Estudiante de 20 años ayudó a resolver caso de una niña violada y asesinada en EE.UU. en 1964

El mes pasado, las autoridades de Pensilvania desenterraron el cadáver de un sospechoso que violó y estranguló a una menor de 9 años. El joven Eric Schubert se ofreció como voluntario del caso y ayudó a la policía a reducir la lista de sospechosos

José Luis Montenegro
Lunes, 14 de febrero de 2022 17:22 EST
Cientos de criminales son detenidos en una macrorredada mundial contra el crimen organizado

Hace 58 años y sin saberlo, un cantinero con antecedentes de abuso sexual que murió de causas naturales, conmocionó a todo EE.UU. luego de violar y estrangular a una niña de 9 años, identificada como Marise Ann Chiverella, mientras ella se dirigía a la escuela en la ciudad de Hazleton, en Pensilvania.

El caso quedó, aparentemente, archivado durante muchos años; y no fue sino hasta que las autoridades decidieron desenterrar el cuerpo del sospechoso y estudiar su ADN, el cual coincidió con el del abrigo de Chiverella, quien fue secuestrada el 18 de marzo de 1964. El agresor fue identificado como James Paul Forte y falleció a los 38 años.

Según las autoridades, la menor de 9 años fue hallada en un pozo de carbón el mismo día de su secuestro, tras ser “violada y estrangulada”, informaron. De acuerdo con los registros judiciales, cuando Forte ultimó a Chiverella solo tenía 22 años de edad, y no se halló alguna conexión con la menor o su familia.

Durante casi seis décadas y con el apoyo de más de 200 miembros del Departamento de Policía de Pensilvania, las autoridades no lograban dar con algún sospechoso o indicio del asesinato. Fue hasta el 2020 cuando, por primera vez, el ADN de James Paul Forte apareció en el radar de la justicia.

Y fue gracias al apoyo de Eric Schubert, un estudiante de historia en Elizabethtown College en Pensilvania y propietario de ES Genealogy, que se pudieron combinar pruebas de ADN para su análisis y someterlas a una investigación genealógica tradicional. Schubert trabajó en el caso durante dos años, reunió un extenso árbol genealógico y ayudó a la policía a reducir su lista de sospechosos.

Gracias a la genealogía genética, Schubert determinó que él era el asesino, debido a que el ADN coincidía con el del abrigo de Chiverella.

Las autoridades festejaron el cese del caso, hasta ese momento el más antiguo sin resolver en Pensilvania, y también el cuarto más antiguo del país.

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