La policía desenterró un automóvil en una mansión de California, pero ¿lograrán descifrar cómo terminó ahí?
Un homicidio, un fraude de seguros y un clan de delincuencia china pueden estar vinculados a un automóvil enterrado en una de las ciudades más ricas de California, escribe Graig Graziosi
No sería impactante ver un Mercedes Benz convertible estacionado en la entrada de una casa en Atherton, California.
A poca distancia de Palo Alto y San Francisco, donde residen algunas de las empresas tecnológicas más rentables del planeta, Atherton alberga a magnates tecnológicos que tienen un ingreso familiar promedio que la Oficina del Censo de EE.UU. estima en más de US$450.000. Seguramente estos residentes tan bien pagados querrían un automóvil que les permita disfrutar de ese sol de California por el que pagan tanto para disfrutar.
Pero el Mercedes Benz convertible de esta historia no estaba en un camino de entrada o circulando por una carretera de California: lo encontraron enterrado bajo metro y medio de tierra en el patio trasero de una mansión de Atherton. Hace 30 años, en 1992, fue reportado como robado.
Los paisajistas estaban dando mantenimiento a los terrenos traseros de la mansión de US$15 millones el jueves cuando hicieron el curioso descubrimiento. Había un automóvil oculto debajo del suelo, ni siquiera a la profundidad de una tumba. Por extraño que parezca, quedaron aún más perplejos al descubrir que el automóvil estaba lleno de bolsas de mezcla de concreto sin usar.
Alertaron a la policía local del hallazgo y acudieron a la mansión ese mismo día. Los oficiales llevaron perros detectores de cadáveres a la inspección y las reacciones de los caninos indicaron la posibilidad de encontrar restos humanos.
Con respecto a los perros que olfatean cadáveres, el término “restos humanos” conlleva una definición amplia. Una señal afirmativa podría indicar cualquier cosa, desde un cadáver completo hasta la presencia de huesos, sangre, vómito o cualquier combinación de vísceras y humor.
El comandante de la policía de Atherton, Daniel Larsen, le dijo a CBS News: “Están ejecutando un proyecto de paisajismo, por lo que es muy posible que sea por un trabajador que se cortó y goteó un poco de sangre en el suelo. No hay manera de saber a qué reaccionan los perros antes de descubrirlo”.
Para colmo, los agentes de policía notaron que la reacción de los caninos estaba lejos de ser definitiva. Los perros —cuyas narices detectan olores entre 10.000 y 100.000 veces más que los humanos, según el Instituto de Investigación Sensorial de la Universidad Estatal de Florida— apenas registraron posibles restos.
Se requirió una excavación completa, que fue programada para los días siguientes. Mientras tanto, la policía analizó la información que pudo extraer del vehículo y descubrió que lo denunciaron como robado en 1992 en Palo Alto. Esto los llevó a la conclusión de que el automóvil probablemente fue enterrado en algún momento de la década de 1990.
Con un automóvil robado enterrado en el patio trasero de la mansión, la policía centró su atención en los propietarios. Toparon con pared rápidamente cuando la policía se enteró de que los propietarios tomaron posesión de la propiedad hasta después de que el automóvil fue enterrado.
Luego investigaron al propietario y constructor anterior de la casa, que las autoridades determinaron que era Johnny Bocktune Lew. Desafortunadamente para la policía, Lew no estuvo disponible para ser interrogado, ya que murió en 2015 a la edad de 77 años.
Sin embargo, su hija, Jacq Searle, pudo ofrecer algunos antecedentes sobre su padre al San Francisco Chronicle que podrían arrojar algo de luz sobre el misterio del automóvil enterrado.
Searle dijo que su familia vivió en la propiedad en la década de 1990 cuando se supuso que el automóvil había sido enterrado. Su padre tenía un historial de arrestos por asesinato, intento de asesinato y fraude de seguros desde al menos 1966.
Ese año, Lew fue condenado por asesinar a una mujer de 21 años en el condado de Los Ángeles, por lo que fue a prisión. Fue liberado dos años después del asesinato cuando la Corte Suprema de California revocó su decisión citando pruebas de oídas que llevaron a su condena que no debieron haberse incluido en el juicio.
Pero esa no fue la última vez que Lew vio el interior de una celda de prisión. Una década después del primer asesinato, Lew fue condenado por dos cargos de intento de asesinato, otra vez en el condado de Los Ángeles, y como resultado pasó tres años en la cárcel, entre 1977 y 1980.
En 1999, Lew supuestamente contrató a personas para llevar un yate de 56 pies y US$1,2 millones “al oeste del puente Golden Gate en aguas internacionales y hundirlo”, informa el Chronicle. Le pagó a los hombres con US$30.000 en efectivo y US$20.000 en relojes de oro.
Lew, quien se crio en Hong Kong y afirmó que tenía conexiones con el grupo Tríada de delincuencia organizada china, supuestamente advirtió a sus posibles cómplices que si lo delataban, los mataría.
Desafortunadamente para Lew, los hombres que pensó que estaba contratando para hundir el yate eran en realidad agentes encubiertos del Departamento de Seguros de California, según Recordnet.com. Los agentes llevaron el yate al agua como si fueran a hundirlo, pero lo sacaron durante la noche y lo colocaron en un dique seco como evidencia.
Lew estaba en China en el momento en que estaba programado que ocurriera el hundimiento, por lo que, a su regreso, supuestamente informó a American Yachts Limited, el asegurador de la embarcación, que el barco había sido robado en un intento de cobrar la pérdida.
“Este es el reclamo de seguro fraudulento más grande que conozco que se haya presentado”, expresó en ese momento el entonces fiscal de distrito adjunto Franklin Stephenson, según Recordnet.com
Lo arrestaron por intento de delito, pero no está claro si alguna vez fue procesado.
El fiscal de distrito del condado de San Mateo, Stephen Wagstaffe, reveló al Chronicle que Lew nunca había sido procesado por un delito en el condado, y agregó que fue la oficina del fiscal de distrito de San Joaquin la que manejó el caso de fraude de seguros.
The Independent se comunicó con la oficina del fiscal de distrito de San Joaquin en busca de comentarios.
El registro de un caso de fraude de seguros, un asesinato y dos intentos de asesinato nos lleva de vuelta al auto. ¿Lew enterró un automóvil, y de ser así, por qué?
Searle no pudo responder esa pregunta, pero recalcó al Chronicle que la participación de Lew “no me sorprendería, solo por lo sospechoso que era mi padre”.
El lunes, dos días después de que lograran exhumar el auto, la policía proporcionó información actualizada sobre el vehículo. No se encontraron restos humanos. La policía aseguró que los ocupantes actuales no se consideraron vinculados al automóvil más allá de compartir un patio con el vehículo.
¿Pero estaba vinculado a Lew? Los investigadores no lo dicen, al menos no todavía.
“Escuchamos que surgió ese nombre, pero nuestras fuentes no han confirmado si él era dueño de ese vehículo”, explicó Larsen, según Press Democrat.
Por ahora, el misterio continúa.