Padre del primer soldado estadounidense fallecido en Afganistán está avergonzado por retirada
Johnny Spann fue asesinado en un levantamiento de prisioneros en el norte de Afganistán en noviembre de 2001
El padre del primer militar estadounidense asesinado en Afganistán dice que está "avergonzado" de la retirada de Estados Unidos de ese país.
Johnny "Mike" Spann fue asesinado durante un levantamiento de prisioneros talibanes en el norte de Afganistán en noviembre de 2001.
El oficial paramilitar de la CIA de 32 años, que tenía dos hijas pequeñas y un hijo, se había ofrecido como voluntario para su despliegue en el país a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Spann, un ex infante de marina, estaba interrogando a prisioneros talibanes en un fuerte cerca de Mazar-e Sharif el 25 de noviembre de 2001, cuando cientos de ellos protagonizaron un levantamiento violento.
Fue uno de los 2.448 militares estadounidenses muertos en Afganistán desde el 11 de septiembre de 2001 hasta abril de 2021.
El padre de Spann, también llamado Johnny Spann, le dijo a The Washington Post que no se oponía a que las tropas estadounidenses abandonaran Afganistán, pero que creía que estaba sucediendo en el momento equivocado.
"Estoy muy frustrado y avergonzado por la forma en que salimos de Afganistán", declaró al periódico.
Spann, de 73 años, dice que vio con horror cómo afganos desesperados intentaban subir a bordo de un avión de carga C-17 de Estados Unidos cuando salía del país a principios de esta semana.
"No parece que aprendamos de nuestros errores", dijo Spann, partidario del presidente Donald Trump, quien agregó que el país había sido "entregado a los talibanes".
“No podríamos haber hecho las cosas que hicimos como país sin esos afganos. Les hicimos promesas, y sabemos lo que les va a pasar”, añadió.
Spann, que es de Alabama, aseguró que fue "desgarrador" para él pensar que la muerte de su hijo y otros estadounidenses y afganos fue "como ocultarlos debajo de la alfombra y alejarse" cuando los talibanes retomaron el poder.
Pero agregó que las escenas caóticas en Kabul le demostraron que su hijo en realidad “murió por una buena causa”.
“Hicieron lo que se suponía que debían hacer, nosotros hicimos lo que se suponía que debíamos hacer”, declaró.
“Estoy orgulloso de Mike y sus socios, la gente con la que fue, estoy tan orgulloso de ellos. No quiero que piensen que todo lo que hicieron fue en vano. Durante 20 años, nos mantuvieron a salvo".