Destrucción en sur de Líbano genera temores de que Israel trata de crear zona de contención
Encaramada en la cima de una colina a pocos pasos de la frontera con Israel, la pequeña aldea de Ramyah, en el sur del Líbano, ha sido casi borrada del mapa. En una aldea vecina, las fotos satelitales muestran una escena similar: una colina que alguna vez estuvo cubierta de casas ha sido reducida a una mancha gris de escombros. Los aviones de guerra y las fuerzas terrestres israelíes dejaron un rastro de destrucción en el sur del Líbano el mes pasado. El objetivo, dice Israel, es debilitar al grupo extremista Hezbollah, alejarlo de la frontera y poner fin a más de un año de fuego de Hezbollah en el norte de Israel. Incluso las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas y las tropas libanesas en el sur han sido atacadas por las fuerzas israelíes, lo que plantea dudas sobre si pueden permanecer en el lugar. Más de 1 millón de personas han huido de los bombardeos y vaciado gran parte del sur. Algunos expertos dicen que el plan de Israel podría ser crear una zona de amortiguación despoblada, una estrategia que ya ha desplegado a lo largo de su frontera con Gaza. Algunas condiciones para una zona neutral de ese tipo ya parecen dadas, según un análisis de imágenes satelitales realizado por The Associated Press y datos recopilados por expertos en cartografía que muestran la amplitud de la destrucción en 11 aldeas cercanas a la frontera. El ejército israelí ha dicho que el bombardeo es necesario para destruir los túneles de Hezbollah y otras infraestructuras que, afirma, el grupo ha incrustado en las ciudades. Las explosiones también han arrasado con casas, vecindarios y, a veces, aldeas enteras, donde las familias han vivido durante generaciones. Israel dice que su objetivo es hacer retroceder a Hezbollah lo suficiente para que sus ciudadanos puedan regresar con seguridad a sus hogares en el norte, pero los funcionarios israelíes reconocen que no tienen un plan concreto para garantizar que Hezbollah se mantenga alejado de la frontera a largo plazo. Ese es un objetivo clave en los intentos de Estados Unidos de negociar un alto al fuego. Orna Mizrahi, investigadora sénior del Institute for National Security Studies (Instituto de Estudios de Seguridad Nacional), de Israel, dijo que el propósito israelí inmediato no es crear una zona de contención pero que eso podría cambiar. “Tal vez no tengamos otra opción (más) que quedarnos allí hasta que tengamos un acuerdo que nos prometa que Hezbollah no volverá a la zona”, agregó. Las tropas avanzaron hacia el sur del Líbano el 1 de octubre, respaldadas por fuertes bombardeos que se han intensificado desde entonces. Con imágenes satelitales proporcionadas por la empresa Planet Labs PBC, la AP identificó una línea de 11 aldeas —todas a 6,5 kilómetros (4 millas) de la frontera de Líbano con Israel— que han sido severamente dañadas en el último mes, ya sea por bombardeos o por detonaciones de explosivos colocados por soldados israelíes. El análisis encontró que los daños más intensos en el sur se produjeron en las aldeas más cercanas a la frontera, con entre 100 y 500 edificios posiblemente destruidos o dañados en cada una, según Corey Scher, del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), y Jamon Van Der Hoek, de la Universidad Estatal de Oregon, expertos en evaluación de daños. En Ramyah, casi no queda ninguna estructura en pie en la cima de la colina de la aldea, tras una detonación controlada que los soldados israelíes mostraron en videos publicados en redes sociales. En la ciudad vecina, Aita al-Shaab —una aldea con fuerte influencia de Hezbollah—, el bombardeo convirtió la cima de la colina con la mayor concentración de edificios en un páramo gris de escombros. En otras aldeas, el daño es más selectivo. En algunas, el bombardeo dejó cicatrices en bloques de casas; en otras, ciertas casas fueron destruidas mientras que las vecinas permanecen intactas. Otra detonación controlada arrasó gran parte de la aldea de Odeissah, con una explosión tan fuerte que activó las alertas de terremoto en Israel. En los videos de la explosión, Lubnan Baalbaki, director de la Orquesta Filarmónica Libanesa, observó con incredulidad cómo la casa de sus padres —que contenía la colección de arte y una biblioteca que su padre había construido durante años— era destruida. “Esta casa era un proyecto y un sueño para mis padres”, dijo a la AP. Las tumbas de sus padres en el jardín ahora están perdidas. Cuando se le preguntó si su intención era crear una zona de amortiguación, el ejército de Israel respondió que “llevaba a cabo incursiones localizadas, limitadas y dirigidas con base en inteligencia precisa” contra objetivos de Hezbollah. Agregó que Hezbollah había “incrustado deliberadamente” armas en casas y aldeas. El periodista israelí Danny Kushmaro incluso ayudó a hacer estallar una casa que, según los militares, era utilizada para almacenar municiones de Hezbollah. En un segmento de televisión, Kushmaro y los soldados hicieron una cuenta regresiva antes de presionar un botón que desencadenó una explosión masiva. Los videos publicados en línea por el ejército de Israel y por soldados individuales muestran a tropas israelíes que plantan banderas en suelo libanés. No obstante, Israel no ha construido ninguna base ni ha logrado mantener una presencia permanente en el sur de Líbano. Las tropas parecen cruzar de un lado a otro de la frontera, a veces bajo un intenso fuego de Hezbollah. Octubre ha sido el mes más mortífero de 2024 para el ejército israelí, con alrededor de 60 soldados muertos. Los bombardeos han estado marcados por ataques israelíes a las tropas de la ONU y al ejército libanés —fuerzas que, según el derecho internacional, se supone que mantienen la paz en la zona. Israel se ha quejado de que su presencia no ha impedido que Hezbollah construya su infraestructura a lo largo del sur del país. Israel niega tener como objetivo a ninguna de las dos fuerzas. El ejército libanés ha dicho que al menos 11 de sus soldados murieron en ocho ataques israelíes, ya sea en sus posiciones o mientras ayudaban en las evacuaciones. La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL), dijo que sus fuerzas e infraestructura han sufrido daños al menos 30 veces desde finales de septiembre, y culpa al fuego o acciones militares israelíes por aproximadamente 20 de ellos, “con siete que son claramente deliberados”. Un cohete probablemente disparado por Hezbollah o un grupo aliado golpeó la sede de la FPNUL en Naqoura el martes y causó algunas heridas menores, dijo Andrea Tenenti, portavoz de la FPNUL. La FPNUL se ha negado a abandonar el sur de Líbano a pesar de los llamados del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu para que se vaya. Los expertos advierten que eso podría cambiar si las fuerzas de paz se encuentran bajo un mayor fuego. “Si pasaras de que la ONU sufra bajas a que la ONU realmente sufra muertes”, algunas naciones que contribuyen con tropas podrían “decir: ‘ya es suficiente’, y podrías ver que la misión comienza a desmoronarse”, dijo Richard Gowan, del International Crisis Group (Grupo Internacional de Crisis), una organización no gubernamental y sin fines de lucro dedicada a prevenir y resolver conflictos mortales. Los esfuerzos internacionales por un alto al fuego parecen centrados en la implementación de la Resolución 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra de 2006 entre Israel y Hezbollah. Especificaba que las fuerzas israelíes se retirarían completamente de Líbano, mientras que el ejército libanés y la FPNUL —no Hezbollah— serían la única presencia armada en una zona de hasta unos 25 kilómetros (15 millas) de la frontera. Pero la resolución no se implementó por completo: Hezbollah nunca abandonó la zona fronteriza y Líbano acusa a Israel de mantener ocupadas pequeñas áreas de su territorio y de realizar frecuentes sobrevuelos militares en el sur del país. Durante una reciente visita a Beirut, Amos Hochstein, enviado especial de Estados Unidos, dijo que era necesario un nuevo acuerdo para hacer cumplir la Resolución 1701. Quizás Israel intenta presionar para que se firme un acuerdo a través de la destrucción que ha causado en el sur del Líbano. Yossi Yehoshua, corresponsal militar del diario israelí Yedioth Ahronoth, escribió que el ejército necesita “consolidar aún más sus logros operativos” para presionar a Hezbollah, al gobierno libanés y a los países mediadores “a aceptar un fin (de la guerra) en condiciones que sean convenientes para Israel”. Algunos libaneses temen que eso signifique una ocupación de partes del sur, 25 años después de que Israel puso fin a su ocupación allí. Mark Daou, parlamentario libanés crítico tanto de Hezbollah como de las operaciones militares israelíes, dijo que creía que Israel trataba de degradar las capacidades de Hezbollah y poner al público libanés “en contra de la voluntad de resistir las incursiones israelíes”. Gowan, del International Crisis Group, refirió que uno de los objetivos de la Resolución 1701 era dar al ejército libanés suficiente credibilidad para que este, no Hezbollah, fuera visto como “el legítimo defensor” en el sur. “Eso se evapora si se convierte en la gendarmería (de Israel) en el sur del Líbano”, agregó.
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Frankel informó desde Jerusalén. El periodista de The Associated Press Lujain Jo, en Beirut, contribuyó a este despacho.