EEUU: Economistas prevén recesión pero no tan pronto
La mayoría de los economistas en Estados Unidos vaticinan que habrá una recesión este año, pero más tarde de lo que pensaban previamente, ante una serie de reportes que evidencian una economía sorprendentemente resiliente a pesar de los aumentos de las tasas de interés
La mayoría de los economistas en Estados Unidos vaticinan que habrá una recesión este año, pero más tarde de lo que pensaban previamente, ante una serie de reportes que evidencian una economía sorprendentemente resiliente a pesar de los aumentos de las tasas de interés.
El 58% de los 48 economistas encuestados por Asociación Nacional de Economía de Negocios de Estados Unidos (NABE, por sus siglas en inglés) vaticinan una recesión este año, el mismo porcentaje que respondió así en el sondeo de diciembre. Pero solo una cuarta parte creen que ello ocurrirá antes de fines de marzo, la mitad de lo que pensaban lo mismo en diciembre.
Los resultados de la encuesta, que abarcó economistas de empresas, asociaciones comerciales y centros académicos, fueron difundidos el lunes.
Una tercera parte de los que respondieron ahora creen que habrá una recesión en el período entre abril y junio. Una quinta parte cree que vendrá entre julio y septiembre.
El cambio en el resultado de la encuesta ocurre luego de una serie de reportes según los cuales la economía sigue robusta pese a la decisión de la Reserva Federal de aumentar las tasas de interés ocho veces, en un intento por enfriar la actividad económica y controlar la inflación.
En enero, los empleadores añadieron más de medio millón de empleos y la tasa de desempleo alcanzó el 3,4%, su nivel más bajo desde 1969.
Y las ventas en las tiendas minoristas y restaurantes aumentaron en 3% en enero, el alza mensual más pronunciada en casi dos años. Ello parece indicar que los consumidores, que son el motor de la economía, se sienten bien financieramente y están dispuestos a gastar.
Al mismo tiempo, varios reportes oficiales indican que la inflación repuntó en enero tras bajar durante varios meses, suscitando temores de que el banco central estadounidense aumentará nuevamente sus tasas de interés. Un aumento de las tasas implica mayores tasas hipotecarias, préstamos automovilísticos e intereses sobre tarjetas de crédito. También suben las tasas para préstamos empresariales.