Ballenas jorobadas crean herramientas para cazar; capturan hasta siete veces más presas con redes de burbujas
El mamífero marino crea una “red de burbujas” para capturar hasta siete veces más presas en una sola inmersión, según un estudio
Las ballenas jorobadas ahora son parte de la exclusiva lista de animales que no solo utilizan, sino que también fabrican sus propias herramientas, según descubrió un nuevo estudio realizado frente a las costas de Alaska.
Los investigadores sabían que las jorobadas crean “redes de burbujas” para cazar. Ahora, descubrieron que estos mamíferos marinos gigantes no solo utilizan estas redes únicas, sino que las manipulan de diversas maneras para maximizar su ingesta de alimentos.
“Muchos animales utilizan herramientas para encontrar comida, pero muy pocos las crean o modifican por sí mismos”, explica Lars Bejder, uno de los autores del estudio, publicado el martes en la revista Royal Society Open Science.
En el estudio realizado en el sureste de Alaska, los científicos siguieron y observaron ballenas jorobadas solitarias que soplan y elaboran redes complejas de burbujas para capturar krill.
Existen registros que demuestran que las ballenas soplan burbujas en patrones que forman redes con anillos internos.
Los investigadores ahora descubrieron que los mamíferos controlan de manera deliberada los detalles de las redes de burbujas, como el número de anillos, el tamaño y la profundidad de la red y la separación entre burbujas.
Este método, que requiere una gran precisión, es “totalmente exclusivo” de las ballenas jorobadas y les permite capturar hasta siete veces más presas en una sola inmersión para alimentarse sin consumir más energía.
“Este impresionante comportamiento sitúa a las ballenas jorobadas entre el raro grupo de animales que fabrican y utilizan sus propias herramientas para cazar”, declaró el Dr. Bejder.
El éxito de la caza es clave para la supervivencia de la especie, ya que el presupuesto energético de la ballena para todo el año depende de su capacidad para capturar suficiente alimento durante el verano y el otoño en las aguas de Alaska.
El estudio ofrece más información sobre cómo las jorobadas migratorias consumen suficientes calorías para atravesar el océano Pacífico.
Cuando el número de presas disminuya en algunas zonas del océano debido al cambio climático, a las ballenas les resultará más difícil consumir suficientes calorías para migrar por esas rutas. Este hecho se ha relacionado con una serie de incidentes de ballenas que han aparecido muertas en las costas.
Las ballenas y otros cetáceos, como los delfines y las marsopas, han sido notoriamente difíciles de estudiar, incluso cuando se enfrentan a amenazas acuciantes en todo el mundo, como el cambio climático, la degradación del hábitat y la contaminación química y acústica.
“Las ballenas son un grupo difícil de estudiar, que requiere habilidad y precisión para lograr marcarlas y vigilarlas a distancia”, afirma William Gough, otro de los autores del estudio.
Los científicos utilizan con mayor frecuencia drones y marcas especiales para estudiar a estos majestuosos mamíferos marinos. “En el sureste de Alaska desplegamos marcas no invasivas con ventosas en ballenas y vigilamos con drones a las ballenas jorobadas solitarias que soplan redes de burbujas, con el fin de recopilar datos sobre sus movimientos subacuáticos”, argumentó el Dr. Gough.
Casi una cuarta parte de las 92 especies de cetáceos conocidas se enfrentan al riesgo de extinción y urgen estrategias de conservación eficaces para salvarlas.
Dado que la caza es clave para su supervivencia, los investigadores esperan comprender mejor este comportamiento y ayudar a vigilar y conservar las zonas de alimentación.
También están estudiando otros comportamientos alimentarios de las ballenas jorobadas, como la colaboración para formar redes de burbujas, la alimentación en la superficie y la alimentación en las profundidades.
“Lo que me parece emocionante es que las ballenas jorobadas han ideado herramientas complejas que les permiten explotar agrupaciones de presas que de otro modo no estarían a su alcance”, señaló Andy Szabo, coautor del estudio.
“Es esta flexibilidad de comportamiento e ingenio lo que espero que sirva a estas ballenas a medida que nuestros océanos sigan cambiando”.
Traducción de Michelle Padilla