Los misteriosos pilares de Australia Occidental datan de hace 100.000 años, afirman científicos
Un grupo de investigadores de la Universidad Curtin (Perth, Australia) lograron determinar el origen de estas formaciones de piedra caliza y establecer una cronología de los cambios climáticos de la región gracias a un nuevo método
Las extrañas formaciones de piedra caliza que se alzan en medio del desierto de los Pináculos, en Australia Occidental, se formaron hace 100.000 años, según un nuevo estudio que arroja luz sobre el cambio climático en el continente.
Los aborígenes Yued de Australia creen que estas púas representan las manos de guerreros engullidos por la arena en “Kwong-kan”, un área que se extiende a lo largo de 1.000 km.
Ahora, investigadores de la Universidad Curtin (Perth, Australia) descubrieron que los pilares, de aproximadamente 5 m de altura y 2 m de ancho, se formaron hace 100.000 años, durante el que fue el periodo más húmedo del último medio millón de años en la zona.
“Descubrimos que este periodo fue el más húmedo del último medio millón de años en la región, distinto de otras regiones de Australia y muy alejado del actual clima mediterráneo de Australia Occidental”, dijo Matej Lipar, coautor del estudio.
Los científicos desvelaron que una abundancia de agua durante esta época provocó que las piedras calizas se disolvieran, lo que dio lugar a la formación de los característicos pilares ricos en hierro.
Según los investigadores, este tipo de paisaje existe en costas de todo el mundo, como las del mar Mediterráneo, del Medio Oriente y al sur y suroeste de África; también puede encontrarse en el subcontinente indio, el mar Caribe, Bermudas, y algunas islas del Pacífico.
Afirman que estos cambios en el terreno pueden ofrecer indicaciones sobre cambios medioambientales, pero que solo ahora se desarrolló un método que permite estudiar a profundidad los cambios en estas formaciones.
“Estudiar [los pináculos] dentro de una cronología precisa nos ayuda a entender cómo los sistemas geológicos de la Tierra responden a los cambios climáticos”, explicó Lipar.
Los nódulos ricos en hierro en las formaciones calizas funcionan como relojes geológicos, ya que atrapan el helio procedente de la desintegración de pequeñas cantidades de uranio y torio radiactivos presentes en el suelo.
“Al medir la cantidad de helio, podemos crear un registro preciso de la formación de estos nódulos”, dijo Martin Danišík, otro autor del estudio.
“Las innovadoras técnicas de datación desarrolladas en este estudio revelan que los nódulos se originaron hace unos 100.000 años, durante un periodo climático bastante húmedo”, continuó Danišík.
Los científicos esperan que el nuevo método permita asignar fechas a los cambios climáticos en paisajes como este de una manera más precisa, así como establecer una cronología más detallada de los cambios medioambientales del pasado.
“Esta investigación no solo hace avanzar el conocimiento científico; también ofrece una visión práctica de la historia del clima y los cambios medioambientales, relevante para cualquiera que se preocupe por el presente y futuro de nuestro planeta”, expresó Milo Barham, coautor del estudio.
Traducción de Sara Pignatiello