Al menos cuatro muertos en una explosión durante una misa en el sur de Filipinas
Una fuerte explosión atribuida a una bomba interrumpió una misa católica y mató al menos a cuatro personas el domingo, además de herir a docenas de personas en una ciudad de mayoría musulmana en el sur de Filipinas, según las autoridades.
La misa se celebraba en un gimnasio en la Universidad Estatal de Mindanao, en la ciudad de Marawi, cuando la explosión sembró el pánico entre las docenas de estudiantes y alumnos presentes y dejó cuerpos de víctimas ensangrentadas en el suelo, dijo Taha Mandangan, jefe de seguridad del campus estatal.
Al menos dos de los heridos luchaban por sus vidas, añadió.
“Esto es claramente un acto de terrorismo. No es una simple disputa entre dos personas. Una bomba mata a todo el que está cerca”, dijo Mandangan a The Associated Press por teléfono.
Al menos cuatro personas murieron, tres de ellas mujeres, y otras 50 personas fueron trasladadas a dos hospitales para ser atendidas de lesiones en su mayoría leves, indicó el mayor general Gabriel Viray III, comandante militar de la región.
Sólo dos de los fallecidos habían sido identificados, según las autoridades.
Soldados y policías acordonaron de inmediato el lugar y realizaban una investigación preliminar, que incluía revisar las imágenes de seguridad para buscar a los responsables. Se colocaron controles de seguridad en la ciudad.
La detonación provocó una alerta de seguridad en Marawi y sus alrededores cuando comenzaban los desplazamientos, compras y atascos asociados a las navidades en todo el país. La guardia costera filipina dijo haber ordenado a todo su personal que incrementara las labores de inteligencia, inspeccionara con más cuidado los transbordadores de pasajeros y empleara perros detectores de explosivos y agentes tras el supuesto ataque.
El asesor presidencial Carlito Galvez, exjefe del Estado Mayor y que ahora supervisa los esfuerzos del gobierno para sofocar insurgencias musulmanas y comunistas, condenó con dureza lo que describió como un incidente con una bomba.
“Este ataque espantoso, que ocurrió durante una misa (...) muestra los métodos crueles que emplearán estos elementos anárquicos para sembrar el miedo, la ira y la hostilidad entre nuestra gente”, dijo Galvez en un comunicado. “No permitiremos que esto ocurra”.
En un primer momento no había indicios claros de quién era responsable de la explosión, aunque la policía dijo que comprobaría la posible implicación de milicianos musulmanes, que aún tienen presencia en la región tras años de campañas militares y policiales.
Los investigadores evaluaban si la explosión se debía a una bomba casera o una granada y si el ataque estaba relacionado con la muerte de 11 supuestos milicianos islámicos el viernes en una ofensiva militar respaldada por ataques aéreos y fuego de artillería cerca de la población de Datu Hoffer, en la provincia sureña de Maguindanao, indicó el director de la policía regional, el general de brigada Allan Nobleza.
Los milicianos abatidos pertenecían a Dawlah Islamiyah, según Nobleza. Se trata de un grupo armado que se alineó con el grupo Estado Islámico y aún tiene presencia en la provincia de Lanao del Sur, donde se encuentra Marawi.
La ciudad salpicada de mezquitas sufrió un ataque de milicianos islámicos afines al grupo EI en 2017 en el que murieron más de 1.100 personas, en su mayoría milicianos, antes de que su asedio de cinco meses cayera ante fuerzas filipinas respaldadas por ataques aéreos y aviones espía desplegados por Estados Unidos y Australia.
La minoría musulmana en Filipinas, un país de mayoría católica, se concentra en el sur, donde hay una rebelión separatista desde hace décadas.
El grupo insurgente más grande, el Frente Islámico de Liberación Mora, firmó un acuerdo de paz con el gobierno en 2014 que redujo la violencia de forma considerable. Pero varios grupos armados más pequeños rechazaron el pacto y continuaron con los ataques con bombas y otros atentados pese a las ofensivas del gobierno.