaparecidas hace mucho tiempo rara vez ofrecen conclusiones claras, lo que quizá no sea sorprendente dada la información de la base de datos nacional de personas desaparecidas y no identificadas que revela que aproximadamente 600.000 personas desaparecen en los EE.UU. cada año.
Sin embargo, los avances en genética, genealogía y tecnología forense implican que las desapariciones descartadas como irresolubles hace mucho tiempo pueden ser, al menos en teoría, reexaminadas y nuevas herramientras pueden aportar nuevas pistas.
La identificación del fallecido Harry Edward Greenwell como el Asesino de la I-65 en abril, quien mató a tiros a tres empleados de un motel del medio oeste a finales de 1980, fue solo el último ejemplo de cómo este tipo de investigación puede arrojar luz sobre un rastro que parecía perdido hace mucho tiempo.
Misteriosas desapariciones han sido resueltas en el pasado incluso sin estos avances, por supuesto. A continuación, algunos ejemplos asombrosos.
Jan Broberg
En una historia verdaderamente extraordinaria documentada en Abducted in Plain Sight (2017) de Netflix, Jan Broberg fue secuestrada dos veces por el mismo hombre, Robert Berchtold, un amigo de la familia y vecino, una vez en 1974 cuando tenía 12 años y otra en 1976 cuando tenía 14.
Berchtold se había involucrado sexualmente con ambos padres de Broberg, sin que ninguno de los dos supiera de la aventura del otro, haciendo que ambos confiaran implícitamente en él y le creyeran cuando les dijo que llevaría a su hija a montar a caballo.
En realidad, la secuestró y la llevó a México, donde se casó con ella en secreto y la convenció de que era parte extraterrestre y tenía la misión de aparearse con un hombre humano.
El FBI intervino y encarceló a Berchtold, pero llegó a un acuerdo y cumplió solo 45 días, permitiéndole secuestrar a Broberg otra vez dos años más tarde, esta vez ocultándola en una escuela católica para niñas tras convencer a su directora de que era su padre.
La niña fue hallada tres meses después, luego de que agentes federales intervinieran el teléfono de Berchtold. Broberg se convirtió en una actriz exitosa.
Jaycee Lee Dugard
Otro caso destacado de una niña secuestrada por un prolífico pedófilo fue Jaycee Dugard, quien fue secuestrada en una parada de autobuses en Meyers, California, el 10 de junio de 1991, cuando tenía 11 años, por el delincuente sexual convicto Phillip Garrido y su esposa Nancy.
Los Garrido mantuvieron prisionera a Jaycee por 18 años en su casa, en Antioch, escondida en su patrio trasero, dentro de una red de tiendas de campañas y cobertizos y esposándola a una cama sobre la que Phillip Garrido la violaba constantemente, lo que resultó en dos embarazos.
A fines de agosto de 2009, Garrido fue visto con dos adolescentes desconocidas deambulando por el campus de la Universidad de California, en Berkeley. Su extraño comportamiento provocó que fueran investigados y que finalmente Dugard fuera liberada.
Las niñas eran sus hijas biológicas, cuyo padre era Garrido.
En abril de 2011, la pareja confesó su secuestro y agresión sexual y posteriormente fueron encarcelados en junio: él fue condenado a 431 años a cadena perpetua, y ella a 36 años a cadena perpetua.
Jaycee Dugard, quien parecía sufrir un caso agudo de síndrome de Estocolmo, ha escrito dos libros sobre su terrible experiencia y su camino aclimatándose a la vida ordinaria.
Brenda Heist
Una mujer de Pensilvania desapareció en febrero de 2022, tras dejar a su hijo e hija pequeños en la escuela, y no fue vuelta a ver hasta que apareció en Florida 11 años después.
Mientras trabajaba como contadora para una concesionaria de autos, Heist pidió beneficios de vivienda para poder comprar un apartamento tras el fracaso de su matrimonio, pero al ser rechazada, simplemente “estalló”, como explicó más tarde a su desconcertada y enojada familia.
Entre lágrimas, fue abordada en la calle por un hombre y dos mujeres que trataron de consolarla y la invitaron a dejar todo e irse a viajar de ride con ellos. Caprichosamente, accedió.
Aparentemente, pasó los siguientes dos años durmiendo a la intemperie debajo de puentes y comiendo alimentos desechados de restaurantes, antes de conocer a un novio nuevo y vivir en su camper por siete años, ganándose la vida trabajando como limpiadores y otros empleos que pagaban en efectivo, para los que no necesitaban presentar una identificación.
Cuando terminó la relación, volvió a estar sin hogar dos años más (aunque una amiga dice que la dejó quedarse en su departamento), y luego decidió abandonar su vida itinerante y entregarse a las autoridades de Cayo Largo.
Elizabeth Smart
Un caso posterior con paralelismos con el de Jaycee Dugard, es el de Elizabeth Smart, de 14 años, quien fue secuestrada de su casa en Salt Lake City, Utah, el 5 de junio de 2002 por Brian David Mitchell, el trabajador de mantenimiento de su familia.
Con la ayuda de su esposa Wanda Barzee, Mitchell mantuvo cautiva a Elizabeth por nueve meses, hasta que la policía la rescató, ayudados por la hermana pequeña de Smart, Mary Katherine, y miembros de la propia familia de Mitchell, quienes lo reconocieron a partir de un retrato policial transmitido en America’s Most Wanted y llamaron para alertar.
Se supo que ella también había sido atada, violada y amenazada de muerte si trataba de escapar. Mitchell fue declarado culpable de secuestro y agresión sexual y sentenciado a dos cadenas perpetuas en prisión en mayo de 2011. Su esposa recibió 15 años, tras admitir su culpabilidad y llegar a un acuerdo.
Smart, hoy de 34 años, es activista por la seguridad infantil y comentarista en los medios.
Timothy Carney
En la mañana del 28 de septiembre de 2004, Timothy Carney, de 24 años, de Butler, Nueva Jersey, llamó a su jefe para decirle que llegaría tarde al trabajo. Nunca llegó.
Retiró US$1.000 en efectivo de un cajero automático cuatro días después, pero no se supo nada de él durante siete años.
Al reaparecer inesperadamente en septiembre de 2011, no quiso revelar su paradero, aunque su madre Phyllis ha señalado acusadoramente a una organización religiosa llamada Gospel Outreach, a la que describió como “una especie de culto”.
Por cierto, también se pensaba que el padre de Baby Holly, Harold Dean Clouse Jr., había estado involucrado en un culto religioso antes de su asesinato.
Angela Hernandez
Mientras hacía el largo viaje desde Portland, Oregón, para visitar a su familia en Lancaster, California, en julio de 2018, Hernández, de 22 años, de repente dejó de responder a los mensajes de texto de sus seres queridos mientras iba por la carretera costera del Pacífico, lo que provocó preocupación.
No hubo señales de ella durante siete días, antes de que dos excursionistas localizaran los restos de su Jeep Patriot destrozado cerca de Big Sur, donde aparentemente se había desviado por un acantilado en medio de una niebla profunda.
La encontraron herida en la base, y aparentemente se vio obligada a usar la manguera del radiador de su camioneta para extraer agua de un arroyo cercano para mantenerse con vida.
Jayme Closs
Otro caso reciente con algunos paralelismos con la historia de Baby Holly, es la de Jayme Closs, cuyos padres, cuando tenía 13 años, fueron asesinados por Thomas Patterson, de 21 años, luego de entrar por la fuerza a su casa, en Wisconsin, la noche del 15 de octubre de 2018, vistiendo un largo abrigo negro y un pasamontañas.
Ató a la aterrorizada niña, con quien se había obsesionado al verla bajarse de un autobús escolar, la metió en la cajuela de su coche y se fue, obligándola a vivir en su casa en Gordon, a una hora en coche, durante casi tres meses, antes de que fuera reconocida por un paseador de perros, quien llamó al 911.
Aparentemente, Closs ahora vive con su tía y recibió el dinero de recompensa de US$25.000 ofrecido por la compañía que empleó a sus padres, Hormel Foods, por “rescatarse a sí misma”.
Patterson cumple dos cadenas perpetuas consecutivas por asesinato más 40 años por secuestro.
“Adiós, Jayme”, murmuró mientras lo sacaban de la corte.