Un vistazo a la primera ciudad de Estados Unidos que prohíbe las gasolineras
La región ha sido azotada por incendios forestales y sequías a medida que empeora la crisis climática, escribe Josh Marcus
Al caminar por Washington Street, una de las vías principales de la ciudad de Petaluma, a unas 40 millas (65 kilómetros) al norte de San Francisco, sientes que podrías estar en casi cualquier lugar de California. Están todas las cadenas habituales de comida rápida, algunos restaurantes mexicanos, algunas palmeras que desentonan y amplias calles suburbanas.
Si te alejas de Washington Street, también te das cuenta de que, como en cualquier otro lugar de Estados Unidos, la crisis climática está cambiando rápidamente a Petaluma. La ciudad se enfrenta una emergencia de agua debido a la cuarta sequía de California en los últimos 20 años. En los últimos siete años, el condado de Sonoma, del que forma parte, ha sufrido cinco de los trece incendios forestales más destructivos en la historia del estado.
Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los lugares de California, Petaluma ha dado un paso sin precedentes, aunque modesto, para combatir esta realidad: en marzo pasado, se convirtió en la primera ciudad de EE.UU. en prohibir la construcción de nuevas gasolineras y bombas de gasolina.
El ímpetu por el cambio comenzó en 2013, cuando una sucursal local de Safeway propuso una gran gasolinera de 16 bombas con descuento fuera de una de sus tiendas, como parte de una táctica cada vez más común entre los minoristas como Costco y Safeway que combinan gasolina y comestibles a bajo precio.
La gasolinera propuesta en Petaluma estaba cerca de una escuela primaria y de unos campos deportivos, lo que provocó la anuencia por parte de los miembros de la comunidad que se preocuparon por los posibles efectos en la salud de los niños.
“Es muy raro que nos encontremos con alguien que diga: ‘Sí, hombre, queremos más gasolineras’”, comentó Woody Hastings, uno de los coordinadores de la CONGAS (Coalición de Oposición a las Nuevas Gasolineras), una organización comunitaria que apoyó el rechazo a la nueva gasolinera de Safeway. “Hubo una especie de acuerdo unánime. No es tan sorprendente que sea así. En el condado de Sonoma existe una ética de gran tradición que se preocupa por la sostenibilidad, el medio ambiente y el clima”.
Pero debido a un desliz en la ley estatal, parecía que la tienda tenía derecho a construir allí a menos que la ciudad interviniera. En California, no se puede construir una escuela cerca de una gasolinera, pero al parecer no había ninguna ley que impidiera que las empresas construyeran una gasolinera cerca de una escuela. Los funcionarios locales finalmente decidieron instituir una suspensión temporal en 2019 mientras analizaban la situación, lo que sentó las bases para una posible prohibición posterior.
Y no es que a la ciudad le faltaran combustibles fósiles u otras opciones de transporte: tiene 16 gasolineras en total, más de una por milla cuadrada, y Petaluma es en gran parte plana, lo que facilita andar en bicicleta y caminar, en comparación con otros lugares.
“Tuvimos esencialmente una saturación”, dijo la concejal D'Lynda Fischer para The Independent. “Fue una combinación del cambio político en el consejo y el trabajo de la comunidad con nuestros objetivos climáticos lo que condujo a la ordenanza que aprobamos”.
El cambio está en línea con las ambiciones agresivas de Petaluma en torno a la crisis climática. La ciudad se ha fijado el objetivo de lograr la neutralidad en carbono para 2030, cinco años antes de las metas estatales, y ha tomado la medida de declarar el estado de emergencia climática.
Allen Sherman, un dentista equino que ha trabajado en los ranchos del área de Petaluma durante décadas, aseguró que las recientes condiciones de sequía han sido “históricas”.
“Es terrible”, declaró, mientras llenaba su automóvil híbrido con gasolina en una tarde reciente de enero. “Cuando hay sequía, no hay pasto para los caballos. Los pozos se secan. Hay mucho miedo”.
La crisis climática es casi imposible de ignorar si vives en la región, o realmente en cualquier lugar de California, que parece estar en un estado casi continuo de incendios, lluvias o sequías sin precedentes provocados por el calentamiento global.
“Ha sido catastrófico, y creo que fue una llamada de atención”, comentó la alcaldesa de Petaluma, Teresa Barrett, para The Independent. “Los incendios acaban de cambiar las reglas del juego”.
Solo durante octubre pasado las fuertes lluvias causaron inundaciones en áreas de la ciudad que nunca se habían inundado en el pasado, un recordatorio de que incluso los pantanos de mareas tierra adentro como Petaluma no son inmunes al aumento del nivel del mar.
La resistencia local a la suspensión ha sido escasa o inexistente, aseveró. Sin embargo, ha recibido llamadas de funcionarios de ciudades en todo el país que buscan implementar sus propias suspensiones. Lo mismo le ha pasado a Hastings, el activista local.
“¿Qué diablos significa una emergencia climática si no significa que vas a dejar de cavar el hoyo en el que estás? Significa dejar de construir nuevas gasolineras, nueva infraestructura para los combustibles fósiles”, aseveró.
Algunos todavía no están completamente convencidos de esta política.
Jake Powell, un plomero del área de Petaluma, dijo que la suspensión no cambiaría mucho su rutina, ni su forma de pensar. Por lo general, no carga combustible en la ciudad de todos modos, ya que puede encontrar gasolina más barata en otros lugares y, como muchos miembros de esta comunidad que solo duermen aquí, esas cuentas se acumulan rápidamente ya que él viaja a San Francisco para trabajar.
“Realmente me importa una mi**da el medio ambiente”, expresó, y argumentó que hacer un cambio a los autos eléctricos también era problemático: “En lo que respecta al medio ambiente, si pasamos a un enfoque eléctrico, solo vamos a tener la necesidad de cavar el litio de la tierra. ¿Alguna vez has visto una mina de litio?”.
Aseveró que no consideraría cambiarse a los autos eléctricos hasta que hubiera una infraestructura mejor desarrollada, así como alternativas eléctricas para el tipo de camión de trabajo que él usa todos los días.
La infraestructura y la planificación son, de hecho, el próximo gran paso en la agenda climática de la región. Y no es para nada demasiado pronto: el transporte representa aproximadamente el 60 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en el condado, según la Autoridad Regional de Protección del Clima del Condado de Sonoma. Petaluma actualmente está en el proceso de actualizar su plan general de la ciudad y en cada paso del camino está tomando en cuenta las repercusiones en el cambio climático. También está haciendo uso de la información de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias con el fin de lograr que en futuro haya menos escasez de agua.
La ciudad tiene un historial de grandes decisiones en cuanto a la planificación. En la década de 1970, su alcalde llevó un caso hasta la Corte Suprema de los EE.UU. en su lucha por limitar la expansión y, en 1998, Petaluma se convirtió en una de las primeras ciudades en adoptar un límite de crecimiento urbano.
“Realmente estamos intentando que los nuevos desarrollos sean hacia arriba y hacia adentro, lo cual no es habitual aquí”, comentó la alcaldesa Barrett. “Realmente estamos trabajando para tener el clima en la mira en cada decisión para el crecimiento de nuestra ciudad”.
Eso significa darle prioridad a caminar, andar en bicicleta y las rutas de los autobuses para el futuro.
Este historial recientemente ayudó a Petaluma a ganar una subvención de US$1 millón de “Cool Cities” para lograr la neutralidad de carbono, una de las tres ciudades elegidas en el estado por el Empowerment Institute. Como parte del programa, la ciudad reclutará alrededor de 200 “líderes de cuadra” para ayudar a que los residentes locales adopten medidas más sostenibles.
“Lo que la gente dijo mucho, especialmente los padres con niños pequeños, fue ‘Sé que necesito dejar un lugar mejor para mis hijos y necesito hacer algo, y esta me parece una forma de hacer algo e involucrarme’”, señaló la concejal Fischer. “Creo que para la mayoría de las personas existe una conciencia y ha cambiado considerablemente en los últimos tres años”.
Otras ciudades de la región como Santa Rosa y Sebastopol están considerando sus propias suspensiones a las gasolineras. Y CONGAS, el grupo ambiental comunitario, ha estado trabajando con otras ciudades del estado, así como con grupos como el Sierra Club, para alentar a que se tomen más medidas para disminuir la infraestructura de los combustibles fósiles.
Pero California todavía tiene mucho trabajo por delante si quiere cumplir con sus ambiciosos objetivos climáticos. El estado aún cuenta con una amplia infraestructura de combustibles fósiles, incluidos los principales pozos de petróleo frente a la costa del sur de California y grandes refinerías en el Área de la Bahía. California también tiene una de las peores calidades de aire del país en regiones como el Valle Central y Los Ángeles.
Aún así, si uno cree en el dicho de que “toda la política es local”, la política en torno a la gasolina está cambiando, al menos en Petaluma.