Científicos descubren que la roca más sagrada de Stonehenge es de origen escocés
El descubrimiento tiene enormes implicaciones y es probable que transforme las percepciones de los arqueólogos sobre aspectos clave de la vida en la Gran Bretaña prehistórica
Una nueva y sorprendente investigación científica en Stonehenge reveló un extraordinario misterio.
La enorme piedra de seis toneladas situada en el corazón del monumento, conocida como la piedra del altar, se sometió a pruebas mineralógicas que demuestran que esta roca central fue traída a Stonehenge desde el extremo norte de Escocia.
Podría decirse que la piedra del altar es la de mayor importancia ritual de Stonehenge porque es la roca que marca la intersección de las dos alineaciones celestes más importantes del templo prehistórico: la alineación de la salida del sol del solsticio de invierno con la puesta del sol del solsticio de verano, y la alineación de la salida del sol del solsticio de verano con la puesta del sol del solsticio de invierno.
Ya se sabe que algunas de las piedras más pequeñas del monumento fueron llevadas al lugar desde el suroeste de Gales, a unos 193 km de distancia. Pero trasladar una roca desde el norte de Escocia continental o desde las islas Orcadas habría supuesto un viaje de más de 800 kilómetros.
El descubrimiento tiene enormes implicaciones y es probable que transforme las percepciones de los arqueólogos sobre aspectos clave de la vida en la Gran Bretaña prehistórica. Hasta ahora, la mayoría de los académicos han asumido que la sociedad neolítica británica era exclusivamente local o regional (según la información recopilada de identidades tribales, de clan o similares), pero si se combina el vínculo entre Stonehenge y Escocia con el origen galés de algunas de las piedras de Stonehenge, sugiere que también podría haber existido un aspecto panbritánico en la forma de vida de los británicos neolíticos.
El vínculo escocés que acaban de revelar implica que hace 4.500 años ya existía al menos cierta cooperación política y religiosa en toda Gran Bretaña. Se debe a que los neolíticos que transportaron la roca de seis toneladas desde el norte de Escocia o las Orcadas hasta el sur de Inglaterra debían saber que Stonehenge existía, que se estaba ampliando y cuál era con exactitud la forma y el tamaño de roca gigante que se necesitaba. La teoría sugiere cooperación geopolítica, o incluso algún punto en común religioso.
Otro aspecto del nuevo descubrimiento es que la sociedad del Neolítico británico meridional eligiera al norte de Escocia, potencialmente las Orcadas, como socio simbólico en la construcción de Stonehenge. Es concebible que se debiera a que Wiltshire y las Orcadas fueron posiblemente las dos culturas neolíticas más avanzadas de Gran Bretaña. El hecho de que parezcan haber sido muy conscientes de la existencia de la otra, a pesar de encontrarse en extremos opuestos de Gran Bretaña, y de haber desarrollado vínculos geopolíticos y religiosos, tiene implicaciones trascendentales que derivarán en un profundo cambio en la visión de los académicos sobre la naturaleza de la Gran Bretaña prehistórica.
Empero, el nuevo descubrimiento del vínculo escocés no solo es importante desde una perspectiva geopolítica antigua. También transformará la percepción de la tecnología marítima del Neolítico británico.
Arrastrar una roca de seis toneladas a través de montañas, colinas, valles y al menos 30 ríos durante más de 800 km (en la práctica, probablemente al menos 1.126 km) habría llevado varios años, por lo que parece relativamente improbable que la roca fuera transportada por tierra desde el norte de Escocia hasta Wiltshire. Es mucho más probable que fuera transportada por mar, un viaje que habría durado solo unos meses.
Hasta ahora, muchos prehistoriadores daban por sentado que en la Gran Bretaña neolítica no existían embarcaciones marítimas capaces de transportar con seguridad una carga tan pesada. Además, es casi seguro que en el traslado de la piedra participara un gran equipo de marineros, sacerdotes y otras personas, por lo que es concebible que se dirigiera hacia el sur como parte de una importante flotilla.
El mar del Norte dista mucho de ser tranquilo, por lo que las embarcaciones habrían tenido que enfrentarse a unas aguas relativamente agitadas y, por supuesto, los navegantes de la flotilla habrían necesitado tener un conocimiento previo de la costa de, al menos, el este de Gran Bretaña.
Por lo tanto, se teoriza que la flotilla se dirigió hacia el sur, bordeó la costa este de Gran Bretaña durante unos 1.126 km, y luego giró hacia el oeste, en el estuario del Támesis, a lo largo del Támesis y parte del Kennet hasta Newbury o posiblemente Hungerford, donde habrían descargado la roca y luego la habrían arrastrado (en un trineo o sobre rodillos) durante al menos 48 km hasta su destino final, Stonehenge.
Pero, ¿por qué los constructores neolíticos de Stonehenge querían una roca del norte de Escocia (o de las Orcadas) como centro simbólico de su espectacular templo de piedra del sur de Gran Bretaña? No hay forma de saber con certeza la respuesta a esa pregunta. Sin embargo, es posible que el concepto de los círculos de piedra se desarrollara por primera vez en las Orcadas y que, de algún modo, los constructores de Stonehenge se hayan enterado.
Por consiguiente, es concebible que quisieran asegurarse de que el elemento central de su nuevo monumento procediera de las Orcadas. De hecho, es posible que hayan elegido la roca de seis toneladas en específico por su significado religioso, y que formara parte de un importante círculo de piedras en las Orcadas.
Sin duda, los arqueólogos investigarán esa posibilidad, entre otras cosas, porque la gran roca traída a más de 800 kilómetros de Stonehenge tiene aproximadamente el mismo tamaño y forma que algunas de las utilizadas en la construcción de los círculos de piedra de las Orcadas.
Así que tal vez los constructores de Stonehenge estaban rindiendo homenaje de manera deliberada a lo que podrían haber percibido como el antepasado ideológico/teológico de su gran templo.
También sugiere que los constructores de Stonehenge veían su gran monumento como un templo compuesto de elementos procedentes de un paisaje geográfico e ideológico mucho más amplio, que incorporaba simbólica y quizás incluso espiritualmente varias partes diferentes de Gran Bretaña (incluyendo sin duda Gales y Escocia continental u Orcadas).
Pero, ¿existen otros componentes exóticos en Stonehenge que aún no se han descubierto? A partir de ahora, los arqueólogos se dedicarán a buscarlos.
“El hecho de que la piedra del altar de Stonehenge parezca proceder de la Escocia continental o de las Orcadas tiene implicaciones sustanciales para nuestra comprensión del propio Stonehenge y de la sociedad neolítica en general”, declaró uno de los principales científicos que participaron en la investigación, el doctor Robert Ixer, investigador principal del Instituto de Arqueología de Londres.
“Reescribe por completo las relaciones entre las poblaciones neolíticas de todas las islas británicas”, agregó a The Guardian. “La ciencia es hermosa y notable, y va a ser objeto de debate durante décadas […] Es asombroso”.
La investigación corrió a cargo de científicos de la Universidad de Aberystwyth, el Instituto de Arqueología de Londres y las universidades australianas de Curtin y Adelaida, y se publicó hoy en la revista científica británica Nature.
No obstante, fue un geólogo británico de la Universidad de Curtin quien llevó a cabo la investigación crucial y destacó un origen del norte de Escocia y las Orcadas para la piedra central de Stonehenge.
Identificaron la huella mineralógica de la piedra (y, lo que es más importante, las edades geológicas de esa huella, que oscilan entre unos 3.000 millones y unos 460 millones de años), lo que demostró que la coincidencia más cercana era el extremo norte de Escocia (incluidas las Orcadas).
“Ha sido un viaje de dos años de descubrimiento para mí y mis colegas. Cotejamos más de 500 edades de los minerales de la piedra del altar, y fueron esas edades las que, al correlacionarlas, nos dieron la huella cronológica crucial que reveló el origen del norte de Escocia de la roca”, explicó Anthony Clarke, el geólogo británico que llevó a cabo la investigación crucial en Curtin.
De todos los lugares antiguos de Gran Bretaña, Stonehenge es uno de los más misteriosos.
Traducción de Michelle Padilla