La CIA despide a denunciante que provocó avalancha de acusaciones de conducta sexual indebida

Jim Mustian,Joshua Goodman
Jueves, 08 de febrero de 2024 16:17 EST
CIA-TRANSGRESIÓN SEXUAL
CIA-TRANSGRESIÓN SEXUAL (AP)

La CIA cesó esta semana a una mujer cuyo relato de haber sido agredida en una escalera de la sede de la agencia de espionaje provocó que una avalancha de colegas presentaran sus propias denuncias de conducta sexual indebida. El abogado de la mujer consideró que se trataba de una represalia descarada.

Aunque la CIA dijo que esa acusación era “objetivamente inexacta”, no quiso hacer más comentarios sobre el caso y declinó explicar por qué la mujer, de 36 años, no superó el programa de formación de oficiales clandestinos de la agencia conocido como “la Granja” y, a diferencia de muchos de sus compañeros, no fue contratada para otro trabajo.

“Para ser claros, la CIA no tolera la agresión sexual, el acoso sexual o las represalias contra denunciantes”, aseveró la portavoz de la CIA Tammy Thorp a The Associated Press, y añadió que la agencia utiliza “procesos congruentes para garantizar el trato justo y equitativo de cada oficial que pasa por el entrenamiento".

El cese de la mujer se dio menos de seis meses después de que ésta entablara una demanda federal de derechos civiles en la que alegaba que la CIA había tomado represalias contra su persona por denunciar lo que, según ella, fue una agresión que aconteció en el pozo de unas escaleras en Langley, Virginia, en 2022 y por testificar al respecto en una audiencia a puerta cerrada en el Congreso.

En la demanda se acusaba a la agencia de haberla sometido a evaluaciones de rendimiento más severas y de haberla expuesto al divulgar indebidamente su información personal durante el proceso judicial estatal el año pasado de Ashkan Bayatpour, un entonces compañero de prácticas de la CIA condenado por agredirla con una bufanda.

El abogado de la mujer, Kevin Carroll, dijo a la AP que la CIA “ha acabado ilegalmente con la carrera de una joven sólo porque tuvo el valor moral, del que carecían sus jefes, de dar la cara y declarar como testigo sobre su agresión sexual”.

“El purulento problema de violencia sexual que existe en el lugar de trabajo de la agencia”, dijo Carroll, “está ahora perjudicando la continuidad laboral de mujeres jóvenes que no lo tolerarán más”.

La mujer, cuyo nombre no es divulgado por la AP porque la agencia tiene como norma no identificar a las víctimas de presuntos abusos sexuales, fue reconocida por iniciar una especie de ajuste de cuentas en la CIA, ya que la suya fue la excepcional acusación de agresión sexual en la agencia de espionaje supersecreta que llegó a un tribunal público.

Una investigación de la AP descubrió que el caso ayudó a animar al menos a dos docenas de mujeres a presentarse ante las autoridades y el Congreso en los últimos dos años con sus propios relatos de agresiones sexuales y tocamientos no deseados que tuvieron lugar en la CIA, además de lo que indicaron era una campaña para evitar que hablaran.

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Mustian informó desde Nueva York y Goodman desde Miami.

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