Por primera vez, descubren que hay tiburones gigantescos que se cazan entre sí

El hallazgo se produjo cuando el dispositivo de rastreo de uno de los ejemplares se desprendió en una ubicación atípica para la especie

Vishwam Sankaran
Miércoles, 04 de septiembre de 2024 13:17 EDT
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Un grupo de científicos ha documentado el primer caso del mundo en el que un tiburón es devorado por un depredador de mayor tamaño en mar abierto, al suroeste de Las Bermudas.

En uno de los episodios, una hembra en edad reproductiva de tiburón cailón, especie nativa del Atlántico, no solo perdió la vida, sino también a todas sus crías, que aún no habían nacido.

Los expertos afirman que, si se comprueba la veracidad del hallazgo, que se publicó el martes en la revista Frontiers in Marine Science, podría ser crucial para la conservación de ambas especies, consideradas en peligro de extinción por la ONU.

“La depredación de una de nuestras hembras preñadas perteneciente a esta especie fue un descubrimiento inesperado”, afirma Brooke Anderson, coautora del estudio.

El tiburón cailón vive en los océanos Atlántico y Pacífico Sur, así como en el Mediterráneo, y se convierte en una poderosa bestia que llega a medir unos 4 m de largo y a pesar 230 kg.

El tiburón hembra preñado que fue objeto de estudio tras su liberación
El tiburón hembra preñado que fue objeto de estudio tras su liberación (Jon Dodd)

Aunque se sabe que viven hasta 30 o incluso 65 años, las hembras no se reproducen hasta que tienen unos 13 años.

Cabe destacar que paren un promedio de solo cuatro crías cada uno o dos años, tras un periodo de gestación de entre ocho y nueve meses.

Debido a la lentitud de su ciclo reproductivo, estas poblaciones de tiburones no se recuperan rápidamente de los volúmenes actuales de pesca y el avance de la pérdida del hábitat.

Para estudiar a la especie, en 2020 y 2022, los científicos capturaron algunos ejemplares y les colocaron dispositivos de rastreo que transmiten sus datos de ubicación a un satélite, y luego las liberaron cerca de la península Cape Cod (Massachusetts).

Los dispositivos funcionaban enviando la ubicación actual a los satélites cada vez que la aleta del animal se elevaba por encima de la superficie.

Uno de los tiburones que tenía el dispositivo era una hembra preñada de unos 2,2 m de longitud.

Investigadores le colocan el dispositivo de rastreo a un tiburón cailón
Investigadores le colocan el dispositivo de rastreo a un tiburón cailón (James Sulikowski)

De esta manera, esperaban poder rastrearla y obtener los datos de ubicación para identificar cuáles son los hábitats que más predominan entre las hembras y sus crías.

Pero, muy a su pesar, el dispositivo empezó a emitir señales frente a Las Bermudas cinco meses después de su liberación, lo que indicaba que se había desprendido.

Los datos recuperados por los científicos sugerían que, durante esos cinco meses, la hembra había estado nadando a una profundidad de entre unos 100 y 200 m por la noche y unos 600 y 800 m durante el día, lo cual confirma que nadaba bajo el agua la mayor parte del tiempo.

Sin embargo, de repente, a partir del 24 de marzo de 2021 y durante unos cuatro días, la criatura parece haber permanecido a una profundidad de entre 150 y 600 m.

Al respecto, los expertos detallaron: “Solo había una explicación posible: ese día, el tiburón había sido cazado y devorado por un depredador mayor”.

Tiburón nadando con un dispositivo de rastreo en la aleta
Tiburón nadando con un dispositivo de rastreo en la aleta (Jon Dodd)

Asimismo, manifestaron que solo hay dos depredadores, ambos tiburones, que son lo suficientemente grandes como para cazar un tiburón cailón: el gran tiburón blanco y el tiburón mako de aleta corta.

Sospechan que es más probable que quien cazó a la hembra de tiburón cailón haya sido el gran tiburón blanco, ya que el tiburón mako se sumerge a mayores profundidades durante el día.

“Solemos pensar que los grandes tiburones se ubican en lo alto de la cadena alimentaria. Pero, gracias a los avances tecnológicos, hemos comenzado a descubrir que las interacciones entre grandes depredadores podrían ser aún más complejas de lo que se pensaba”, afirma el Dr. Anderson.

Y agregó: “Tenemos que seguir analizando las interacciones entre depredadores, para calcular con qué frecuencia se cazan entre sí los grandes tiburones”.

Traducción de María Luz Avila

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