Documental “K-pop Idols” analiza un arte que exige perfección

Juwon Park
Viernes, 30 de agosto de 2024 12:56 EDT

La serie documental “K-pop Idols” ofrece una mirada íntima a cómo la industria del K-pop adopta una mayor diversidad mientras lidia con desafíos en un arte que exige perfección.

La serie de seis partes, estrenada el viernes en el servicio de streaming Apple TV+, presenta a la estrella coreano-estadounidense Jessi y a bandas emergentes de K-pop como Cravity y Blackswan, mientras documenta los altibajos de sus carreras.

El K-pop es conocido por su mezcla de voces con coreografías precisas.

Las integrantes Fatou y Nvee de Blackswan dijeron a The Associated Press que ensayan hasta 10 horas diarias, incluyendo sesiones de coreografía y canto antes de su “regreso”, que se refiere a una serie de eventos para promocionar sus últimas canciones.

La extenuante práctica comienza temprano.

Una vez bajo contrato, los aprendices de K-pop ingresan a un sistema que incluye clases de modales, idioma, baile y coreografía. Hasta 2022, había 752 aprendices de K-pop bajo etiquetas de entretenimiento, según un informe de la Agencia de Contenido Creativo de Corea.

A pesar de las luchas recientes contra “el lado oscuro del K-pop”, el documental muestra que persisten algunos problemas de la industria.

Youngheun, ex integrante de Blackswan, dijo que tenían un toque de queda y no se les permitía beber ni tener citas. “Incluso tuvimos que informar cuando nos estábamos arreglando las uñas e íbamos a la tienda de conveniencia frente a nuestra casa”, comparte en el documental.

El control rígido se extiende a la dieta.

Gabi de Blackswan, se ve comiendo huevo, pechuga de pollo y lo que se asemeja a palitos de camote durante su período de aprendiz. “Estoy a dieta porque el señor Yoon (el jefe de la disquera) me dijo que necesito perder peso”, dijo.

La presión también se aplica a las bandas de chicos.

Wonjin, miembro de Cravity, compartió que le dieron dos semanas para perder peso y unirse al sello. “Comía como un huevo al día (...) Perdí unos 7 kilos”, dice en el documental.

Bradley Cramp, uno de los productores ejecutivos del documental, señaló que tales restricciones también existen en otras industrias competitivas.

“Honestamente, no conozco a un ídolo o atleta deportivo de élite o artista que no se ocupe del tema de la dieta, la imagen y la salud mental en un grado u otro”, dijo a The Associated Press.

El documental también aborda el nuevo desafío del K-pop: abrazar la diversidad.

Tras el éxito internacional de BTS, los sellos discográficos de K-pop han reclutado activamente talentos extranjeros, lo que a veces conlleva desafíos desconocidos.

En el documental, Yoon Deung Ryong, fundador del sello DR Music de Blackswan, lucha por resolver conflictos internos entre los integrantes, que luego se intensificaron a enfrentamientos en línea entre fans.

“Si la compañía dice: ‘no pelees’, no pelearán”, dijo, refiriéndose a los grupos tradicionales de K-pop. Pero agregó que no puede controlar a un “grupo multinacional” de la misma manera debido a las diferencias lingüísticas y culturales. Actualmente no hay miembros coreanos en Blackswan después de los cambios en su alineación.

Con la expansión global del K-pop, persisten dudas fundamentales sobre la esencia del K-pop.

“En un grupo de K-pop, si no hay miembros coreanos, siento que es sólo un grupo de covers de K-pop, ¿no?”, dijo la exintegrante coreana de Blackswan, Youngheun, en el documental.

Sin embargo, Hyeongjun de Cravity no está de acuerdo. “Si los extranjeros vienen a Corea y cantan en otros idiomas, no estoy seguro de si puedo llamar a eso K-pop, pero dado que ellas (las integrantes de Blackswan) están activas en Corea y cantan en coreano, son K-pop”.

Cramp dijo que las redes sociales han impactado el ecosistema del K-pop de varias maneras, incluida la creación de una “relación simbiótica” entre las estrellas del K-pop y los fans, y obligar a las estrellas a vivir sus vidas “bajo un microscopio”.

“Hay un deseo de ser real. Pero, por otro lado, obviamente tienes que mantener ciertas cosas fuera del foco público”, dijo a AP. “Quieres ser famoso, pero al mismo quieres tu privacidad y quieres poder ir a cenar con tus amigos y pasar un buen rato y no ser filmado haciéndolo”.

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