Pruebas covid: ¿Cuál es la diferencia entre EE.UU. y otros países?
La demanda, los costos y la disponibilidad de pruebas rápidas e instalaciones baratas o gratuitas reflejan un sistema de salud fragmentado
Los funcionarios de la administración de Joe Biden han respondido varias preguntas hechas por periodistas en los últimos días sobre por qué el gobierno no planea enviar por correo pruebas de covid-19 a los hogares estadounidenses u ofrecerlas gratuitamente para los ciudadanos de alguna otra manera.
Que las pruebas de coronavirus estén ampliamente disponibles se ha convertido en un componente vital para el control de la enfermedad durante la crisis de salud pública, junto con las vacunas y los cubrebocas.
La demanda de kits de pruebas rápidas caseras de antígenos, cuyo precio por un paquete de dos, el más común, puede ir de los US$10 a los US$25, ha aumentado en todo el país, a medida que los resultados de los tests constantes se vuelven parte integral del regreso a la presencialidad en escuelas, oficinas y vida pública.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. ahora recomiendan que los estadounidenses se hagan una prueba rápida antes de las reuniones navideñas, ya que el clima frío tiende a hacer que las personas se mantengan dentro de casa, además de que la aparición de la variante ómicron ha generado preocupación entre los funcionarios de salud pública que estudian su impacto potencial.
Las pruebas rápidas toman unos 15 minutos y pueden detectar rápidamente proteínas de virus que desencadenan la producción de anticuerpos. Las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) generalmente son más precisas pero requieren más tiempo para procesarse.
Las pruebas rápidas no son infalibles y su disponibilidad en farmacias puede estar limitada, pero se han vuelto una parte central de la vida cotidiana de muchos estadounidenses que tienen que compaginar la crisis de salud pública con las necesidades de educación y trabajo de ellos y sus familias.
Cabe decir que los estadounidenses con seguro médico privado podrán presentar solicitudes de reembolso por pruebas caseras compradas en farmacias y otras tiendas minoristas a partir de mediados de enero.
Los estadounidenses con seguro público a través de los programas de Medicare y Medicaid no serán elegibles para reembolsos a través de la nueva política, que tampoco cubre los gastos extra de millones de estadounidenses no asegurados.
El 6 de diciembre, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, pareció burlarse de la idea de que el gobierno pudiera enviar por correo kits de pruebas rápidas a todos los hogares cuando la reportera de NPR Mara Liasson insistió en por qué EE.UU. no ofrece tests gratuitos para todos los estadounidenses.
En el Reino Unido, los residentes pueden solicitar gratuitamente por correo hasta siete pruebas rápidas de flujo lateral a la vez. Los tests están disponibles para cualquier persona mayor de 11 años que no tenga síntomas de covid-19 y a la que no se le haya ordenado aislarse, y en el caso de que no pueda obtener las pruebas en su lugar de trabajo o escuela.
Las empresas canadienses pueden pedir kits de pruebas rápidas gratis para su personal, que son entregadas directamente por el gobierno o pueden ser recogidas en las farmacias.
En toda Europa, las pruebas caseras cuestan el equivalente a unos pocos dólares o menos. Un programa de pruebas gratuito en Alemania que se desarrolló de marzo a octubre incluyó 800 millones de pruebas rápidas y 200 millones de pruebas caseras. Los residentes no vacunados tienen que presentar resultados de sus tests para poder entrar a la mayoría de los lugares.
Singapur comenzó a enviar por correo seis kits de pruebas rápidas a todos los hogares en septiembre.
Los costos iniciales relativamente altos y la falta de seguro médico de millones de estadounidenses siguen siendo obstáculos para la adecuada realización de pruebas, de acuerdo con un reporte de noviembre de la Kaiser Family Foundation.
Estados Unidos también está impulsando el abastecimiento de 50 millones de pruebas caseras que se distribuirán en centros de salud y clínicas rurales, entre otros sitios comunitarios.
El gobierno también sostiene aproximadamente 20.000 lugares donde los estadounidenses pueden hacerse la prueba de forma gratuita.
Cómo y cuándo los estadounidenses pueden acceder a esos sitios, y cómo los gobiernos estatales y locales administran los centros de pruebas públicos, es algo que varía de un estado a otro y de una ciudad a otra.
La disponibilidad y los impredecibles costos de las pruebas caseras en EE.UU. están relacionados con las regulaciones impuestas por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) y por cómo se establecen los precios en relación con el mercado, pero también reflejan el sistema de salud fragmentado y con fines de lucro del país.
La atención médica está manejada en parte por compañías de seguros de salud, fabricantes de medicamentos y una respuesta clínica más que social al cuidado de la salud de la nación. Esa respuesta significa que las vacunas y los tratamientos farmacológicos, en lugar de las pruebas y otras medidas preventivas basadas en lo social, han sido el camino para salir de la crisis actual y mantener la economía en movimiento; los estadounidenses podrían hacerse pruebas constantemente y aislarse, en caso necesario, en vez de depender de un costoso sistema de atención en el que los precios son una abrumadora barrera para recibir tratamiento.
Tanto la administración de Trump como la de Biden se basaron inicialmente en las vacunas para terminar con la pandemia, en lugar de incrementar la compra de pruebas para enviarlas a las personas.
La FDA ha autorizado 14 pruebas caseras en los EE.UU., y la Casa Blanca ha argumentado que los rigurosos y onerosos criterios a cumplir para ser aprobadas han mantenido un proceso “estándar de oro” con resultados más confiables que pueden detectar bajos niveles de virus.
Una de las pocas empresas autorizadas por la FDA, Abbott Laboratories, ha dominado el mercado de las pruebas de venta libre con sus kits BinaxNOW.
El Congreso aprobó legislaciones en 2020 y 2021 para canalizar miles de millones de dólares a la aplicación de pruebas gratuitas; en algunas ciudades, sitios de aplicación de tests sostenidos por el gobierno se instalaron en parques públicos, hospitales de salud pública, esquinas y otros lugares comunitarios. Partes de Ohio y Colorado también han implementado pruebas gratuitas caseras para sus residentes. Una demanda creciente de pruebas provocó que algunos estados reabrieran centros públicos para este fin.
La ley federal requiere que las aseguradoras cubran el costo de las pruebas de covid-19, pero los pacientes podrían terminar recibiendo facturas por otros cargos. Una encuesta entre hospitales del país encontró que los precios de los tests PCR iban de los US$20 a los US$1.419; casi la mitad estaba entre US$100 y US$200, y uno de cada cinco costaba más de US$300, según un análisis hecho en abril de 2021 por la Kaiser Family Foundation.
Una prueba rápida en una clínica de atención de urgencia fuera de la red aprobada de proveedores de un paciente asegurado, por ejemplo, podría costar US$100 o más.
El martes, al ser cuestionado sobre por qué el gobierno no envía pruebas rápidas a cada ciudadano, el coordinador de respuesta al coronavirus de la Casa Blanca, Jeff Zeints, dijo: “Creemos que el enfoque más eficiente y efectivo tiene más matices que eso”.
“Si tienes seguro privado, nos aseguraremos de que tu aseguradora te reembolse”, explicó. “Todos en Estados Unidos tienen acceso a pruebas gratuitas de una forma eficiente y eficaz”.
El mismo martes, Psaki mencionó a los reporteros que el objetivo del gobierno es “continuar ampliando nuestro programa de pruebas para satisfacer la demanda y garantizar que las personas que quieren pruebas, las obtengan”.
“Y hay una variedad de formas en las que la gente quiere pruebas”, agregó. “Algunos quieren hacerlo en sus casas, sin duda, y hemos visto un incremento de esa demanda en meses recientes, por lo que hemos cuadruplicado nuestra capacidad en ese sentido. Seguiremos trabajando”.
La administración cree que la mejor manera de hacer llegar las pruebas a los estadounidenses es “ir a buscar a la gente hasta donde está y ponerlas a disposición en los sitios adonde la gente va (centros de salud comunitarios, centros de salud rurales, farmacias, consultorios médicos, escuelas), así como tener un componente en el que las personas puedan tener pruebas gratuitas en sus hogares”, dijo Psaki.
“Nuestro enfoque no es enviar una prueba a todos en el país... tener millones de pruebas sin usar, cuando sabemos que otros podrían utilizarlas”, agregó.