Informe sobre muertes en prisiones federales de EEUU descubre errores y fallas generalizadas
Las fallas del sistema que permitieron la muerte en prisión del gángster Whitey Bulger y el financista Jeffrey Epstein también contribuyeron a la muerte de centenares de presos federales en los últimos años, según el informe de un organismo supervisor emitido el jueves.
Fallan la atención de la salud mental, las reacciones y la detección de drogas y armas introducidas clandestinamente, según el informe más reciente que suena la alarma sobre la Oficina de Prisiones federal, con su escasez crónica de personal y sus crisis constantes.
El organismo dice que ha tomado “medidas importantes” para prevenir las muertes evitables, aunque reconoce que debe mejorar, incluso en las evaluaciones de salud mental.
Más de la mitad de las 344 muertes en los últimos ocho años fueron suicidios, y los inspectores del Departamento de Justicia encontraron violaciones de las normas y fallas operativas en muchos de esos casos. Estas incluyeron casos en que se dieron diagnósticos de salud mental potencialmente indebidos a ciertos presos y alojamiento en celdas individuales, lo que incrementa el riesgo de suicidio.
Según el informe, en un tercio de los casos de suicidio hubo fallas en la vigilancia de los presos. Este fue el caso en el suicidio de Epstein en 2019, cuando aguardaba juicio por tráfico sexual. En ese caso, los guardias dormían o hacían compras por internet en lugar de verificarlo cada 30 minutos como requerían las normas. Tampoco le asignaron un compañero ni registraron su celda.
El informe examina las muertes de 2014 a 2021 y halló que las cifras aumentaban al tiempo que disminuía la población carcelaria. En muchos casos, las autoridades de las cárceles no pudieron proporcionar la documentación requerida por sus propias normas.
Se enfocaron en las muertes potencialmente evitables más que en la muerte de personas que recibían atención sanitaria en la prisión.
La segunda causa de muerte documentada en el informe es el homicidio. Bulger fue asesinado a golpes por otros presos en 2018. Los investigadores hallaron “defectos significativos” en las respuestas del personal en más de la mitad de los casos fatales, por falta de urgencia o fallas de los equipos.
Un tercio de las muertes se debieron a drogas o armas introducidas clandestinamente; 70 presos murieron de sobredosis de drogas, dijo el inspector general del Departamento de Justicia, Michael Horowitz. Un preso logró reunir más de 1.000 píldoras en su celda a pesar de las inspecciones, incluso el día antes de su muerte, según el informe.