Un rover chino detecta una extraña “casa misteriosa” en el lado oscuro de la Luna
Es probable que la “casa” sea una gran roca, pero los astrónomos no lo sabrán hasta el viaje del rover de un mes a lo largo del satélite
El rover chino Yuta 2 descubrió una “casa misteriosa” en el otro lado de la Luna.
El extraño cubo se vio en el horizonte a unas 87 yardas (80 metros) de la ubicación del rover en el cráter Von Kármán en noviembre, junto a un cráter de impacto.
Yuta 2 pasará los próximos dos o tres meses recorriendo el cráter para ver más de cerca el objeto, el cual es más probable que se trate de una gran roca que cualquier otra cosa. “Casa misteriosa” (‘shenmi xiaowu’ en chino) es un nombre de marcador de posición al que hace referencia Our Space, un canal de divulgación científica chino afiliado a la CNSA (Administración Nacional Espacial de China).
“No es un obelisco o extraterrestres, pero la verdad es algo que hay que revisar, y es difícil discernir mucho de la imagen. Pero las rocas grandes (derecha) a veces son excavadas por los impactos”, tuiteó el periodista espacial Andrew Jones.
Yuta 2, y el módulo de aterrizaje Chang'e 4, llegaron por primera vez a la Luna en 2019, lo que la convirtió en la primera nave artificial que atravesó el otro lado de nuestro satélite natural más cercano.
En mayo de este año, el rover recorrió más de 765 yardas (700 metros) a través de la superficie de la Luna y puede alcanzar una velocidad de 218 yardas (200 metros) por hora sobre sus seis ruedas, según medios estatales.
El rover también llevaba algunas semillas de algodón para intentar hacer crecer la primera forma de vida en el lado lejano de la Luna, así como tierra, berro, semillas de canola y papa, levadura y huevecillos de mosca de la fruta.
Si bien la planta de algodón brotó, aunque en un contenedor de aluminio de US$1,5 millones (£1,15 millones), pronto se declaró muerta debido a las bajas temperaturas.
“Hemos tenido en cuenta la futura supervivencia en el espacio. Conocer el crecimiento de estas plantas en un entorno de baja gravedad nos permitiría sentar las bases para nuestro futuro establecimiento de una base espacial”, declaró el profesor Liu Hanlong de la Universidad de Chongqing, quien dirigió la investigación.