Mary Trump sacó a relucir los trapos sucios de su tío Donald sin escrúpulos pero su propia vida es un misterio
La sobrina del expresidente republicano ha sido una espina constante desde la publicación de su exitoso best-seller 'Siempre demasiado y nunca suficiente: Cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo' en julio de 2020, escribe Joe Sommerlad
La sobrina de Donald Trump, Mary Trump, se esforzó mucho por mantenerse alejada de la mirada pública durante gran parte de su vida. De hecho, se mordió la lengua durante la mayor parte de la desastrosa presidencia de su tío. Pero de repente, en julio de 2020, saltó a los titulares internacionales con la publicación de su explosivo best-seller Siempre demasiado y nunca suficiente, apenas cuatro meses antes de las elecciones.
Mary Trump escribe a través del prisma único de su posición como miembro de la familia Trump por un lado, y de su formación clínica como psicóloga titulada, por otro. El libro ofrece un retrato sumamente crítico del 45º presidente de EEUU. La autora le diagnostica a su tío un trastorno narcisista de la personalidad y sostiene que su prepotencia, su afán de llamar la atención y su aparente amoralidad son los síntomas de una mentalidad tóxica nacida de una fundamental carencia emocional.
“La verdad es que las patologías de Donald son tan complejas y su comportamiento tan inexplicable que llegar a un diagnóstico preciso y exhaustivo requeriría una batería completa de pruebas psicológicas y neurofísicas a las que nunca se sometería”, escribió.
“Donald ha estado institucionalizado la mayor parte de su vida adulta, por lo que no hay forma de saber cómo prosperaría, o incluso si sobreviviría, en el mundo real”.
Siempre demasiado y nunca suficiente prometía sacar esqueletos de los armarios dorados de Mar-a-Lago y no defraudó a los lectores.
En el libro, Mary Trump alega que su tío pagó a otro estudiante para que se presentara a exámenes en su lugar con el fin de sacar las notas necesarias para entrar en la prestigiosa Universidad Fordham de Nueva York. Por otra parte, alega que Donald una vez felicitó a la autora (su propia sobrina) por sus pechos declarando: “¡Me muero, Mary! ¡Qué pechugona estás!”. En otra ocasión, agradeció a Lara Trump, quien era su nuera hacía casi una década, de haber pronunciado un discurso en su nombre: “Apenas sabía quién m***da era”.
Desde entonces, Mary Trump ha lanzado su propio podcast, ha publicado un segundo libro, The Reckoning (2021), y se ha convertido en una de las críticas más persistentes e incisivas de su tío. Aparece regularmente en entrevistas en cadenas como CNN y MSNBC para ofrecer críticas mordaces al postureo público del republicano. Ahora desempeña un papel más valioso que nunca, dado que su tío lidera la campaña para ser el próximo candidato republicano a la presidencia al tiempo que se enfrenta a no menos de cuatro acusaciones penales.
Mary Lea Trump, hija del difunto hermano mayor de Trump, Fred Trump Jr., piloto comercial de Trans World Airlines, y de la azafata Linda Clapp, nació en Nueva York el 3 de mayo de 1965.
Mary Trump considera que EEUU se ha convertido en una versión de su familia profundamente disfuncional.
Su abuelo, Fred Trump padre, esperaba que su hijo mayor le sucediera al frente del floreciente imperio inmobiliario de Brooklyn y Queens que llevaba su nombre. Sin embargo, las diferencias de temperamento y opinión distanciaran a los dos hombres y el magnate desvió su atención hacia su impetuoso segundo hijo.
En septiembre de 1981, cuando Mary tenía 16 años y estudiaba en la Ethel Walker School de Simsbury (Connecticut), su padre murió de un infarto provocado por el alcoholismo, una tragedia que inspiraría a Donald Trump a abstenerse de beber nada más fuerte que Coca-Cola light durante el resto de su vida.
Los abogados de Fred padre, un hombre severo y frugal, le aconsejaron en aquel momento reescribir su testamento a la luz del fallecimiento de Fred hijo. Los términos vigentes estipulaban que su fortuna se dividiría en partes iguales entre sus hijos, y por lo tanto sus nietos recibirían USD 200.000 cada uno.
La muerte del hermano mayor significaba que Donald, sus hermanas Maryanne y Elizabeth y su hermano Robert recibirían cada uno una parte mayor, que en última instancia podrían pasar a sus propios hijos. En cambio, Mary y su hermano Fred III recibirían sólo USD 200.000. Un abogado advirtió a Fred padre que dejar el testamento como estaba “equivalía a desheredarlos” y le aconsejó que corrigiera el documento “para evitar rencores en el futuro”. Se negó a hacerlo.
Mary Trump pasó las dos décadas siguientes en un mundo alejado del estilo de vida de fiesta de su famoso tío en Manhattan. En cambio, se dedicó a trabajar en el anonimato del mundo académico.
Estudió literatura inglesa primero en la Universidad Tufts de Massachusetts y luego en Columbia, donde, curiosamente, se especializó en las novelas de William Faulkner, concretamente en las protagonizadas por la familia Compson, cuyos miembros aparecen en toda su obra ambientada en el ficticio condado de Yoknapatawpha, Mississippi. Los Compson, una dinastía otrora acomodada, han perdido su antigua grandeza.
Se doctoró en psicología clínica en el Instituto Derner de Estudios Psicológicos Avanzados de la Universidad Adelphi y, a partir de entonces, impartió cursos de posgrado en psicología del desarrollo, trauma y psicopatología antes de fundar su propia empresa, el Trump Coaching Group, entre otros proyectos.
Fred Trump padre falleció en junio de 1999 a los 93 años tras una larga batalla contra el Alzheimer. Mary y Fred III impugnaron sin éxito el testamento de su abuelo por lo que consideraban cláusulas injustas. Además, demandaron a sus tíos, al alegar que habían ejercido una influencia indebida sobre los asuntos de Fred padre en sus últimos años.
Sus cuatro tíos tomaron represalias, cortando el seguro médico de los Trump más jóvenes. Su decisión perjudicó particularmente a Fred III, cuyo hijo William había nacido con un raro trastorno neurológico que provocaba violentas convulsiones y requería un costoso apoyo médico.
Preguntado por The New York Daily News en diciembre de 2000 si creía que sus acciones eran “insensibles”, Donald respondió: “No lo pude evitar. Es duro que alguien demande a mi padre. Si hubieran venido a verme, muy posiblemente las cosas habrían sido muy diferentes para ellos”.
“Parece una novela todo lo que pasa en nuestra familia disfuncional”, observó Fred III con amargura. La disputa acabó cuando él y su hermana firmaron a regañadientes un acuerdo y vendieron sus acciones en el negocio familiar.
En aquella época, Mary, que entonces aún era una estudiante de posgrado de 35 años, abordó la disputa: “Basado en todo lo que sé de mi familia, sería totalmente ingenuo creer que no tiene nada que ver con el dinero. Pero tanto para mí como para mi hermano, se trata de la necesidad de reconocer a nuestro padre. Existió, vivió, era su hijo mayor. A mis tíos les debería dar vergüenza. Lamentablemente, dudo que sea el caso”.
Mary Trump no volvió a aparecer en público hasta que Siempre demasiado y nunca suficiente llegó a las librerías en el verano de la pandemia de 2020, no mucho después de que el entonces presidente de la Casa Blanca sugiriera al público estadounidense que considerara inyectarse lejía para protegerse del virus durante una audiencia informativa televisada.
En septiembre, Mary hizo otro reclamo sobre el patrimonio familiar. Demandó a su tío y a los hermanos supervivientes de éste por considerar que la habían defraudado decenas de millones de dólares al infravalorar la cartera inmobiliaria de su abuelo tras su muerte dos décadas antes. La demanda fue desestimada en noviembre de 2022 y la corte rechazó la apelación en junio de 2023.
Un año después, ya fuera del cargo y viviendo en comparativa soledad en su mansión de Palm Beach, Donald Trump demandó a su sobrina por al menos USD 100 millones por proporcionar a The New York Times los documentos financieros que sus reporteros David Barstow, Susanne Craig y Russ Buettner's habían usado para escribir una historia ganadora del Premio Pulitzer en octubre de 2018 sobre los registros fiscales del expresidente.
Claramente enfurecido, Donald acusó a Mary de participar “en un complot insidioso” para obtener documentos confidenciales a raíz de una “venganza personal”.
“Creo que es un p*** fracasado, e intentará hacer lo que sea para salirse con la suya”, declaró a The Daily Beast cuando se presentó la demanda.
“Está desesperado. Se siente acorrolado e intentará hacer lo que sea para salirse con la suya. Como siempre ocurre con Donald, intentará cambiar de tema”.
La demanda también fue desestimada por un juez del Tribunal Supremo de Nueva York el 3 de mayo de este año, que dictaminó que las reclamaciones del expresidente contra su sobrina y el periódico carecen de respaldo legal según el “derecho constitucional”.
Mary Trump, de 58 años, sigue siendo una persona muy reservada y ha mantenido en secreto detalles de su vida personal. Se ha limitado a revelar que es gay, divorciada y que vive en Nueva York con su hija Avary, concebida mediante fecundación in vitro con un donante de esperma. Al parecer, en enero de 2022 compró un lujoso apartamento en el Soho, valorado en USD 7 millones, con los ingresos obtenidos de la venta de sus libros.
En Siempre demasiado y nunca suficiente, Mary Trump describe las dificultades que tuvo para salir del armario ante su familia. Relata cómo su abuela y tocaya escocesa, Mary Anne MacLeod Trump, hizo un comentario homófobo y despectivo sobre Elton John cuando le vio interpretar ‘Candle in the Wind’ en el funeral de la princesa Diana en septiembre de 1997.
Mary Trump se ha embarcado recientemente en el que quizá sea su proyecto más arriesgado hasta la fecha. Dejará de psicoanalizar a su famoso pariente para asociarse con la abogada Jennifer Taub y E Jean Carroll (la ex columnista de la revista Elle que demandó a Trump a principios de este año por agresión sexual) para, por improbable que parezca, ser coautora de una novela romántica.
Titulada The Italian Lesson, se publicará por entregas en Substack.
Traducción de Anna McDonnell