Previo a festividades judías, líderes religiosos advierten aumento de violencia
Previo a las importantes festividades judías que comienzan esta semana, una red de expertos en seguridad y líderes religiosos organizaron varios seminarios web para ayudar a prepararse para la temporada. Entre los temas: cómo responder ante una “amenaza activa” que tenga como objetivo a la comunidad judía y cómo detener una hemorragia grave.
Se supone que las festividades, que abarcan Rosh Hashaná y Yom Kipur, sean un período de alegría y reflexión. En los últimos años —frente al aumento de amenazas y violencia antisemitas— la temporada es también momento de una mayor vigilancia.
“Estas festividades tienen que ver con la renovación, con tratar de construir un mundo mejor”, dijo el rabino Noah Farkas, presidente de la Federación Judía de Los Ángeles. “Pero no podemos hacer eso sin un régimen de protección que haga que la gente se sienta segura de ir a la sinagoga”.
Farkas explicó que su comunidad se vio sacudida a finales de julio cuando las agencias policiales federales y locales arrestaron a un hombre del vecindario de Reseda, en Los Ángeles, quien supuestamente estaba afiliado a un grupo violento de supremacía blanca y estaba a favor de la violencia antisemita.
Según la fiscalía regional, Ryan Scott Bradford “publicó mensajes y fotografías en internet que documentan que utilizó una impresora 3D para fabricar armas de fuego, además de hacer un llamado para el asesinato masivo de judíos en masa”.
Los agentes que registraron su casa encontraron propaganda nazi, 116 rondas de municiones y dispositivos diseñados para ayudar a fabricar armas de fuego automáticas.
“No se puede subestimar el peligro potencial hacia la comunidad”, dijo el fiscal federal Martin Estrada.
La federación de Farkas y sus colegas en todo Estados Unidos han tomado numerosas medidas para mejorar la protección, en particular a través de iniciativas de seguridad comunitaria dirigidas por profesionales que ofrecen asesoramiento, capacitación y otros recursos de seguridad a escuelas, sinagogas y organizaciones judías.
Expertos de la CSI de Los Ángeles —Community Security Initiative o Iniciativa de Seguridad Comunitaria, un grupo judío de seguridad— proporcionaron informes de actividades sospechosas a las autoridades en 2022 y principios de 2023 que ayudaron a sentar las bases para el reciente arresto en Reseda.
Las medidas de seguridad se han ido ampliando en las instituciones judías de todo Estados Unidos desde hace más de una década, pero los esfuerzos se intensificaron después de que un hombre armado mató a 11 feligreses en la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh el 27 de octubre de 2018. Fue el acto de violencia antisemita más mortífero en la historia de Estados Unidos. El atacante, Robert Bowers, fue condenado a muerte a principios de agosto al final de un juicio largo y desgarrador.
Una de las mayores iniciativas de seguridad desde la masacre fue lanzada en 2021 por las Federaciones Judías de América del Norte (Jewish Federations of North America o JFNA, por sus siglas en inglés), una campaña de 130 millones de dólares que busca garantizar que todas las comunidades judías en Estados Unidos y Canadá tengan acceso a programas de seguridad comunitarios de última generación. Hasta el mes pasado, 103 federaciones judías en los dos países tenían programas basados en estándares establecidos por la Red de Seguridad Comunitaria (Secure Community Network o SCN, por sus siglas en inglés). Los requisitos incluyen capacitaciones en toda la comunidad e intercambio de inteligencia con las fuerzas del orden.
La SCN fue la organizadora de la reciente serie de nueve seminarios web —incluidos aquellos sobre hemorragias graves y “amenazas activas”— ofrecidos antes de las festividades principales de este año.
Eric Fingerhut, presidente y director general de las JFNA, dijo que él —como muchos judíos— desearía que Rosh Hashaná pudiera saborearse con alegría, sin la necesidad de preparativos de seguridad y sin preocupaciones por amenazas antisemitas.
“Pero rápidamente nos damos cuenta de que no puedes disfrutar esas cosas alegres a menos que te sientas seguro y protegido”, explicó.
“La gente ha llegado a aceptarlo, pero no sé si hemos internalizado plenamente cuáles serán los costos a largo plazo”, agregó. “Esto no va a desaparecer, como un huracán o un tornado. Será una característica permanente y continua hasta donde podemos ver en el futuro”.
A nivel nacional, las iniciativas de seguridad se han visto reforzadas por una expansión constante y una colaboración más amplia.
A principios de este mes, la Unión Ortodoxa (Orthodox Union), la principal organización judía ortodoxa, anunció una asociación con el Servicio de Seguridad Comunitaria (Community Security Service), una importante organización de seguridad judía, para alentar a más miembros de la congregación ortodoxa a ofrecerse como voluntarios para recibir entrenamiento en seguridad.
El mes pasado, la Federación Judía de Los Ángeles y la Liga Antidifamación (Anti-Defamation League o ADL, por sus siglas en inglés) de Los Ángeles anunciaron un nuevo esfuerzo conjunto para prevenir y combatir incidentes antisemitas en el sur de California.
“Cuando combinas recursos, puedes hacer conexiones entre los que podrían parecer incidentes de antisemitismo no relacionados y tener una imagen más clara de los desafíos que enfrentamos”, dijo Jeffrey Abrams, director regional de la ADL Los Ángeles.
El nuevo jefe de la CSI de Los Ángeles es Larry Mead, un veterano de 36 años en el departamento de policía del condado Los Ángeles que se especializó en la recopilación de información inteligencia sobre pandillas y crimen organizado. Desde su contratación a principios de agosto, Mead dice que ha sido “una revelación” conocer el alcance y la vehemencia de las amenazas antisemitas.
Mead refirió que las sinagogas en California estaban entre varias decenas en todo el país que recientemente fueron blanco de falsas amenazas de bomba e incidentes de golpes antisemitas que interrumpieron los servicios y sacudieron a los feligreses.
“La gente que hace esto quiere frustrar a la comunidad judía”, explicó Mead. “No podemos dejar que ganen”.
Farkas declaró que los informes de inteligencia que recibe de Mead “me entristecen”.
“Estamos por entrar a las festividades principales”, dijo Farkas. “¿Por qué para celebrar los días más sagrados del año el pueblo judío tiene que estar en contacto con la policía?”.
“Me preocupa que algo malo vaya a pasar porque parece casi inevitable”, añadió. “Eso es difícil emocionalmente”.
Aunque las amenazas y los ataques persisten, ha habido casos documentados que demuestran el valor de las nuevas medidas de seguridad.
Jeffrey Myers, uno de los rabinos que dirigían los servicios cuando la sinagoga del Árbol de la Vida de Pittsburgh fue atacada, nunca llevaba un teléfono celular en shabat —el día de descanso judío— previo a recibir entrenamiento ante un tirador activo. Tenía su teléfono consigo durante el ataque y pudo llamar al 911.
El rabino Charlie Cytron-Walker, una de las tres personas retenidas como rehenes durante 10 horas en su sinagoga de Colleyville, Texas, en 2022, atribuyó el escape de todos a la capacitación en seguridad que recibió a lo largo de los años.
“Sin el entrenamiento que recibimos, no hubiéramos estado preparados para actuar y huir cuando se presentó esa situación”, declaró el rabino.
En noviembre, cuando el FBI dijo que había obtenido información creíble sobre una amenaza “generalizada” a las sinagogas de Nueva Jersey, los líderes judíos en parte del estado pudieron recibir actualizaciones en tiempo real a través de mensajes de texto gracias a un nuevo sistema de transmisión de emergencia establecido por la Federación Judía del Norte de Nueva Jersey (Jewish Federation of Northern New Jersey).
Una de las tareas del director de seguridad comunitaria de esa federación, Tim Torell, es realizar presentaciones en PowerPoint sobre la estrategia de respuesta ante un tirador activo conocida como “Correr, Esconderse, Luchar”.
“La comunidad judía no quiere hacer esto, quiere ir a rezar y no tener que preocuparse por un tirador activo”, dijo Torell. “Pero es necesario hacerlo”.
Relató una sesión de entrenamiento reciente en la que la mayoría de los participantes tenían más de 70 años, incluida una mujer que se le acercó al final con lágrimas en los ojos.
“Ella dijo: ‘Estamos agradecidos, pero no puedo creer que el mundo esté llegando a esto. No puedo creer que tengamos que hacer esto en mi sinagoga’”, recordó Torell.
“Eso me llegó”, agregó. “Yo estaba de pie allí, tratando de no perder el control”.
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