Muere exsecretario del Interior estadounidense James Watt
Muere el secretario del Interior del presidente Ronald Reagan, James Watt, un funcionario conservador admirado por la derecha pero rechazado por los ambientalistas y eventualmente por el mismo presidente
El secretario del Interior del entonces gobierno del presidente Ronald Reagan, James Watt, un funcionario conservador admirado por la derecha pero rechazado por los ambientalistas y eventualmente por el mismo presidente, ha muerto. Tenía 85 años.
Watt murió en Arizona el 27 de mayo, dijo su hijo Eric Watt en un comunicado el jueves.
En un gobierno dividido entre los llamados pragmáticos y los intransigentes, pocos eran tan derechistas como Watt, quien calificó al movimiento ambientalista como “la preservación contra el pueblo” y a la población en general como un choque entre “liberales y estadounidenses”.
En ese sentido, Watt fue el predecesor de secretarios del Interior combativos como Ryan Zinke y David Bernhardt, al impulsar agresivamente el otorgamiento de derechos de explotación de tierras públicas a empresas de petróleo, gas y carbón, así como la extracción extraterritorial. Asimismo, limitó la expansión de parques y monumentos nacionales.
El secretario del Interior en Estados Unidos dirige la oficina que supervisa los recursos naturales y el ambiente del país, incluso parques nacionales y perforación submarina. Su puesto no corresponde con el de ministro del Interior que se usa en otros países.
“Si bien no cabe festejar la muerte de nadie, fue lo peor del MAGA antes de que lo inventaran”, tuiteó David Doniger, director estratégico del grupo ambientalista Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, en alusión a la divisa “Make America Great Again” (Devolvamos la grandeza a Estados Unidos) del expresidente Donald Trump.
Los partidarios de Watt consideraban que promocionaba los valores conservadores de Reagan, mientras que los opositores estaban alarmados por sus medidas y ofendidos por sus declaraciones. En 1981, poco después de su nombramiento, el grupo ambientalista Sierra Club reunió 1 millón de firmas para pedir su destitución por medidas como la tala de tierras federales en el noroeste, el debilitamiento de las normas ambientales a favor de la minería a cielo abierto y los obstáculos a los intentos de impedir la contaminación del aire en el valle de Yosemite, California.