Dentro de las casas reales de Jack Fisk para la ficción del cine
El legendario diseñador de producción Jack Fisk ha recorrido muchos caminos en su vida. Va en pequeñas carreteras en busca de locaciones de rodaje y laderas en las cuales construir sets. Ha estado en las Islas Salomón para “The Thin Red Line” (“La delgada línea roja”) y en las Montañas Rocosas canadienses para “The Revenant” (“El renacido”). Pero Estados Unidos es su territorio.
Fisk, de 78 años, lleva medio siglo construyendo algunas de las casas y estructuras más indelebles del cine. Creó la gran casa victoriana que se alza en medio de campos de trigo en “Days of Heaven” (“Días del cielo”) de Terrence Malick de 1978. Erigió la torre petrolera de “There Will Be Blood” (“Petróleo sangriento”) de Paul Thomas Anderson de 2007. Y construyó la casa de Mollie Burkhardt en la reserva osage para “Killers of the Flower Moon” (“Los asesinos de la luna”) de Martin Scorsese.
“Killers of the Flower Moon”, que recreó la ciudad de Fairfax, en Oklahoma, alrededor de 1919, expande la amplia franja de terreno e historia estadounidense que Fisk ha cubierto. Y le ha valido su tercera nominación al Oscar, una piedra angular en una carrera que crea mundos toscos en la pantalla con una proporción tan fina que se sientes como si caminaras dentro de ellos.
Eso se debe en parte a que uno, o al menos los actores, realmente pueden hacer eso. Aunque la mayoría del diseño de escenografía se hace por partes, con algunas fachadas sólo para la cámara, Fisk prefiere construir casas enteras para dar a los cineastas y actores la capacidad de entrar y salir de ellas. Para asomarse por las ventanas.
“Construimos todo para que se pueda filmar en 360 grados”, dijo Fisk en una entrevista reciente desde su casa, un rancho de caballos de 210 acres (84 hectáreas) donde él y su esposa, Sissy Spacek, viven en el condado de Albemarle, Virginia. “Y los directores lo aprovechan. Me encanta no reducir sus opciones demasiado pronto. Pueden moverse. Y cuando los actores se involucran, es mucho más orgánico”.
“Es algo que siempre me ha gustado hacer porque me gusta construir”, agregó Fisk, sonriendo.
El trabajo de construcción en su casa avanza a paso de tortuga, dice, en comparación con el set. En “There Will Be Blood”, su equipo contaba con unos 50 carpinteros. “Cuando tú lo haces por ti mismo, todo se vuelve lento como la melaza”, dice.
Fisk se inició como pintor y escultor. Asistió a la escuela de arte e inicialmente llegó a Hollywood con la idea de pintar vallas publicitarias. Después de dedicarse al cine, ha ayudado a diseñar todo tipo de películas. “Carrie” de 1976, “Eraserhead” (“Cabeza borradora” de 1977. “Mulholland Drive” de 2001. Ha trabajado en casi todas las películas de Malick. Pero por lo que es más conocido son sus casas.
“Cuando me involucré en el cine, fue muy emocionante porque yo construía y luego ellos lo filmaban. Así que había un registro de ello. Estaba igual de feliz de no volver a verlo. Siempre se ve mejor cuando lo filman. La iluminación está ahí, el vestuario está ahí, los actores están ahí actuando. Así que lo estás recordando de la mejor manera posible”, dijo.
Previo a los Oscar, Fisk contó las historias detrás de algunas de sus construcciones más memorables.
“DAYS OF HEAVEN”
Para la historia de Malick ambientada en 1916 sobre un triángulo amoroso en una finca de Texas en la época de la cosecha, Fisk terminó en Alberta, Canadá. La temporada se había atrasado y más granjas del sur ya habían cosechado su trigo. En Alberta, Fisk tenía seis semanas hasta el momento de la cosecha, y cuatro hasta que las cámaras rodaran para construir la casa de Malick que el director imaginó dominando paisajes similares a los de Ed Hopper.
Fisk, en busca de complacer a Malick, decidió construirlo todo.
“Creo que mucho de esto se debe a que yo era nuevo en el negocio. No sabía que no se podía construir todo”, dice Fisk. “Además, había hecho otra película con Terry en ese momento, ‘Badlands’, y me di cuenta de lo fluido y poco cuadrado que era él. Nunca usa guiones gráficos. Ni siquiera mira los dibujos. Le gusta aparecer y sentirlo. Más que cualquier otro director con el que he trabajado, se preocupa por la luz”.
“Days of Heaven” sigue siendo uno de los escenarios más exuberantes del cine estadounidense, empapado de tonos de atardecer y vastos campos de trigo que se extienden interrumpidos sólo por los trabajadores en ellos y la mansión que se cierne a la distancia.
“Todo el mundo pensaba que todo se había rodado en la hora mágica (el atardecer), a la que pronto llamamos ‘hora trágica’ porque era muy corta”, dice Fisk. “Pero no fue así. Filmaba hacia el este por la mañana y hacia el oeste por la tarde”.
“THE NEW WORLD”
El padre de Fisk construía fundiciones y, cuando tenía 10 u 11 años, Fisk comenzó a construir sus propios fuertes mientras crecía en la zona rural de Illinois. (Para “Badlands”, hizo un fuerte de tres pisos en el bosque en un solo día. “Terry lo filmó mucho”, dice Fisk). Pero la película de Malick de 2005 “The New World” (“El nuevo mundo”), sobre la fundación de Jamestown, el primer asentamiento permanente inglés en Estados Unidos, exigía una fortaleza de una escala mucho mayor.
Fisk ha sido calificado como un diseñador de producción al estilo del método por su fidelidad a la autenticidad y a menudo construye sets de época con herramientas apropiadas para la época.
“De alguna manera, me acerco a estas películas como si estuviera haciendo un documental”, dice Fisk.
Fisk, un investigador obsesivo, indagó en los métodos con los que se construyó Jamestown a principios del siglo XVII. Eso lo llevó a dudar de algunas representaciones de un Jamestown más pulido con tablones de corte liso. Fisk sospechaba que había algo más sucio. Y a veces, como en la selección de Fisk de la ubicación de un aserradero, sus deducciones fueron corroboradas por la investigación simultánea del arqueólogo Bill Kelso, quien dirigió el Proyecto de Redescubrimiento de Jamestown.
“Regresó al set y dijo: ‘Encontré evidencia de un aserradero casi exactamente en el mismo lugar en Jamestown’”, dice Fisk. “Así que sabíamos que estábamos en el camino correcto. Gran parte de la historia es sentido común y la gente hace las cosas de la manera más eficiente posible. Gran parte de mi trabajo consiste en investigar mucho y luego de alguna manera dejarlo y trabajar desde tus entrañas”.
“THERE WILL BE BLOOD”
Fisk ha comparado el trabajo de un diseñador de producción con jugar a ser Dios, y un poco como ser un niño. Para la epopeya loca de Anderson de 2007, caminó por ranchos alrededor de Marfa, Texas, antes de decidir la loma dónde iría la torre de perforación de petróleo de 90 pies (27 metros). Para una película en la que el comercio y la religión chocan con un frenesí común, la iglesia se fue a una ladera opuesta.
“Me encanta cuando estás a pie con un director y guionista y la historia comienza a visualizarse para él”, dice Fisk. “De repente sabemos cuántos pasos hay que dar para llegar a la iglesia desde la torre de perforación. Empieza a ser real”.
Una parte inherente del diseño de producción de Fisk es la construcción al servicio de los personajes. Se conectó por primera vez con Spacek en “Badlands” de Malick después de que llenara sensiblemente los cajones en el set con chucherías que se relacionaban con el personaje de Spacek.
“Daniel-Day Lewis, a medida que encontraba cosas de vestuario que le gustaban, las usaba siempre. Encontró un sombrero en ‘There Will Be Blood’ y simplemente lo usó”, dice Fisk. “Nos pidió que le hiciéramos una habitación detrás de su casa en Marfa que no tuviera nada más que los muebles de la época para que pudiera entrar allí y simplemente desconectarse”.
“TREE OF LIFE”
Fisk no necesitó construir ninguna de las casas para el drama cósmico de Malick “The Tree of Life” (“El árbol de la vida”) de 2011, basado libremente en los propios recuerdos de la infancia del director en Texas de los años 50. Localizó una comunidad de casas de época en Smithville, a unas 40 millas al sureste de Austin.
“Agregué ventanas y tragaluces para fines de iluminación. Pero eran casas que existían”, dice Fisk. “Bloqueé unas cinco cuadras de casas y retiré unidades de aire acondicionado y cobertizos de metal y puse cercas para cubrir las cosas que no estaban bien para que Terry pudiera entrar en ese lote trasero de cinco acres y filmar casi cualquier cosa”.
Una excepción dramática: el roble gigante vivo que trajo Fisk. Malick no lo había solicitado. “Pero parecía importante, ya sabes, ‘Tree of Life’, que hubiera un árbol en su jardín”, dice Fisk. Encontró uno en un rancho a las afueras de la ciudad. Luego vino el estresante y complicado trabajo de moverlo, todo mientras, recuerda Fisk, Malick mantenía una distancia nerviosa, temeroso de que una película titulada “Tree of Life” talara un gran roble.
“El departamento de carreteras de Texas cerró una autopista para que pudiéramos conducir por el lado equivocado de una autopista para evitar un puente”, recuerda Fisk. “Luego, cuando llegamos a la ciudad, la compañía telefónica, la compañía de televisión por cable y la compañía eléctrica enviaron cuadrillas. Cortaban los cables, enviábamos el árbol y había otra cuadrilla que los volvía a colocar. La gente estaba en sus patios en sillas de jardín viendo pasar este desfile de dos millas por hora”.
“KILLERS OF THE FLOWER MOON”
Recrear Fairfax en “Killers of the Flower Moon” no fue el mayor desafío de Fisk en su primera película con Scorsese. Había fotografías de la época y muchos documentos históricos. (Sin embargo, un ajuste personal que hizo fue albergar un salón de billar y una barbería en un solo lugar, como recordaba de su infancia en el Medio Oeste).
Más complicado fue rastrear la casa de Mollie Burkhart (Lily Gladstone). Viejos documentos judiciales sugerían que no era dueña de su casa, sino que vivía con su madre, Lizzie. Eso lo llevó a una posibilidad en la reserva osage que Fisk tomó como inspiración, pero que se amplió con un segundo piso y un porche envolvente. Una vez más, lo construyó en su totalidad, con algunos agujeros tallados para los lugares donde Scorsese quería poner una cámara.
“Me encanta construir casas como lo hicimos en la película de Marty al aire libre”, dice Fisk. “Están en la casa. Salen por los escalones. El clima los afecta. Si llueve, pueden oírlo. Saben que para recibir cualquier brisa hay que abrir una ventana”.
“Cuando miras a 360 grados, no ves nada que te saque de ese período”, añade. “En esas casas, las construimos tan lejos en la pradera que tuvimos que construir caminos para entrar en ellas. Lo único que te diría que no estás en la época es el equipo de cámara”.
Al ver “Killers of the Flower Moon” de nuevo, es sorprendente cuánto de la película vive en la casa de Mollie y sus alrededores. Su casa tampoco era endeble. Tuvo que durar el mal tiempo y una larga producción.
“Los decorados de esa película se construyeron para durar todo el rodaje”, dice Fisk. “Se construyeron fuertes porque estábamos entre huracanes y tuvimos que construir para soportar fuertes vientos. Simplemente hizo que fuera doblemente divertido construirlo como una casa real”.
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