Su esposa murió junto a Kobe Bryant: a dos años, comparte el dolor por las muertes que se pasaron por alto
“Quiero que la gente sepa que Christina y las demás personas a bordo fueron personas increíbles, tan increíbles como Kobe en muchos sentidos”, le dice Mauser a Nathan Place
Matt Mauser estaba dormido cuando su esposa Christina habló con él por última vez. Se levantó temprano para ir a un torneo de baloncesto femenino, donde era entrenadora junto con su amigo, la leyenda de la NBA Kobe Bryant. Mauser, el vocalista de una banda de rock de California, se había dormido tarde la noche anterior y Christina no quiso despertarlo. Así que solo le dijo que lo amaba y se fue.
“Me besó en la mejilla y no me desperté”, comentó Mauser para The Independent.
Más tarde, mientras se cepillaba los dientes, el músico se enteró de la noticia al mismo tiempo que el resto del mundo: el helicóptero en el que viajaban Christina, Bryant y otras siete personas se había estrellado, y todos los que iban a bordo murieron.
Dos años después, Mauser desearía haberse levantado de la cama.
“Lamento no haberte dicho que te amo”, dijo con voz de dolor.
Desde ese día, 26 de enero de 2020, los medios de comunicación se han centrado principalmente en la muerte de Bryant y su hija de 13 años, Gianna, y, más recientemente, en las demandas de la viuda de Bryant, Vanessa. Pero Mauser quiere que la gente también recuerde los nombres de las víctimas que no eran famosas, como Sarah Chester y su hija de 13 años, Payton; o el entrenador de béisbol universitario John Altobelli y su esposa, Keri, además de la hija de 14 años de la pareja. Alyssa.
“Quiero que la gente sepa que Christina y las demás personas a bordo fueron personas increíbles, tan increíbles como Kobe en muchos sentidos”, dijo el viudo. “No quiero que la gente los olvide”.
Sobre todo, Mauser quiere que el mundo recuerde a la mujer a la que llama “el amor de mi vida”. Christina Mauser (originalmente Patterson) nació en 1981 y rápidamente se convirtió en un prodigio atlético: según una biografía, empezó a esquiar cuando tenía dos años. En la preparatoria fue una jugadora de baloncesto galardonada. De adulta, enseñó educación física en Harbor Day School en el condado de Orange, donde Matt también enseñaba... aunque no fue así como se conocieron.
“Ella era fanática de mi banda”, recordó Mauser, el cantautor de los Tijuana Dogs.
Al final de un concierto, Matt invitó a Christina a bailar. Ella objetó al principio, pero después de mucha persuasión por parte de sus amigos y del cantante de rock, bailaron hasta el final de la velada.
“Le dije: ‘Vuelve algún día’”, recordó Mauser. “Pasó como un año y ella volvió… Y así fue”.
Tres meses después se casaron. Estuvieron juntos durante 15 años y tuvieron tres hijos: Penny, de 13 años; Tomás, 11; e Ivy, 5. (Originalmente, el plan era que Penny alcanzara a su madre en el helicóptero, pero de último minuto ella y su padre decidieron interpretar una canción que habían escrito juntos. Mauser atribuye a la canción el haber salvado la vida de su hija).
Por otra parte, la hija de Bryant, Gianna, asistió a Harbor Day School y la estrella de la NBA conoció ahí a los Mauser. Al enterarse de sus diferentes talentos, reclutó a Matt para que escribiera la música de su podcast y a Christina como entrenadora en su liga juvenil de baloncesto, Mamba Sports Academy.
“Kobe vio la mente increíble que tenía Christina para el baloncesto y lo buena que era con los niños”, escribió Mauser. “Él la contrató como entrenadora asistente... para enseñar defensa a los niños, y ellos le decían la ‘Madre de la Defensa’”.
Bryant, Gianna y Christina se dirigían a un juego en Mamba cuando su helicóptero se estrelló. Cristina tenía solo 38 años.
“Ella era mi mayor admiradora, como yo era el suyo”, reflexionó Mauser.
En un giro especialmente cruel del destino, Christina murió justo antes de que la pandemia llegara a EE.UU., lo que aisló a los Mauser de su comunidad justo cuando más lo necesitaban.
“Necesitábamos ayuda, necesitábamos socialización, necesitábamos comunidad y nos quedamos sin nada”, recordó Mauser. “Tenía tres hijos de luto, y cerraron las escuelas y nos encerraron, y ha sido realmente difícil”.
Pero los Mauser “no se dan por vencidos”, agregó, y ellos aprendieron a convertirse en una familia monoparental incluso durante los confinamientos y el distanciamiento social. El padre de familia asegura que trabaja duro para dar alegría a sus hijos incluso cuando luchan con el dolor. En el segundo aniversario de la muerte de Christina, sabía que los bombardearían con recordatorios de la tragedia en las noticias y las redes sociales, así que se llevó a los niños de la escuela y organizó una carrera familiar de karts.
“Creo que es realmente importante seguir viviendo y demostrarles que tienes que continuar”, explicó el padre.
Mientras tanto, Mauser creó una organización benéfica en honor de su esposa. La Fundación Christina Mauser ofrece becas universitarias para mujeres jóvenes que muestran talento para los deportes, al igual que Christina en su juventud.
“Los últimos dos años de su vida los dedicó a ayudar a las mujeres jóvenes a convertirse en mejores personas y mejores jugadoras de baloncesto”, comentó Mauser. “Así que decidí comenzar una beca en su nombre para promover a las mujeres en los deportes y ayudar a las mujeres jóvenes a alcanzar su potencial”.
En estos días, el músico dice que vivir el duelo es como conducir a través de una espesa niebla. Es difícil de ver, pero si solo te enfocas en las líneas del camino, pueden sacarte de la niebla. La analogía es conmovedora, porque se cree que la niebla es una de las razones por las cuales el helicóptero de Christina se estrelló. Pero también es adecuada.
“Ella murió en un día de niebla y desde que falleció hemos estado en la niebla”, concluyó Mauser, “pero con suerte seguiremos adelante y con el tiempo superaremos eso”.