El ejército israelí dice a los palestinos que evacúen partes de Rafah entre expectativas de ataque
El ejército israelí ordenó el lunes a decenas de miles de palestinos en la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, que comenzaran a evacuar, lo que apuntaba a una invasión terrestre inminente.
El anuncio complicaba los esfuerzos de mediadores internacionales, incluido el director de la CIA, de negociar un cese al fuego. Hamás y Qatar, un importante mediador, han advertido que una invasión de Rafah podría descarrilar las conversaciones.
Israel ha descrito Rafah como el último bastión significativo de Hamás después de siete meses de guerra, y sus líderes han reiterado que necesitan una invasión terrestre para derrotar al grupo armado.
El teniente coronel Nadav Shoshani, vocero del ejército, dijo que unas 100.000 personas estaban bajo orden de trasladarse a Muwasi, un área cercana declarada por Israel como zona humanitaria. Indicó que Israel preparaba una “operación de alcance limitado” y no aclaró si era el inicio de una invasión más amplia de la ciudad. Pero el pasado octubre, Israel no anunció oficialmente el inicio de una invasión terrestre que continúa hasta hoy.
El anuncio llegó al día siguiente de que milicianos de Hamás lanzaran un cohete desde la zona que mató a tres soldados.
Shoshani dijo que Israel había publicado un mapa de la zona de evacuación y que se habían transmitido las órdenes en panfletos arrojados desde el cielo, mensajes de texto y emisiones de radio.
Añadió que Israel ha ampliado la ayuda humanitaria a Muwasi, lo que incluye hospitales de campaña, tiendas, comida y agua.
El plan de Israel de invadir Rafah ha despertado la alarma global por el riesgo que plantea para más de un millón de civiles palestinos que se cobijan allí.
Unos 1,4 millones de palestinos —más de la mitad de la población de Gaza— están hacinados en la localidad y sus alrededores. La mayoría huyeron de sus casas en otros lugares del territorio para escapar de la ofensiva israelí y ahora enfrentan otro doloroso traslado o el riesgo de enfrentar el grueso de un nuevo ataque. Viven en abarrotados campamentos de tiendas, refugios de Naciones Unidas sobrepasados y apartamentos llenos de gente, y dependen de la ayuda internacional para conseguir comida, con un sistema de saneamiento e instalaciones médicas muy dañados.
Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, ha reiterado a Israel que no lance la invasión, afirmando que no tiene un plan creíble para proteger a los civiles.
Pero incluso mientras Estados Unidos, Egipto y Qatar presionaban para que se acordase un alto el fuego, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, reiteraba la semana pasada que el ejército avanzaría sobre la ciudad “con o sin acuerdo” para alcanzar su objetivo de destruir al grupo armado Hamás.
El ministro de Defensa, Yoav Gallant, afirmó el domingo que Hamás no se tomaba en serio las conversaciones y advirtió de una “potente operación en Rafah en un futuro muy próximo”. Sus declaraciones se produjeron después de que Hamás atacara el domingo el principal paso fronterizo israelí para llevar ayuda y matara a tres soldados.
Shoshani no dijo si la inminente operación en Rafah respondía a las muertes del domingo. Dijo que el incidente no afectaría a la cantidad de ayuda muy necesitada que entra en Gaza, porque había otros pasos operativos.
Sin embargo, no hizo comentarios sobre las advertencias estadounidenses de que no invada la ciudad ni aclaró si la evacuación se había coordinado con Egipto.
Egipto, un socio estratégico de Israel, ha dicho que una toma militar de la frontera entre Gaza y Egipto —que se supone debe estar desmilitarizada— o cualquier iniciativa para llevar palestinos a Egipto amenazaría el acuerdo de paz que ha mantenido durante cuatro décadas con Israel.