Perder el sentido del olfato con covid no solo es molesto, sino que puede arruinar tu vida sexual
El impacto que la pérdida del olfato tiene en las relaciones, sexuales o de otro tipo, no es simplemente un síntoma leve, sino que puede tener efectos profundos en quienes lo experimentan
Hasta que no se pierde el sentido del olfato no se comprende lo mucho que se da por sentado y cuántos aspectos de la vida se ven afectados. Ahora sabemos que la pérdida de la capacidad olfativa es uno de los síntomas asociados al covid. Los científicos han empezado a investigar el impacto que tiene la pérdida del olfato en las relaciones.
Esta investigación ha descubierto lo importante que es el olfato para sentirse conectado con la pareja y los hijos. Los participantes en la investigación describen cómo la pérdida del sentido del olfato les hizo sentirse solos incluso cuando estaban rodeados de sus seres queridos, porque los olores tranquilizadores y familiares que daban por sentado habían desaparecido.
La atracción y la estimulación sexual implican todos los sentidos: Tacto, oído, vista, gusto y olfato. Para algunos, perder el olor familiar de la pareja antes o durante las relaciones sexuales no solo redujo el deseo, sino que fue un rechazo total, ya que los olores anteriormente atractivos fueron sustituidos por olores desagradables.
El cambio inducido por covid en los sentidos no solo puede eliminar la experiencia del olor, sino también distorsionarla. Lo que antes era un desencadenante de la estimulación sexual se convierte en repulsivo y en un triturador de la libido.
La relación entre el gusto y el olfato es estrecha y a menudo se superpone. Hemos evolucionado para sentir repulsión por la comida o la bebida que huele mal. Así que, aunque esta alerta evolutiva tiene su razón de ser y nos ayuda a evitar las intoxicaciones alimentarias, la pérdida de olfato también puede, por desgracia, amortiguar la excitación. La comida y la bebida son a menudo el preludio de la intimidad sexual, y si la capacidad de disfrutar de estos placeres se elimina o se distorsiona, es fácil ver el efecto que tendrá.
Pero el gusto no se limita a la comida. Los besos, obviamente, implican algo de degustación y, cuando ésta se interrumpe, puede pasar de ser placentera a ser un impedimento para el sexo. Algunos de los participantes en la investigación comentaron que evitaban besar a su pareja porque el sabor les resultaba repulsivo. Aparte de ser una parte importante de la intimidad, está claro que es una conversación difícil de mantener con la pareja sin ofenderla o poner en peligro esa parte de la relación.
Tampoco se trata solo de los demás, sino también de no saber cómo hueles. La falta de ese sentido crucial genera inseguridad. Del mismo modo, si tu sentido del olfato está distorsionado y crees que tu pareja huele a cloaca, va a ser difícil mantener una relación íntima.
Pero no todo es tan negativo, ya que algunos participantes reportaron mejoras en sus relaciones. Donde antes se sentían repelidos o al menos encontraban el olor de su pareja desagradable, la pérdida de olor en realidad los liberó. Les quitó las inhibiciones y se sintieron más seguros de sí mismos en las relaciones sexuales y en su papel durante los momentos de intimidad.
La pérdida del olfato será un efecto temporal de covid para la mayoría de las personas, pero se calcula que el 10% de los que experimentan esta pérdida la sufrirán durante al menos seis meses. El impacto que la pérdida de olfato tiene en las relaciones, sexuales o de otro tipo, no es simplemente un síntoma leve, sino que puede tener efectos profundos en quienes lo experimentan, a corto o largo plazo.
Los profesionales de la salud suelen pasar por alto este síntoma y sus efectos, o los consideran triviales. La nueva investigación sugiere lo contrario. Este síntoma de covid tiene la capacidad de amenazar los vínculos maternos, sexuales y de otro tipo. Es vital que los profesionales sanitarios superen cualquier timidez a la hora de preguntar a los pacientes sobre las consecuencias que la pérdida de olfato tiene en sus relaciones más íntimas. Si no lo hacen, el covid puede privar a las personas de un placer que todos tienen derecho a disfrutar.
Ian Hamilton es profesor titular de adicción y salud mental en la Universidad de York, Inglaterra.